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La mañana había amanecido encapotada y con amenaza de lluvia en cada rincón, y aunque eso no desanimó a aquellos que se preparaban para las pruebas de quidditch, sí preocupó a Albus. Temía volver a enfermar si llovía, pero el suelo no se mojó durante el desayuno, así que confió en que solamente fueran nubes con mala pinta.

El equipo de Hufflepuff recogía mientras los de Slytherin se preparaban. Rebecca y Mackenzie pasaron cerca de Albus hacia las gradas y le saludaron con la mano. Se fijó en que Mackenzie llevaba en su túnica una insignia amarilla con un tejón y una «D»: era delegada. Albus le sonrió antes de que estuvieran demasiado lejos. Rose, Lizzie y Scorpius también estaban en las gradas, hablando entre ellos mientras los aspirantes de Slytherin cogían las escobas y se colocaban en el campo delante del capitán, Raven Starr. Este, vestido con su uniforme de quidditch y con el largo cabello negro recogido en un moño despeinado, observaba a los aspirantes con ojos avizores y los puños en sus caderas. Albus tragó antes de agarrar con fuerza su escoba y acercarse a los demás.

Raven les hizo organizarse en grupos y volar alrededor del campo, y de cada grupo se quedó con los mejores. Entonces empezó a hacer las pruebas para cada posición, siendo los primeros los cazadores. Como él mismo era cazador, solo necesitaba a dos más y quizás algún sustituto. Vergilius Sekinci era veloz, se manejaba perfectamente en su escoba y sus movimientos eran increíbles, para descontento de Albus. Obviamente fue elegido como uno de los cazadores. El otro miembro fue una chica de tercero llamada Eleanor Tennfjord. Tenía ascendencia nórdica y, como tal, su pelo era rubio y sus ojos azules. Sus maniobras con la escoba fueron alucinantes y sus tiros certeros. Su rostro se transformaba cuando estaba en el campo: ojos calculadores y ceño casi fruncido, pero al bajar de la escoba era sonriente y cálida. Hubo otra chica que lo hizo casi tan bien como Sekinci: Jane Studwick era también ágil con la escoba y dominaba la quaffle como una extensión de sí misma, y aunque no pudo competir contra Sekinci, se ganó el puesto de sustituta. Pero eso no hizo gracia a Sekinci.

—¿Pero tú sabes quién es esa? —protestó y se acercó tanto a Raven que Albus pensó que quería darle un cabezazo.

—Sí, una de las mejores cazadoras que he visto hoy —Raven se enfrentó a él sin mostrar signo alguno de miedo, sino todo lo contrario: parecía agotado de Sekinci y decidido a no dejarle salirse con la suya.

—¡¡Es una sangre sucia!!

—Si eso es lo que piensas, Vergilius, puedes largarte.

—No hasta que la eches.

—No me has entendido —alargó un brazo y señaló fuera del campo—. Lárgate del equipo.

—¡¿Qué?!

Albus echó una mirada rápida a sus amigos en la grada, que le devolvieron la mirada igual de incrédulos, y al volverse captó la mirada de Jane, que mantenía la boca entreabierta.

—El quidditch es un deporte en equipo —le dijo Raven—. Si no sabes trabajar en equipo (y no sabes), no puedes quedarte.

—No te atreverás —Vergilius rechinó los dientes y bajó la mirada, lo que la ensombreció y a Albus le recordó a un oso.

—¿Cómo que no? Acabo de hacerlo. Estás fuera.

Vergilius se apartó y sacó rápidamente la varita de entre las ropas, pero Horos Fawley (el que había sido guardián el año anterior) convocó el encantamiento desarmador y la varita de Sekinci se perdió entre el césped pisoteado.

—¡Fuera de aquí! —le gritó Raven con el rostro comprimido.

Mackenzie, como delegada, quitó cuarenta puntos a Slytherin por el comportamiento de Sekinci, pero cuando este se hubo alejado a pasos agigantados, dio cincuenta por la reacción de Raven y Horos. Aquello ayudó a relajar un poco más el ambiente, aunque el rostro de Jane estaba lleno de incomodidad mezclada con orgullo. Fue ascendida a cazadora principal junto a Eleanor y Raven, y a continuación fue el turno de los golpeadores.

Albus Potter y el ojo del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora