Episodio lV. Familiar

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Su padre llegó arrastrando los pies en signo de cansancio, tanto el peli'blanco como el azabache se dispusieron a atenderlo.

Sirvieron la cena y todos se sentaron a la mesa.

Parecía un momento completamente familiar, si no fuera por Meliodas, quien comenzó a delirar.

—¡Es mi comida puerco! —gruñó haciando a un lado al cerdito de peluche frente suyo—, no, no te voy a dar.

Irritado el padre se frotó su sien.

Se notó la incomodidad en la que se hayan los otros dos pero en un intento de ignorar decidieron amenar la plática.

—¿Y-y que tal el trabajo? preguntó el menor levantando la cuchara llena de sopa.

—Nada fuera de lo normal.

—¡Si sigues insistiendo te haré puerco asado! —Tomó la muñeca a su otro lado— A ti Elizabeth te doy todo lo que quieras.

—Dame esa muñeca. —ordenó el hombre estirando la mano.

—Padre no creo que sea buena idea quitársela. —comentó Estarossa intentando apasiguar la situación.

—¡Dame eso! —le arrebató la vieja muñeca con brusquedad.

De inmediato el menor se acercó al hombre quien aprovechando la diferencia de estaturas alzo la muñeca.

—¡Elizabeth! —En brincos intentaba alcanzar su amada peli'plata.

—¡Padre devuelveselo!

El menor enfurecido soltó un fuerte puñetazo al hombre directo al estómago. Quién no tardó en responder con una patada dejando al rubio en el piso.

—¡Maldito enfermo!

Lanzó con odio a la muñeca peli'blanca hacia la chimenea, haciendo que el silencio reinará el lugar.

Desde su posición el rubio observó como el plástico barato era consumido con rapides por las llamas y no pudo evitar sentir como su interior ardía.

Las lágrimas bajaron de sus mejillas instantáneamente.

—Elizabeth...susurró—¡¡ELIZABETH!!

—¡Un ataque! ¡¡Rápido los calmantes!!

—¡¡¡ELIZABEEETH!!!

EsquizofrénicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora