Capitulo 2 espadas gemelas Hakudoshi y Konan

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20 años en el futuro

Mi nombre es Galvatron alguna vez fui conocido como Hanzo Akayama el menor de una familia de cuatro, el último hijo de la humilde familia armera de Kanto, yo era un estudiante promedio de 17 años con una vida relativamente normal en Japón, el 60 % de mi vida era la escuela y lo demás lo dedicaba a entrenar Kendo con mi hermano Shen, y que por nuestra parte siempre trabajábamos en una especie de traje que pudiera resistir el fuego e impactos fuertes, diseñado para labores de rescate.
Hasta que un día llegó él, un extraño un extraño llamado Kenji que representaba a los Yakuza le pidió un encargo a mi padre, que era muy famoso por haber creado las famosas espada gemelas Hakudoshi y Konan que mezclando la tecnología con las técnicas más ancestrales lograron obtener 2 espadas únicas en su tipo pues a simple vista parecían una katana y un wakizashi (espada corta de una mano) comunes, pero guardan habilidades especiales...  Hakudoshi puede ser empuñada a 2 manos o a solo una por su poco peso, además el filo se ilumina en verde y es capas de cortar cualquier material, pero Konan además de ser más pequeña y ligera tiene una habilidad especial que solo podía ser usada en un combate y solo si la vida del usuario corría peligro.
Estás espadas fueron vendidas a la familia más rica del país la familia Katanawa.

Al parecer la mafia quería una espada hecha por mi padre, quería albergarán en ella propiedades superiores a las espadas gemelas, pero en esta ocasión querían una nodachi que es una espada a 2 manos tan grande y afilada que según las historias podía cortar a un caballo y su jinete de un solo tajo, un arma digna de los más poderosos y sabios samurai.

Mi padre intento negarse y persuadirlo pero Kenji y sus guardaespaldas tomaron a mi madre y hermano amenazando con matarlos si no hacía lo que el pedía.
Mi padre y yo quedamos atónitos pero nos pusimos a trabajar en Yurah... pues solo teníamos un par de meses para completar esa exhaustiva tarea.

Los días pasaron y el diseño tanto como los materiales fueron sumamente difíciles de obtener pues al ser más larga el peso de los materiales y las dimensiones deben ser sumamente precisas. 

