SUPERIORES.

Vive.

Durante el transcurso en coche el silencio fue sepulcral. Apenas la puerta del carro se cerró mis parpados dejaron de funcionar abriendo paso al torrente de mi derretido corazón que en forma de lágrimas encontraba su cauce en mis coloradas e hinchadas mejillas. 

El camino a casa me pareció eterno. Mi padre intento hablar sobre el tema. 

Fracaso en cada uno de sus intentos, manteniendo así el silencio intacto. 

Cuando llegamos a casa intente rápidamente subir a mi cuarto, pero mi padre me detuvo. Nos sentamos en el comedor, uno frente al otro. 

¿Cuánto tiempo había pasado? Me di cuenta de las arrugas de su rostro, de sus ojos rojos y escaldados, de su mirada desenfocada y el dolor que reflejaba. 

Dio un fuerte suspiro y rompió el silencio. 

-Lamento no haberte ayudado hijo. La situación me abrumo y pensé que seria buena idea buscar ayuda, tú sabes, profesional... - Su voz tembló y continuo. – Quiero pedirte perdón, lo hice sin pensar en tu sentir, cuando lo único que necesitabas era que tu padre estuviera a tu lado. Todos los días me repito que debo ser fuerte, por ti y por tu madre...- las lágrimas comenzaron a inundar sus ojos, restregó rápidamente la manga de su chamarra en ellos y continuo. - Tengo algo que decirte. Algo que tu madre y yo hablamos antes de su partida.

Levante mi mirada intrigado, talle mis ojos y lo mire fijamente, cosa que el no hizo, mantuvo su mirada en la amplia mesa de madera que se interponía entre nosotros. 

Comenzó a llorar nuevamente. Tapo su cara con ambas manos arrastrando sus lágrimas. Me rompía el corazón ver a mi padre así ¿Cuánto más podríamos soportar? ¿Qué secreto cargaba mi padre? 

Tomo mis manos entre sus manos húmedas y cálidas. Me miro a los ojos y comenzó. 

"-Lo siento señora Sandoval, la enfermedad avanzo demasiado estamos en una situación muy complicada, su estado es realmente critico por la falta de tratamiento temprano, no hay mucho que yo pueda hacer por usted. 

-Comprendo doctor, mi familia está por entrar, ¿sería posible alterar un poco su diagnóstico? No quiero que mi familia empiece duelo desde este momento. ¿cuánto tiempo me queda? 

- Dos meses y lo veo complicado señora Sandoval, lo siento. 

-Hizo suficiente dándome respuesta sobre lo que hay en mi cuerpo es realmente doloroso para el alma morir sin saber razones, le agradezco doctor, podría usted decirle a mi familia que..." 

- ¿Qué quieres decir papá? – Me encontraba muy confundido. - ¿Nunca hubo una cura? ¿El diagnostico fue mentira? - sentí como mi padre apretó mis manos con fuerza. 

-Tranquilízate Dante todo esto fue decisión de tu madre. Ya no eres un niño hijo, tenemos que avanzar. - Después de contarme las cosas note que se tranquilizó, como si hubiera soltado un peso que arrastraba atado a su cuello. El dolor en su mirada no había cambiado, pero había algo más. Aceptación. 

- ¿Avanzar? ¿Porque mi mama nos mintió? ¿Porque quiso que las cosas fueran así? ¡No lo entiendo papá no puedo! -Las lágrimas caían por mi mejilla. 

Me levante bruscamente de la silla. Me sentía desesperado, impotente, no entendía nada. 

- ¡Eso es lo que tu madre quería! ¡Que avanzaras! ¡Por eso mintió, por eso hizo lo que hizo dante! – la voz de mi padre me sacudió, voltee a verlo asustado. Se levanto de su silla, se acercó a mí y me abrazo con fuerza. Sus brazos se fueron relajando poco a poco hasta convertirse en un abrazo tierno lleno de amor y tristeza. – Eso es lo que tu madre quería...- repitió en voz baja- Tu madre sabía que nos culparíamos por no haber encontrado a un doctor capaz de curarla en el momento adecuado, y ella tampoco quería que cargáramos rencor hacia el doctor. Por eso al final nos hizo creer que la decisión era de ella, que la única culpable fue ella por no querer viajar a México, sin embargo, la decisión ya estaba tomada y nadie podía hacer nada.