I just need someone, please.

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“Por eso es adorablemente lamentable”.

Un día nuevo comenzaba, era lunes, así que las cosas no iban a estar tan tranquilas.

¿Cómo lo sabía?
Le acaba de pasar un chico corriendo como Naruto a su izquierda.

¿Otra cosa que agregar?, que quien lo estaba persiguiendo era una chica de nuevo ingreso.

Akane rió, le agradaban esas escenas, pero sentía que el ambiente estaba más tenso de lo normal, cosa que supo tan solo poniendo un pie dentro de su escuela.

Se le quedaban viendo raro, y murmuraban entre ellos al verla pasar, cosa que no le intereso a la peliblanca.
Sonrió de oreja a oreja al ver a aquel castaño de lentes, su querido Yuuta, quien la estaba saludando de lejos.

Akane corrió hacia a él abrazándolo creando un sonrojo notable en la cara del chico, cosa que Akane no notó.
Le gustaba ese abrazo, no quería soltarse, se sentía cálido, era una nueva experiencia.
Sonrió al sentir que el abrazo fue correspondido.

—“B-buenos días presidenta...”.
Tartamudeó bobamente el chico de lentes, sacándole una pequeña risa a la peliblanca, a quien le había resultado tierno ese tartamudeo.

—“Buenos días Yuuta, dime Akane o Kawanishi, no me molesta que me llames por mi nombre”.
Comentó esta manteniendo su sonrisa, la cual fue interrumpida por Yuji quien se lanzó a besar al pelicafé, acto que la dejó sorprendida a ella y a Yuuta.

Akane veía con horror aquella escena, sentía que iba a vomitar mientras no podía despejar la vista de aquel beso forzado.
Tal acto la hizo olvidar su posición social en la escuela.

—“Yuuta es mi novio, alejate de el”.
Habló presumidamente aquella molesta chica.

—“¿Eso es cierto, Yuuta?”.
La peliblanca apenas conocía al chico, pero sentía aquel sentimiento sucio de celos, ella lo había elegido a él.
Todo se quedó en silencio por unos segundos, cosa que frustró a la peliblanca, obligándola a gritar.

—“¡CONTESTAME!, ¡¿ES VERDAD?!”.
Yuuta quedó asustado al ver como aquella chica que se había comportado tan amable con él le gritaba de manera realmente odiable.

—“S-sí...Yuji es mi novia...lo somos desde la secundaria.. ”.
Tartamudeó nuevamente el chico viendo como la presidenta se iba enojada, no entendía nada, el apenas llevaba dos días en esa institución, ¿y ya se había metido en un problema?, suspiró pesadamente siendo consolado por otro beso de su adorada novia.

La peliblanca buscaba desesperadamente a su mejor amiga, no aguantaba esta sensación de pesadez sobre su pecho, necesitaba sacarla de alguna manera.
Aquella pesadez se hizo aún más pesada, entonces encontró a la vicepresidenta y la tomó por el uniforme sorprendiendo a esta.

—“¡Akane calmate!”.
Exclamó asustada la vicepresidenta.

—“¡¿POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE YUUTA TENIA NOVIA?!”.
Gritó alterada la presidenta.

—“¡YO NO SABIA ESO!, ¡SUELTAME!, ¡PERDONAME!”.
Rogaba la pelinegra a su superior quien la soltó como si de una muñeca de trapo se tratase.

La pelinegra chilló del miedo al ver como Akane salia corriendo con un destornillador el cual metió al bolsillo de su uniforme.

Estaba furiosa.
Inhaló y exhaló para calmarse un poco.
Escribió una nota la cual dejó en el casillero de su antigua "amiga".
La peliblanca caminaba con carita de perro regañado, ignorando a quien se le acercara y se fue detrás de la escuela esperando a quien le había dejado la nota.

Pasaron dos horas y todos se extrañaron de no ver a la peliblanca, cosa extraña ya que siempre daba vueltas alrededor de la escuela para asegurarse de que todo estuviera bien y en su sitio.

Akane se encontraba detrás de la escuela, sentada como niño pequeño con la mirada perdida, en esta se notaba enojo, tristeza y debilidad.
Esta vió a la castaña caminar en dirección hacia ella, dedicándole una sonrisa amigable.

—“¿Para qué me quieres aquí? ”.
Preguntó claramente molesta Yuji.

—“Te quiero mostrar algo”.
Sonrió la peliblanca haciendo que la otra se emocionara.
Sabia que Akane venia de una familia de dinero.
¿Qué le iba a dar?
¿Dinero?
¿Joyas?
¡Aún mejor!
¡¿Alguna mansión?!
Todos esos pensamientos de avaricia pasaron por su mente, los cuales pararon al ver como la peliblanca alzaba un destornillador de mango negro.
Cosa que hizo que la castaña frunciera el ceño rodando los ojos.
—“¿Para esto me trajiste?, ¿para una estupidez?”.
Habló pesadamente Yuji.
La castaña estaba a punto de irse, cuando sintió un cálido abrazo que no quiso romper.
Los abrazos de Akane siempre fuero cálidos, llenos de cariño.
Este no era la excepción... Solo le faltaba el cariño.
Yuji abrió su boca para hablar, la cual se congeló al sentir el frío metal del destornillador romper aquella gruesa capa de piel de su vientre.
No podía gritar, le dolía mucho, solamente soltaba unos pequeños jadeos.
La peliblanca la había apuñalado.
La antes mencionada tumbó el lastimado cuerpo de la castaña al suelo haciendo que esta se golpeara fuertemente la cabeza mareando a esta.
Akane veía con desprecio aquella cara bonita, ojalá su personalidad fuera igual que esa.

Los ojos de Akane ahora eran vacíos, no con aquel adorable brillo que siempre traían.
Yuji respiraba con dificultad debido a la profunda apuñalada, trató de levantarse cuando sintió el peso de la pequeña sobre ella.

Aquella sonrisa enferma que tanto detestaba estaba en aquel pálido rostro.

Akane comenzó a apuñalar varias veces seguidas, ahora en el  pecho de esta.

Una pequeña risa se iba convirtiendo en carcajadas.

Esta siguió apuñalando camino abajo viajando nuevamente hacia el estómago de esta.

Con el mismo destornillador abrió aquella casi moribunda  masa tensa de su estómago y apuñaló con ahora más ganas.

Se cansó después de 10 minutos.
Jadeando miró el cuerpo de su ahora fallecida amiga.

Estaba toda manchada de rojo, ese color no le gustaba mucho.

—“Asco..”
Murmuró mientras veía algo de leña, la encendió y ahí mismo quemó el destornillador mientras se cambiaba en la parte de atrás de la escuela.
Siempre llecaba un uniforme extra, quemó el manchado.

Esta vigiló que se quemara totalmente aquel uniforme y por lo menos el mango del destornillador.

Ya que todo estaba listo, le dió un pequeño y suave beso en la frente a aquel frío cuerpo.

Checó que no hubiera nadie y salió corriendo hacia su casa, con la excusa que se sentía mal.

Aquella sonrisa seguía en su rostro.

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Abriendo mensaje...
“RE TURBIA LA COSAAAA.”