Mi padre y yo pasamos días y noches enteras forjando esa espada, el trabajo era tan duro y más sin Shen y mi madre… a veces cuando me recostaba en mi cama miraba la caja donde guardaba el proyecto que tenía con Shen y por un momento pensé en qué pasaría si lo usaba para traerlos de vuelta pero apenas parpadeaba y ya era hora de s huir trabajando. La fecha de entrega se acercaba y mi padre apenas dormía, su cansancio se hacía cada vez más evidente pues tenía los ojos unidos e impregnados en sangre, la presión era mucha pero el no se detenía.
A dos días de la entrega mi padre me despertó de madrugada y con una sonrisa dijo que estaba cerca de terminar y de que saldríamos de este aprieto, me sonrió y tras beber su café se desplomó ante mis ojos y justo antes de desmayarse me dijo “yo creo en ti”, el pobre no aguanto el cansancio y yo conmovido me levanté y después de recostarlo sobre mi cama baje a seguir trabajando en la espada pero cuando baje algo era diferente, la espada era muy diferente desde la última vez que trabaje en ella pues tenía una empuñadura más corta y el filo se encendía en color naranja, revise algunos de los apuntes de mi padre y lo único que encontré era una teoría sobre que está nodachi podría ser guardada en una especie de universo de bolsillo y podía ser invocada por el portador a voluntad seguida de un montón de cálculos en su mayoría incomprensibles para mí. Hice los arreglos finales a la espada y fui a cuidar de mi padre que durmió 28 horas seguidas sin parar y despertó un par de horas antes de que llegara Kenji, pulió y afilió por última vez la espada y por una parte se le veía aliviado finalmente esto estaba por terminar.
Kenji llegó en una camioneta escoltada por 2 autos de color negro, bajo fumando un cigarrillo y usando gafas oscuras y una actitud altanera y burlona, dos de sus guardias entraron primero y dos más se quedaron afuera con un arma en sus manos, tanto mi padre como yo estábamos sumamente nerviosos hasta que Kenji corto el silencio diciendo, “ya tienes mi encargó? El jefe está ansioso por ver su espada”.
Mi padre tragó saliva y entregó la nodachi, estoy seguro que le encantara el estupendo trabajo que hemos hecho con esta espada, como lo pidieron es el mayor trabajo que hemos hecho pues no hay arma igual en el mundo. Kenji queda fascinado con el trabajo y no deja de sonreír.
“Tienes toda la razón, no hay un trabajo así en todo el mundo… el Shogun estará complacido… se que tenemos un trato armero… tu me entregaría una espada sin igual y yo te regresaría a tu esposa e hijo… pero creo que subestime tu capacidad y no podré darte lo que acordamos… tu hijo je el muy idiota se creyó un héroe e intento escapar en repetidas ocasiones por lo que tuve que enseñarle modales y después de varias torturas jeje creo que se nos pasó la mano… no creo que pase de hoy jejeje y tu esposa huuuu… era tan hermosa que no podía tenerla solo en un calabozo, así que Ahora trabaja en uno de nuestros burdeles más finos jajaja se hizo tan adicta a las drogas que no quiere dejar de trabajar para obtener su siguiente dosis jajajaja y encantó a ti… no hay arma igual a esta pero debo asegurarme de que no hagas otra.
Mi padre estaba en shock al igual que yo, esos malditos nos arrebataron todo, entonces mi padre volteo a ve me con su rostro lleno de lágrimas mientras Kenji sacaba una pistola de su saco y en un parpadeo mi padre recibo un disparo en la cabeza. El estruendo me regresos a la realidad y al ver cómo su cuerpo se desplomaba al suelo algo en mi me hizo tratar de evitar su caída, pero apenas me moví escuché dos detonaciones más seguidas de un dolor punzante en el pecho y costado. Desde ese momento solo recuerdo ligeros fragmentos de mi cayendo sobre el cuerpo de mi padre y la voz de Kenji diciendo quémenlo todo, y las llamas consumiendo todo hasta que una voz me dijo “levántate” era Shen que me insistía en que me levantará y no me rindiera seguido de la voz de mi padre diciendo “yo creo en ti” abrí los ojos y arrastrándome hacia mi habitación abrí la caja en donde guardábamos el traje y encontré una nota arriba del traje. El fuego se extendía rápidamente y el humo apenas me dejaba ver. Aunque apenas podía respirar logré ponerme el traje antes de que una explicación me lanzará por los aires.
Desperté 4 días después bajo unos escombros y una lluvia helada que me regreso a la vida, el traje de alguna forma me protegió de los impactos y los escombros hicieron la presión suficientemente como para evitar que me desangrara.
Era un milagro que aún tras todo eso siguiera con vida, y después lo comprendí no debería seguir con vida a menos de tener un propósito o algo por qué luchar… venganza. Haré que paguen… todos ellos. Y cuando mire al piso vi la nota de mi padre algo quemada y empapada, al abrirla y leer lo poco que se podía distinguir rompí en llanto.
