Cartas Que No Di

Capítulo 13

Pasaron dos semanas hasta que nos volvimos a ver, yo evitaba a toda costa verte, excusándome que estaba estudiando, pero en el grupo de Whats'App acordaron que fuéramos al billar el viernes al acabar los exámenes, por lo que ya no tendría excusa para esconderme o evitarlos.

Y ese día, todo empezó mal. Me había puesto a estudiar duro para realizar un examen de matemáticas que me ayudara a salvar mi beca, y al salir del examen sentía que todo había ido mal, encontrándome tensa y preocupada. Finalmente me reuní con Zaid y Arzú en la plaza de la Salud, y poco a poco fueron llegando los demás, tu incluido.

Comenzamos a caminar todos juntos, tu ibas con Zaid y Gwen; y yo iba a con Arzú y Samara. Realmente no estaba tan lejos de la escuela como yo había pensado, solo estaba a unas cuantas cuadras y la ventaja es que en todo momento fuimos adelante, por lo que ni siquiera voltee y solo me deje llevar.

Llegamos hasta el mostrador y pedimos la mesa, yo en realidad no sabía jugar, así que escogimos una mesa que estuviera cerca del área de bebidas en la cual pudiera sentarme a observarlos jugar, pero Arzú insistió en que me enseñaría a jugar, por lo que me incluyo en su equipo, dejándome sin escapatoria.

Así que empezamos a jugar, todos jugábamos por nuestro lado hasta que me toco a mí y de pronto todos los ojos estuvieron prestándome atención ¡Genial! Arzú se acercó a mí y me indico como colocar el taco, los dedos y me impulso a realizar el tiro, pero como buena principiante mi tiro no fue tan fuerte y eso te saco una sonrisa, algo que me enojo en gran manera, si te soy honesta.. 

Bien al chico rudo le gustan los errores..- pensé ironica. 

Entonces las chicas que no habían entrado a la primer ronda, nos dijeron que nos acercáramos a tomarnos una foto todos, te colocaste tras de mí y pusiste tu mano en mi cadera, de pronto me volví a sentir extraña.

¿Qué diablos? ¿Por qué haces esto? Primero te enojas porque soy demasiado sensible y luego aquí estas, poniendo una mano en mi cadera como si no hubiera pasado nada ¡si cómo no! ¿Y tu nieve de que la quieres? ¿De limón? Este tipo de comportamientos me molestaban más y si de por sí ya estaba molesta, tu tacto hizo que fuera un poco hipócrita y siguiera jugando con una sensación de incomodidad e incertidumbre, actitud que notaste.

- Me gustas más cuando sonríes – me dijiste y me plantaste un beso en la mejilla

¿Queeeeeee? Ah, malditos pequeños detalles

¿Qué demonios ganabas habiendo eso?

Y aunque te alejaste después de eso, yo seguí rememorando esas palabras y el pequeño cosquilleo en el sitio donde habías dejado el beso, perdiéndome de lo que sucedía alrededor y sin previo aviso, diste un pequeño golpe con tu taco a mi muslo, haciéndome mirarte y ver cómo me guiñabas el ojo, medio sonreí.

Cansada de mis intentos fallidos, me senté en una silla y comencé a dibujar garabatos regañándome mentalmente por ablandarme contigo, despues de eso, nos alistamos para regresar a la escuela a tomar nuestros respectivos caminos a casa, y durante el trayecto fui con Zaid y Gwen quienes se habían dado cuenta de todo lo que sucedia conmigo.

- Deberías decirle – me dijo Gwen entonces

- ¿Decirle que? – pregunté saliendo un poco de mi ensimismamiento

- Que te gusta.. – me dijo. – Creo que se verían bien juntos

- Yo.. – empecé, pero solo tartamudeé -. Yo.. no lo conozco mucho como para decir que me gusta como tal..

- No pierdes nada Vi – me animó Zaid. – Si le dices, es posible que tambien lo hagas feliz, por tener a alguien que lo quiera.

Podría ser.. tal vez lo hiciera, pero estaba aterrada, de alguna forma tenía miedo que las cosas fueran siempre de esa forma, primero bien y luego alejados de nuevo; o que jugaras conmigo si yo llegaba a decírtelo.

Así que solo me lo guardé, deseando que aquello que sucedía entre nosotros dos se quedará como estaba, o en su defecto, si dabas alguna señal en concreto, luchar por ello.