Bienvenido

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Como se hace. Como se empieza a escribir la historia que nunca hubieras querido contar. Como se explica lo roto que puede llegar a sentirse el ser humano por tu culpa.

Apareciste de la nada. Sin avisar. Sin tregua alguna en tu paso firme de dictador. Comenzaste golpeando en las espinas dorsales, pero por delante se te sentía más fuerte. Los latidos empezaron a restar y dejaron de sumar.

Arrasabas todo cuanto encontrabas en tu paso.

Paseabas por las calles dejándolas llenas de melancolía. Sin compañero alguno, sin compañera alguna.
Tan solo y atrevido.
He llegado a odiarte y admirarte tanto al mismo tiempo, y no tienes ningún escrúpulo existente que te haga temblar de rodillas.

Paseas lleno de felicidad y has hecho sembrar la agonía con cada paso-latido que dabas y sigues dando dentro de mi.

"METÁSTASIS". Fué lo que dijo aquel doctor, el doctor "Freeze". Su nombre era igual, pues únicamente al salir de su boca consiguió hacer que entrara dentro de mi cuerpo y sienta lo que realmente quiere decir esa puta palabra. Frío, y mucho. Sin duda debía de ser el mejor facultativo con el que me he topado.

Maldito y bendito a su vez, ese poder para diagnosticar la meta en las personas imperfectas. Maldito fallo atómico.
Pero no dió fecha alguna. Esta vez no, mordió su lengua cafeinómana y amagó sus ojos tiernos que tantos libros de medicina habían deborado, de los cuales ninguno tendría una solución precoz para acabar con las pesadillas terroríficas que estaban por venir. <Ojalá hubiera un botón>, me dijo. Pero el único botón que había fue el de su teléfono móvil para llamar a su compañera, e ir dando comienzo cuanto antes a las famosas químios y radioterapias que estaban por venir.

De que me quise dar cuenta me encontraba en una función de teatro que nadie quiso interpretar.

Se abrió el telón y apareció un haz de ondas invisibles penetrando en el interior de mi cuerpo. Sin apenas previo aviso, solo un consentimiento que sin apenas tiempo para explicaciones tuve que firmar.

Y entonces entró en mi, estaba siendo invadido por células enemigas y a su vez, por distintos tipos de radiación. Me convertí en una bomba química y mi cuerpo lo notó. Por las calles de mis venas también entraron medicamentos con el fin de acabar con esta guerra.

Todo era un vasallaje.

Todos llegaron con su infantería y carros de combate pesado, y comenzaron a pegar tiros como locos en todas direcciones. Hicieron una carta de presentación de libro y me tocó presentarla.

No pensaron en mi.

Me sentía como un monstruo, por dentro y por fuera.

Mi piel cambió de color, rectifico, lo perdió. Mi cabello desapareció en mi almohada y sabanas. Pasé segundos, horas y días observando el techo blanco de la habitación, y en el folio tan claro sin apenas manchas de humedad, encontraba el rostro de mi cuerpo dibujado sobre él y una guerra en el hueco del interior, Hitler se habría quedado en mantillas. Cuando alzaba el brazo para intentar borrar y reescribir sobre él me sentía tan débil, y era como estar amordazado en una poseída cama y habitación, en ella, descansaba tantas horas que me cansaba.

El mundo rige en la corteza cerebral. Devoré cientos de libros y pude haberme graduado dos veces en la facultad de medicina, por tiempo.
Mi corteza se cansó y mi cerebro estalló liberando sobredosis de dopamina cada vez que leía libros de la guerra sobre como eliminar trincheras enemigas. De momento sigo en la mia, sin dar luz verde a la bandera de ataque, porque solo declaré la guerra, pero no supe tomar la iniciativa de mover ficha y por tanto en mi trinchera sigo atrincherado. 

Desde hace un tiempo estudio los movimientos del enemigo. Pero mi obsesión no me lleva a ninguna salida. Miles de científicos trabajan investigando dia y noche en busca de un fármaco salvavidas y en ocasiones me creo sentir uno de ellos. Soy tan inocente. He leído artículos en los cuales aparece que ya tienen cura para esta guerra, nadie a mi nivel civil lo va a saber pero, si eso es cierto realmente, no lo dejarán salir a la luz, porque sus intereses económicos irán más allá del bienestar nuestro.

Tal vez esos artículos no sean correctos y solo simples bulos, y que esta maldita enfermedad sea la reina más monstruosa del mundo y siga siéndolo sin escrúpulos.

Eres un MONSTRUODonde viven las historias. Descúbrelo ahora