“Hijo : estoy seguro de que no viviré para verte crecer y tener a tus hijos, tu madre y yo creemos en ti y tu hermano, son nuestro más grande orgullo y lamento haberlos arrastrado a esto. Tú (quemado) lograr que todo esto se (quemado) necesitas a Yurah… solo con ella (quemado) regresar y (quemado) vez, lamento dejarte (quemado) caga en tus manos pero yo creo en ti.”
Busque entre los escombros algunas herramientas y al día siguiente fui a la casa de la familia Katanawa con la excusa de darle mantenimiento a las espadas gemelas, mi cuerpo aun resentida mis heridas en el pecho y costado pero mientras más tardara en recuperarme no podría hacer pagar a esos malditos.
Tome las espadas en mis manos y me dispuse a escapar con ellas pero los guardias intentaron impedirlo, fue una sorpresa que no dudará en abrirme paso dando cortes mortales a todo el que se pusiera frente a mi. Después de esto sabía que no había marcha atrás, yo moriría, lo único que no sabía era si lo haría antes o después de matarlos a todos.
En cuestión de un par de horas encontré uno de los escondites de los Yakuza. En escabulló por atrás y un hedor profundo y casi insoportable inundó mis sentidos, escuché a un par de guardias decir que el olor de ese chico que intento escapar hace unos días aún no se desvanecía por más que pasara el tiempo. En un resplandor verde las cabezas de estos guardias callejón al suelo. En mi mente solo podía pensar en el dolor que sufrió mi hermano, pero no era tiempo de llorar mi madre aún me esperaba.
Unas cuantas horas después encontré el burdel donde estaba mi madre y el solo imaginar por lo que estaba pasando me hizo perder la cautela así que entre por la puerta de enfrente rebanando a todo aquel que se me pusiera enfrente. Ni siquiera usaba las puertas, me abría paso a tajos entre las habitaciones hasta que la encontré… un despojo de lo que alguna vez llame madre yacía en el suelo con las muñecas moradas de tantos piquetes de agujas y la cara deformada por golpes aunado a un olor nauseabundo, estaba tan sumida en la locura que ni siquiera pudo reconocerme, era demasiado tarde así que hice lo que cualquier hijo piadoso haría. Después de un horrible trago amargo acabe con su vida de un tajo… ahora solo queda él.
Naturalmente esperaba que Kenji supiera que aún seguía con vida después del día tan agitado que tuve, aumento su seguridad el muy infeliz, pero eso no me detendría no en ese momento. No quedaba más remedio que ser más cuidadoso eso sí quería llegar a Kenji, así que use el drenaje y haciendo corte por debajo de la tierra logré entrar a su casa de seguridad ya dentro nadie podría detenerme pues mi traje repelía las balas nada soportaba el filo de Hakudoshi y Konan fue sino hasta llegar a su oficina que un asesino experto me hizo frente y lograba evadir los cortes uno tras otro hasta que en un resplandor anaranjado el sujeto frente a mi cayó en pedazos y al levantar la vista estaba ahí ese desgraciado sosteniendo a Yurah con una sonrisa burlona. “Jajajaja fallé… descuida niño el siguiente no lo haré” Kenji se dispuso a atacar nuevamente pero algo extraño pasó… Konan pálpito emanando un pulso de luz que encendió las articulaciones de mi traje en verde e hizo que mi gravedad cambiara o mi persepcion de ella al menos pues fui atraído hacia una pared como si este fuese el suelo ahora salvandome del embate de Kenji.
Esta era la habilidad que mi padre guardo en Konan. Con esta ventaja sería fácil ganarle a Kenji que sorprendido y enfurecido atacó de nuevo  pero esta vez no le sería tan fácil. Resplandores naranja y verde chispeaban una y otra vez, Yurah era mucho más larga lo cual le daba un alcance muy grande que sin la desventaja de peso  dificultaba a estar un ataque contundente.
“Jajajajaja está espada es magnífica, hice bien en esperar y no dársela al Shogun jajaja con esta arma soy imparable… soy un Dios de la muerte”
Eres un Dios muerto… dije mientras aprovechaba su monologo, finalmente logré acestarle un corte lo suficientemente profundo en las costillas como para soltar su espada. “Imposible” gritaba mientras Konan cortaba su garganta.
Enfunde a Hakudoshi y Konan y caí sobre mis rodillas sintiendo el peso de los muertos que cargaba… en mi mente pasaban imágenes de mi familia en otros tiempos… tiempos más felices y tranquilos, las lágrimas recorrían mi rostro  hasta que un pensamiento me interrumpió.” Yo creo en ti” las últimas palabras de mi padre en su carta. En ese momento me apresuro a tomar a Yurah que se enciende en un tono carmesí e ilumina mi traje de igual manera que Konan pero en rojo.
Intento llenar los espacios vacíos en la carta pero es muy confuso no se que debo hacer así que hago un corte al aire y una grieta entre dimensiones se abre… es el universo de bolsillo del que teorisaba mi padre? La tomo con ambas manos y está palpita y lanza un pulso de luz roja al igual que Konan un casco se comienza a formar desde mi traje… y después de hacer un corte al aire se abre un halo de luz… pueden llamarme justiciero aunque la verdad es que solo soy un asesino.

Era actual

Al abrir los ojos tu veo a mi alrededor todo ha cambiado…

Espadas en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora