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"¿Que Wheein qué?", preguntó Hwanwoong, por poco botando el puré de frutas que tenía en la mano y viendo a Seoho mientras este estaba en su tiempo libre.

El día anterior Wheein no había llegado a su turno y Heejin tuvo que cubrirla. Por una parte, a Hwanwoong se le había quitado un peso de encima al no tener la presencia de Wheein luego de lo ocurrido hace dos noches. Pero lo que le acababa de contar Seoho pensó que no iba a pasar hasta un buen tiempo más.

"Eso, Wheein ha sido despedida", habló el mayor de nuevo, jugando con sus papas fritas que tenía en una bolsita y llevándose una a la boca. Hwanwoong le miró con los ojos desorbitados.

"¿Y como te enteraste de eso?", Hwanwoong enarcó una ceja, comenzando a limpiar el poco puré de frutas que había caído a la barra.

Seoho le miró con una ceja alzada, mordisqueando una papa frita ociosamente, "Hwanwoong, las paredes no son tan gruesas acá, y no había nada más interesante que hacer mientras se cocinaban las magdalenas"

Hwanwoong suspiró, un mínimo deje de culpa bajando por su garganta al tragar saliva e instalarse en su estómago pesadamente. Sentía que todo esto estaba pasando por su culpa y lo peor es que sabía que no era así.

No dudaba de que el ambiente de trabajo ahora sería mejor sin Wheein, pero estaba tan acostumbrado a la rubia que la llegada de alguien más le daba algo de temor.

"¿Recuerdas que hace un par de semanas estaba el rumor de que la iban a despedir?", Hwanwoong asintió, recordando como Youngjo le había dicho aquello, "Era por su actitud algo grosera y trabajo deficiente, al final el jefe le había dado otra oportunidad. Pero luego de todo esto él ya no la quiere en la cafetería", Seoho volvió a llenarse las mejillas cin papas fritas, mirando a Hwanwoong con los ojos bien abiertos.

Hwanwoong hizo una mueca mientras se pasaba una mano por los ojos, no sabía como sentirse ante todo lo que había pasado en menos de una semana, y la culpa no se iba a ir hasta un buen tiempo, o hasta cuando Youngjo le dijese que todo estaba bien.

Extrañaba a Youngjo, muchísimo.

No lo había visto desde esa noche donde le dejó durmiendo, pero si se habían mensajeado. El castaño estaba entre la universidad, su escritorio y Sunny, quien había sido esterilizado hace poco y Youngjo se la pasaba cuidándolo por ser demasiado revoltoso.

No quiso darle más vueltas al asunto, no tenía la cabeza suficiente ahora mismo y solamente quería sentir el aroma de Youngjo envolviéndole y embriagándole, aquellos brazos sostenerle suavemente y esos dedos acariciar su espalda como todas las veces que lo había hecho.

Hwanwoong hace dos meses jamás habría pensado que un chico tan perfecto como Youngjo habría llegado a su vida, tan protector, tan tierno y tan especial que justamente se fijó en él. En el bajito niño de apenas 18 años que no sabía qué hacer con su vida y solamente trabajaba en una cafetería. Al principio creía que todo era un sueño, que alucinaba las miradas e insinuaciones de Youngjo hacia él y que jamás podría tomar su mano por el hecho de estar con Wheein, pero en apenas un mes y medio, Youngjo le había demostrado quizás demasiadas emociones que jamás había sentido con nadie más, sentimientos que pensaba que no iba a sentir hasta años más y que en pubertad soñó con experimentar con alguna chica antes de volverse abiertamente gay. Había tenido un montón de miedo al sentirse así de enamorado con tan poco tiempo, pero Youngjo le había demostrado que sus sentimientos eran tan correspondidos que todo aquello se había esfumado al sentir sus caricias en el rostro, y esos labios contra los suyos.

Como si le hubiese invocado, el específico tono de notificaciones que le tenía a Youngjo sonó por su celular, sacándolo de su ensoñación enamorada y recibiendo un par de risitas de Seoho. Le sacó la lengua al pelinegro mientras arrugaba la nariz, y sacando el teléfono de su mandil, entró al chat de kakaotalk de Youngjo.

𝑭𝑶𝑹 𝑴𝑬? ⸗ ʳᵃᵛᶰʷᵒᵒᶰᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora