Capítulo 1

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Todos los derechos son propiedad de RICHELLE MEAD, a excepción de la trama.


– Señor Belikov, tiene una llamada por la línea dos.

La interrupción de mi asistente me hizo desviar mi atención de la docena de documentos esparcidos sobre el escritorio – Lissa, creí haberte pedido que...

– Lo sé – Me interrumpió apenada – Pero es la tercera vez que insiste y... – Se removió nerviosa – Realmente parece ser importante.

Suspiré cansado mientras me apretaba el puente de la nariz. Anoche apenas había tenido tiempo de cenar algo y dormir un par de horas. La reunión de hoy era vital para la internacionalización de la Empresa, yo no podía perder el tiempo en estas cosas.

– Está bien, descuida. La tomaré, gracias – Levanté el auricular y presioné el botón parpadeante al mismo tiempo que la rubia salía de la oficina – Ahora no tengo tiempo para...

­– Sí Dimka, ya sé que te encanta tu trabajo, que solo vives para él ¡Pero tu familia es más importante sabes! – Su grito me obligó momentáneamente a apartarme el teléfono del oído – Solo te lo preguntaré una vez más... ¿vendrás este fin de semana?

Miré el reloj, quince minutos... – Vika, los inversores de Corea me están esperando.

– ¡Genial! ­– Gruñó – ¡Evades el tema! – Masajeé mis sienes. Por qué no comprendía que como accionista mayoritario tenía cientos de responsabilidades, no podía darme el lujo de botarlo todo solo para asistir a una fiesta de cumpleaños – ¡Eres increíble! ¡Hasta Rose hizo un hueco en su agenda y vive en la misma puñetera ciudad que tú! – ¿Por qué mis hermanas tenían que ser tan dramáticas? – ¿Sabes? No pensaba decírtelo, tenía la absurda esperanza de que asistieras sin tener que rogarte.

Con mi mano libre tomé el iPad, aún tenía varios mails por revisar ­– Viktoria...

­­– Se trata de Yeva – Dijo – Ella no se encuentra bien.

El abrupto cambio en su voz detuvo todos mis movimientos, ganándose mi absoluta atención ­– ¿De qué hablas? ¿Qué pasa con la abuela?

­– Hace un par de semanas me obligó a llevarla con la Dra. Olendzki sin decírselo a mamá ­– ¿¡Qué!? ­– No sé cuál fue el diagnóstico porque no me dejó entrar con ella y yo seguía en shock ¿Te la imaginas asistiendo al médico por voluntad propia? ¡Los cree charlatanes! – Divagó – No sé qué hacer, no la veo bien, apenas y sale de su habitación. Estoy muy preocupada y no quiero alarmar a mamá.

Mi abuela odiaba a los médicos desde siempre. Era a la antigua usanza, todo lo quería remediar con brebajes de plantas. Algo definitivamente no está bien ­– De acuerdo, tranquilízate – Exhalé – Veré si puedo tomar un vuelo en la noche, si no lo haré por la mañana.

­Chilló aliviada – ¡Gracias Dimka!

*

– Lo digo enserio Iván, cualquier problema no dudes en llamar. No importa la hora.

– Todo irá perfecto – Me recliné en el asiento esperando el abordaje – ¿O acaso no confías en mis súper habilidades empresariales? – Bromeó.

– No es eso, viste lo que costó que los coreanos firmaran, no podemos echarlo a perder – Me desaté el cabello para apaciguar un poco la migraña.

– Es cierto. Tuvimos un día de mierda que estresaría a cualquiera, pero te recuerdo que la Compañía es tan importante para ti, como lo es para mí – Y así era, prácticamente la habíamos levantado de la nada – No se vendrá abajo solo porque te ausentes unos días. Y siendo sinceros te urgían unas buenas vacaciones, Dimka.

Deseo de CumpleañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora