Apagón

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Maratón 2/3

Rubius

Al acabar la clase ella salió casi corriendo de ahí, la seguí rápidamente pero no pude alcanzarla ¿donde te habrás metido Anne? La buscaba por todos los lados pero no la encontraba.

Eran las 6. Todas mis clases habían acabado pero aún no la encontraba. Saqué mi celular y marqué su numero

—Cogelo, cogelo, cogelo—Repetía una y otra vez esperando a que ella descolgara

—Hola soy Anne...

—Anne, ¿donde estas? Necesito verte—Me quede callado un segundo

—...y este es mi correo de voz, seguro estoy estudiando y no puedo atender el teléfono. Llama dentro de un rato, adiós—Hablo el correo de voz. Colgué la llamada y guardé mi celular, seguro ella ya estará en su casa.

Dios ¿qué diablos hice? Lo único que agradezco es que sea medio sorda y no haya escuchado las cosas que le dije, aunque en realidad no debería de agradecer por eso. Técnicamente es una discapacitada y me estoy burlando de eso. Rubén eres un idiota.

Estaba lloviznando, supongo que ya era hora de volver a casa, aún estaba dentro de la universidad así que camine por algunos pasillos hasta que escuche un trueno, acto seguido se apagaron las luces de la universidad. Apenas son las 6. Hay personas que tienen clase hasta las 9, todos los que quedaban salieron de su salón y se iban pero la lluvia no ayudó, esta se volvió cada vez más fuerte, no podíamos irnos de la universidad.

Camine torpemente hasta la biblioteca, es un lugar grande, cálido y me gustaba estar ahí. Allí pasaba mis tiempos libres con Anne, ahí fue donde la conocí.

Al llegar me senté frente a una mesa, me quite el abrigo y saqué mi móvil de mi pantalón.

1 llamada perdida de Mangel

¿Para que me estará llamando Mangel?

Lo llame

—Eh tioh—Habló Mangel—¿Sigueh en la universidad?

—Si, la lluvia no me deja llegar a casa, ¿para que me llamabas?

—Es porque Alex me ha dicho que vio a la amiga tuya esa en la biblioteca, la castaña—Dijo

—Gracias tío, te hablo al rato—Colgué

Tengo que buscarla. Torpemente me paré de la silla, tome mi abrigo y comencé a buscarla, tarea difícil ya que todo estaba a oscuras.

Luego de una media hora la encontré

—Anne—Dije y me acerqué a ella, estaba en una esquina de la biblioteca, entre dos grandes estantes repletos de libros

Ella levantó la mirada hacia mi, aunque no la veía por la oscuridad sabía que había que había estado llorando, aún lo hacía, lo sé porque soltó un pequeño sollozo. Me arrodillé frente a ella, ella estaba hecha un ovillo

—Rubén vete—Dijo ella, su voz se quebraba

—No, me voy a quedar aquí ¿me oíste? No me interesa lo que me digas, me quedare aunque no quieras—Dije firme, la tome de las mejillas para secarle las lagrimas, noté que no tenia sus lentes puestos pero ignore ese hecho—Me quedare contigo Anne, ¿puedes decirme que sucede? Esta situación me confunde un poco

—Rubén soy una puta falla—Dijo y volvió a estallar en lágrimas, la abracé rápidamente pero ella no correspondió. Cuando se calmo volví a limpiar sus lágrimas—Soy un asco ¿entiendes?

—Cielo—¿Porque le dije cielo?—No digas eso, además, ¿porque dices eso? Convénceme. ¿Por qué eres una falla?

—¿No es obvio? Tengo ojos extraños, es raro mirarme al espejo y tener los ojos de colores diferentes, otras chicas dirán "Pues yo quiero tener los ojos así" pues yo no, Olé que te los regalo pero yo no los quiero, ¿sabes cómo es esto?—Hizo una pausa—Tengo tengo toda la piel manchada, otras chicas lo querrán pero yo no

—Anne, no son manchas, son pecas—Susurre

—Para mí son putas manchas—habló firme—Soy una puta discapacitada, tengo un maldito desorden alimenticio y por eso soy tan huesuda.—Se echo a llorar.

Desorden alimenticio.

Esa palabra retumbaba en mi cabeza

—¿Desorden alimenticio?—Repetí

Atentamente A, de anónimo (Elrubius) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora