Marco disparó a mi cabeza pero la pistola no tenía balas.
Todas ustedes: Ay babosa me asustas.
Ralf- ¿Ves? Yo sí me atrevo a matarte, pero eres demasiado tonta para entender esto.
Me fui corriendo a el cuarto, me sentía mal.
La verdad si me asusté mucho.
Si el no tiene piedad...¿Por qué no me mato?
Escuché que alguien tocó la puerta
Pasa- dije
Y entro el español, la verdad el es al que le tengo más confianza.
¿Qué te pasa?- me miró preocupado.
Estuvo apunto de matarme, solo que el arma no tenía balas- conteste
Te he notado rara cuando estás cerca de el- me dijo.
El otro día estábamos a punto de tener relaciones, eso es.- dije no muy convencida.
¿Te enamoraste?- pregunto.
¡No! Bueno, no, no sé.- conteste.
¿Que sientes cuando estás con él?- pregunto el español.
Escalofríos, algo en el estómago... No se- dije susurrando.
Estás enamorada- dijo riendo.
¡No! Además es imposible si me gustará porque el dice que "el que se enamora pierde"- dije imitandolo.
Te gusta- me dijo burlándose y se fue.
Me quedé pensando todo lo que dijo.
¿Y si es verdad?
¿Y si me gusta?
¿Es conveniente decirle a Marco que me gusta?
Me quedé pensando hasta que llegó Jean y me saco de los pensamientos.
Oye tú, acompañame al estacionamiento porque ya está un doctor revisando a Libardo- me dijo el pelinegro
Me levanté de mala gana y fui al estacionamiento.
Cuando llegue vi a Libardo siendo atendido.
Sentí un escalofrío.
Tal vez no soy lo fuerte como finjo ser.
Cuando el doctor termino de revisar a Libardo, Marco me habló
Ten está pistola y mata al doctor.- me ordenó
¡¿Qué?!- exclamé.
¡Mátalo!- me aventó hacia el doctor y apunté al doctor.
S.. señorita... ¿Que hace?- dijo asustado.
L..lo siento- dije y disparé.
Cuando disparé cerré los ojos, a los pocos segundos abrí los ojos y vi a ese señor muerto.
Con la bala en el pecho estaba muerto.
Sacando sangre y sangre.
Jean, llévatelo y tiralo por un barranco- ordenó Marco
Si Marco- obedeció Jean y se fue.
Tn, ven- me dijo Marco y lo seguí.
Lo seguí hasta la habitación y me recostó sobre la cama.