noche fría

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N O C H E F R I A


Las calles de aquella ciudad siempre eran las mas animadas cuando caía el sol, la gente caminaba observando a los mercaderes y sus puestos mientras los niños corrían y los carruajes pasaban. Y este ambiente se manifestaba en uno de los lugares más populares dentro de los alrededores

El castillo de cristal era una elegante construcción de un blanco inmaculado adornada con finos vitrales ( de ahí el nombre) que guardaba a "las más bellas hetairas del reino" para el deleite de aquel que pudiera pagar su nada modesto precio. Tan así que sólo era frecuentado por los burgueses más afortunados.

Aquellas gráciles criaturas podrían entretener a los caballeros de más de una manera con sus múltiples talentos y deliciosa apariencia a cambio de su admiración, comodidades y lujos en el establecimiento y, por supuesto, fuertes sumas de dinero. No era ninguna sorpresa que muchas jovencitas que provenían de familias sin el sustento para comer fueran a probar suerte a aquél lugar, Justo cómo aquella noche dónde una figura encapuchada tocaba la puerta de empleados

La desconocida fue recibida por una de las cuidadoras que la miró de arriba a abajo.

- ¿y tu eres?- le dijo con tono áspero

- Perdón por molestarla a estas horas, mi señora, pero yo...

- No me digas, vienes por trabajo, ¿cierto? - preguntó y la chica asintió - muy bien, sígueme...

En aquel no solían rechazar a las muchachas que se les acercaban, después de todo una nueva estrella siempre atraía montones de dinero, pero por supuesto no era tan sencillo. Le ordenaron a la chica quitarse la capa revelando un rostro bello

"Tal vez no es una perdida de tiempo" pensó la mayor. Había algo curioso en aquella muchacha, a pesar de venir de lo más bajo de la ciudad ella no tenía su cabello descuidado, ojeras o manchas en la piel, tampoco estaba demasiado delgada cómo cuando las otras habían llamado a su puerta. Tenía un aspecto impecable y uniforme, demasiado perfecto cómo para ser posible, y su rostro mostraba perfecta tranquilidad y confianza

- Este lugar no es un simple burdel que puede pagar cualquiera de los de tu clase - habló la mujer, ya entrada en años a juzgar por su voz - Nuestras chicas son artistas, dedicadas a deleitar a los más ilustres hombres del reino. ¿Qué es lo que sabes hacer?

- Danza y canto, mi señora

- Eso es bueno, es lo que más vende aquí

Siguió los pasos de la cuidadora mientras escuchaba a los hombres reir y divertirse en los salones principales, algunas de las chicas la miraban con curiosidad mientras salían o entraban a sus habitaciones designadas, protagonistas del cautivador escenario que representaban junto aquel pasillo dorado con flores de colores y aroma a frutas y jardin. "Muy lindo" pensó la chica, entendiendo lo que embelesaba a los hombres de aquel sitio

El lugar dónde pararon era el más sencillo de los que había presenciado, evidentemente no se suponía que debía ser visto o usado por algunos de los clientes. Estaba cubierta de mármol y dos pilares griegos creaban una división entre un sencillo banco aterciopelado y un espacio totalmente en blanco

La mujer la dejó sola con la indicación de esperar de pie en aquel espacio. Para volver unos minutos después con un hombre robusto elegantemente vestido con un rostro bonachón de aspecto alegre

- Viene por trabajo, señor - le informó la mujer

- ¡Claro que sí, mírala, es una belleza! Todos van a amarte - dijo deleitado y con voz cantarina - Dime, querida, ¿cómo es que te llamas?

F I R E  T H R O N E   | r i r e n lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora