I just need someone, please.

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“Yo solo desearía un par de alas.”
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Las hojas de cerezo caían suavemente al suelo...

No todo es eterno.
Pero lo puedes admirar.

Aquella peliblanca se encontraba camino a entrar a su escuela, siendo admirada por aquella belleza casi imposible.

Siempre manteniendo una sonrisa adornando aquel pálido rostro.

Las hermosas hojas de cerezo cayendo...

Sin embargo, las mañanas perfectas para los alumnos masculinos.

Al entrar saludó a todos con una sonrisa, abrió su casillero para ver sus zapatos rotos, miró alrededor encontrando su mirada con unas chicas que se reían a distancia.
—“¿Muy divertido, no es así?.”
Sonrió mirándolas, viendo como estas se alejaban lentamente al saber que se habían metido en problemas.
Todos regresaron a ver al grupo de chicas, hasta que este se fue.
Por suerte esta tenía unos de repuesto, se cambió los zapatos y comenzó a caminar hacia su salón.
—“Buenos días compañeros, ¡a trabajar duro!”
Apoyó esta con una sonrisa dirigiéndose a su asiento designado.
Todos los chicos habían asentido gritando como si se tratara de la persona más poderosa de todo Japón.
Se sentó en su lugar calmada a esperar el receso con cualquier otra estudiante.
Atendió las clases normal.

A la hora del receso salió tranquila, dirigida a ir junto a la Vicepresidenta, una pelinegra con ojos del mismo color, casi ocultos por unos lentes.

Se sentó a comer junto a esta.

La peliblanca vió como la ojinegra se acomodaba los lentes en seriedad y esperó a que esta hablara.

La contraria suspiró agarrando fuerzas.

—“¡¿Ya leíste el nuevo capítulo del manga sobre la chica Vampiro y el chico humano?!.”
Exclamó con todas sus fuerzas pero consiente de que solo Akane la escuchara.
A lo cual cuyo nombre correspondía asintió rápidamente.
—“Ojalá tuviera una historia de amor como la tuya... ”.
Suspiró aquella.

La Vicepresidenta estaba en una relación con el tesorero del consejo estudiantil.

—"La tendrás...solo se paciente.”
Dijo la de lentes ríendo suavemente acariciando la cabeza de la contraria.
Las chicas se pusieron de acuerdo para que después de clases fueran a buscar aquel manga que tanto deseaban, lo leían por internet, pero es mejor tenerlo entre tus manos que sentirte vacío al leerlo.

El día acabó y ambas fueron a sus respectivos hogares, esta llegó a su casa saludando a la mucama de la casa, sus padres estaban fuera, la mucama era como su madre...O así la veía desde que iba en primaria.

La saludó alegre y se dirigió a su cuarto a cambiarse.
Esta se quedó viendo a su reflejo durante unos minutos...

¿Esa era ella?...
¿Por qué se veía tan desagradable?.
¿Acaso esto le gustaba a los demás?

Sonrió.

“¡Vaya raros gustos tienen!”

Rió ella y se dirigió a su cama dejando el manga que compró con su amiga.
Se alegraba de tener una verdadera amiga.
Le agradaba demasiado.
Pero...

Ella quería algo más.
Ella quería algo como aquel manga.
Ella quería a alguien como aquel chico.
Ella quería un chico así.
Ella quería un chico que la amara.
Un chico que no la dejara.
Un chico que solo la mirara a ella.

Los pensamientos envolvieron la mente de aquella chica.
Cayó de rodillas, rió.
—“Se que te encuentras en algún lado, te encontraré, me amarás, y yo a tí ”.
Sonrió amargamente mirándose al espejo, cuando escuchó a la mucama tocar la puerta.
—“Querida...Voy a entrar.”
Gritó desde el otro lado de la puerta aquella señora.
La otra contestó gritando un “Sí!”.
La señora pasó con una bufanda de color carmesí, al igual que aquellos dos ojos.
—“Mi niña...ten esta bufanda...adornarán tus ojos, te verás más hermosa..”.
Sonrió cariñosamente aquella ya grande señora.
Recibiendo un abrazo de la albina.
—“Muchas gracias, Nana..”.
Tomó aquella bufanda y se la colocó viendo su reflejo en aquel espejo.
Le gustaba como le quedaba y le sonrió a su nana.
La señora salió del cuarto con una sonrisa en el rostro.
Ella usaría aquella bufanda sin importar que.
Se volvió a sentar en su cama y vió que tenía un mensaje de aquella Vicepresidenta cuyo nombre, era Aiko.
Sonrió contestando cuando ella vió un mensaje que decía que ingresaría un alumno nuevo a su clase, sonrió.

“¿Será ese mi amado?.”
Pensó.
“¿Me hará caso?.”
Murmuró.

Esta dejó su celular y se puso a taradear aquella canción que tanto le gustaba.

“Por favor...un par de alas.”