Capítulo 7

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- Esto solo se quedara entre tú y yo ¿lo prometes? - pregunte escondiendo la mitad de la cara en una de las cobijas

- Mmm...- pensó fingidamente.- Sabes que sí.

Salí de la recamara con su plato de cereal y yo me quede imaginando todas esas historias que me gustarían que me pasaran con él, que el volviera y estuviera conmigo como usualmente hacia cuando éramos novios. Haba pasado ya tiempo de eso. Ethan no era normal, era un chico extraño. Su cabello era mi pase a la locura, no rebasaba su nuca y eso lo hacía sensual, luego estaban sus ojos cafés penetrantes, misteriosos. Si, debo admitir que era alguien que me causaba mucha curiosidad, pero dicen que la curiosidad mato al gato, y mi curiosidad me mató a mí.

¿Que era lo que había visto en mi? Realmente no lo sé.

Mi hermano dice que fue su necesidad de protegerme por ser tan frágil y tierna, y eso quizá si pueda ser, yo personalmente soy una chica demasiado sensible y algunas veces muy solitaria, pero cuando estoy con alguien que dice que soy como la miel, dulce, me pierdo completa.

Cuando nos volvimos novios, Ethan era como todo un chico rock. Vestía chaquetas negras, pantalones negros y yo tambien comencé a vestir así, éramos la pareja envidiada del colegio, andábamos en bicicleta hasta el parque, nos acostábamos en el pasto y veíamos al cielo empezando a oscurecer, deseábamos cosas a las estrellas y luego terminábamos besándonos. Regresábamos y veíamos películas a veces en su casa y a veces en la mía; solo que a Lucca no le agradaba aquello. A Lucca nunca le agradó Ethan.

Después de un buen tiempo, las chicas empezaron a ver en Ethan al chico malo que todas querían, por su forma de ser y de vestir. Era todo el paquete del cual yo tambien me había enamorado. Entonces Ethan empezó a ser distante, muchas veces iba yo sola al parque donde un día muy desafortunado, lo encontré con una de las chicas de la escuela haciendo lo que conmigo. Me rompí. No lo soporte. Y en muchas ocasiones cuando le preguntaba porque ya no estaba conmigo, él me contestaba: "No confías en mi..." y se convirtió en su frase favorita.

Entonces vino la primera carta llena de decepción:

Querido Ethan:

No sé cómo empezar esta carta, yo creo que por el principio. Había pasado esta pequeña parte de vida siendo una persona extraña, había vivido un par de amores y era alguien que si le preguntabas por la vida, yo aseguraba que todo era perfecto.

Pero un da llegaste tú, mirándome por los pasillos, con esos ojos tan misteriosos que te caracterizan... y ¿sabes? Cada da tu mirada me fue atrapando, además del principal motivo que me encantaba, el misterio que tenías a tu alrededor.

Dicen que las miradas dicen más que las palabras

Cada da fue pasando y cada da me paso a mí.

Te buscaba con la mirada y ya no poda negarlo, me gustabas.

Sueño despierta y sueño contigo

Es culpa de tu mirada, y culpa mía por perderme en ella.

Es mi culpa por mirarte, por quererte y anhelarte.

Pero te miro y te quiero un poco más"

Cartas Que No DiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora