Harry era un hombre celoso.
No del tipo que te controlaba o que te hacía cambiarte de ropa.
Si no, del tipo de "mi vida, mi princesa, mi amor..." y con ese simple pronombre me hacía sentir única y especial.
Harry me hacía sentir como si estuviera hecha a su medida, porque cuando me miraba sus ojos brillaban, sus pupilas se dilataban y... yo sólo pensaba en lo afortunada que era al tener a alguien como él en mi vida. Se acercaba a mí y me besaba suavemente, me hacía sentir tan malditamente segura en sus brazos, como si nada ni nadie pudiera sacarme de ese lugar sagrado. Amaba sentir su corazón latir con fuerza dentro de su pecho y saber que era yo quien le provocaba eso.
Pero había algo más... Harry me hacía suya, atándome las manos a la cabecera de la cama, besándome desde la frente hasta la punta de los pies, susurrándome palabras mágicas.
—No sabes lo hermosa que te ves, esperando por mí.– lo sentía cerca de mí pero no podía verlo por la venda cubriéndome los ojos.—Mordiendo tus labios y respirando tan lentamente.
Sentí cómo se colocaba sobre mí, su piel caliente pegándose a la mía y su aliento descendiendo por todo mi rostro.
—Me pone muchísimo verte así, ¿sabes? Tan pequeña y tan expuesta para mí.– solté un gemido cuando sentí su miembro endurecido en mi estómago.—Y sé lo que te encanta sentirme así.
Pasó descaradamente su lengua por mis labios y mis mejillas, sentí mi piel ponerse de gallina ante esto, Harry en serio era... intenso.
Colocó sus manos a los costados de mi rostro y podía sentir perfectamente el frío metal de sus anillos. No me besó, bajó lentamente rozándome los labios por todo el cuello, por las clavículas y en medio de mis pechos. Pasó su lengua mojada por mis costillas y bajando por mi ombligo, siguiendo en mi vientre y deteniéndose en mi entrepierna. Me besó justo ahi, y solté un suspiro, Harry rió por lo bajo y procedió a besarme el muslo, la rodilla, la pantorrilla y mi pie. Subiendo por mi pierna derecha de la misma forma en que bajó.
—Voy a soltar tus muñecas un momento, pero no puedes tocarme ni quitarte la venda.
Subió y justo cuando bajé mis manos podía sentir su aliento caliente en mi entrepierna, sacó su lengua y la pasó de arriba a abajo lentamente una sola vez.
—H–Harry... sigue...– abrí mis piernas para que se acomodara mejor.
Comenzó a lamerme con gusto, disfrutándome y haciendo que mi cabeza diera vueltas. Coloqué mis pies en sus hombros y cerré ligeramente mis piernas con el deseo de que su tarea se alargara lo más posible, Harry comenzó a meter su lengua y moverla dentro de mí y yo sabía que estaba muy cerca.
—Si, papi, si...– me mordí los labios, el apodo se me había salido sin querer.
Harry me dio una nalgada y yo suspiré;—¿Qué?
La risa brotó de mi;—Harry, lo siento, no sé por qué lo dije, si no te gusta yo–
¡Bam! Otra nalgada. —¿Quién es tu papi?
Justo cuando iba a contestar, introdujo dos de sus dedos en mí y comenzó a lamerme en el punto más débil.—¡Tú! ¡Harry, tú eres mi papi!
Sentí su sonrisa y me llevó al límite, sostuve las sábanas fuertemente entre mis dedos y me mordí los labios, pero ya no podía contenerme más.
—¡Harry, Harry, Ha...!– este último salió entre un gemido largo y mis piernas temblando, mientras yo luchaba por recuperar el aire.
Harry subió a besarme, me besó con tanta pasión y sentimiento que sentí que me derretía entre sus brazos. Me quitó la venda de los ojos y me colocó los brazos a los lados de la cabeza, pegando su frente con la mía.
—Mírame.– tenía los ojos cerrados de lo intenso que el orgasmo fue, y cuando los abrí sabía que los tenía llorosos.—Quiero que me mires mientras te hago mía.
Coloqué mis manos entre sus suaves cabellos y lo atraje hacia mí, sabía lo mucho que eso ponía a Harry, que le tocara el cabello para besarlo.
Lo besé, y mordí su labio inferior cuando introdujo su miembro duro en mí, lo hizo con tal lentitud que, combinándolo con que estaba muy sensible, envió escalofríos por todo mi cuerpo. Comenzó a tomarme fuerte, con su frente apoyada en mi frente, ambos suspirábamos y Harry soltaba gruñidos y gemidos profundos, lo cual me volvía loca. Se separó de mi, tomó mis piernas y las enrolló a su cintura, y tomándome de la garganta comenzó a arremeter fuertemente contra mí.
—Córrete para mí, papi.– al decir esta frase sentí su mano tensarse al rededor de mi cuello, y a él moverse más rápido.
Harry se corrió lanzando un gruñido y tomándome la piel que se formaba al rededor de mi cintura, dejándome los dedos marcados y yo no pude soportarlo más.
Por que sí, hacer el amor con Harry era intenso, era fuerte, era duro. Y al mismo tiempo me llenaba de amor y caricias perfectas, sabía perfectamente dónde besarme y dónde tocarme para hacerme estallar viendo galaxias llenas de estrellas en el techo de la habitación.
Y siempre amaba cuando llegaba la parte donde me veía a los ojos y me tocaba el rostro con las puntas de sus dedos y me decía que me amaba, que era lo más bello que pudo haber encontrado en su vida. Que lo era todo para él.
—Te amo, te amo mucho.– me susurró esto al oído cuando nos acurrucamos, acariciaba mi cabello y me besaba el hombro.
—Eres el amor de mi vida, Harry.
—Tú eres el amor de mi vida en esta, y en la próxima, y en la que sigue después de esa.
Sonreí, sonreí con plenitud y felicidad, estaba enamorada hasta la médula de Harry.
—¿Diane?
—¿Mmmm?
—If you weren't mine I'd be... jealous of your love... – me cantó al oído, y yo me dormí sintiendo el latir fuerte de su corazón contra mi espalda, sabiendo que no existiría nada ni nadie que reemplazara este momento.
Jamás.