Prefacio: La pesadilla

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-Te amo...

Sonreí al escucharlo.

Su cabello rubio ondeaba por el aire que entraba de la ventanilla del auto y su sonrisa reflejaba la luz del sol.

El volteo a verme y sonrió más, si es que eso era posible.

El sonido de las llantas derrapar contra el asfalto fue lo siguiente que oí, para después sentir como el auto se volcaba en repetidas ocasiones.

Quería gritar, pero no encontraba mi propia voz.

Algo me golpeo y cuando logré enfocar la vista otra vez pude ver a mi novio, con el rostro bañado en sangre, recargado contra el volante de su auto.

Trate de tocarlo, estire mis manos, pero nada paso, fue como si lo traspasara, como si de un holograma se tratara...

Y me quedé ahí, viendo la sangre correr por su bello rostro, viendo como la vida se le iba del cuerpo...y lloré.

Lloré hasta que unos fuertes brazos me sacudieron y me vi abrazada al pecho de mi hermano, quien me mecía sobre la cama para tratar de controlar mis sollozos, mientras que lo único que yo podía decir era lo mismo que había rondado mi cabeza desde su muerte.

-Fue mi culpa.

Pacto De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora