*Dva*

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La mañana amaneció clara y brillante. La hierba todavía estaba húmeda por la lluvia y se aplastaba agradablemente al pisarla en la grieta del invocador. Un rayo de sol atravesó las cortinas de seda de la ventana del cuarto de Jhin y aterrizó en la cara pacífica del pistolero. No se había movido en toda la noche desde lo sucedido ayer. No estaba al tanto del esfuerzo de Nami de forzar la medicina por su garganta. Ella tuvo que dar un aviso al personal de que este no podría participar en las partidas del día ni ella misma, quién se encargó en bajar su fiebre, que luego se quedó dormida junto a Jhin, incapaz de permanecer lúcida por más tiempo. En algún lugar en el receso de sus sueños, escuchó un suave gemido e inmediatamente se despertó.

El rostro del jonio aún estaba empapado en sudor cuando sus ojos rojos se abrieron.

—Nami...

Suspiró cuando ella presionó el dorso de su mano contra su frente.

—¡Oh, gracias a los Dioses! Tu fiebre finalmente bajo —susurró— Esto te pasa por explotarte en el campo de justicia... estuvimos dos días seguidos, estando de partida en partida sin cesar...

Jhin solo sonrió y cerró los ojos para descansar un poco más. A las pocas horas de despertarse, estaba empezando a sentirse mejor y podía sentarse. Nami le había traído un tazón de sopa y lo alentó a comer antes de irse.

Pero, él la detuvo.

—Gracias por cuidarme...

Ella sonrió.

—Siempre lo estoy haciendo.

La licencia de Jhin duro hasta dos días más en los que él aprovechó para salir al jardín con su violín a tocar música, Nami siempre se le unía, sin embargo esa vez, debido al mal dormir que tuvo al cuidar del tirador, se había quedado en su cuarto a descansar.

Por otra parte, Jhin se sentía molesto y frustrado consigo mismo, sentía un sabor amargo en su boca, sentía que había quedado a medias con su plan, por otra parte, pensaba que haber tenido ya sexo con su soporte habría silenciado su animal interno... pero, por el contrario, sentía más deseo de volver a tener un encuentro con la marai.

Esto lo asustó un poco.

Lo hizo cuestionarse...Él quien no encontraba la atracción, perfección ni virtud en nada que no sea su arte. Este era lo único que podía excitar su alma. Los placeres carnales poco le importaban, pues eran imperfectos, impuros, sucios. Mas, sin embargo, la imagen de la Vastaya gimiendo pasó por su mente.

De repente la música que estaba tomando ya no era lenta, era más apasionada. Su mente se sintió en calma, hacía mucho tiempo que no se encontraba así.

Entonces silencio... hasta que segundos después la cuenta empezó otra vez, y otra, y otra...

Después de una semana.

Se encontraban cubriendo el área del dragón anciano, ya estaban en las últimas de la partida, el equipo enemigo había tirado todas sus torres, dos inhibidores y estuvieron cerca de llegar a las torres del nexo, pero después de haberlos ejecutado a todos y comenzar a abrirse paso derribaron el Mid y el top completamente haciendo que los súbditos se abrieran paso.

Una parte del grupo se encontraban haciendo el Barón Nashor, Jhin y Nami se encontraban colocando visión en todo el jungla enemigo para verlos llegar. Fue entonces que una alarma activada por un Ward enemigo los alertó.

—Maldición, vamos rápido Nami. ¡Ven conmigo!

Jhin disparó a izquierda y derecha cuando comenzaron a llegar rápidamente, Nami invocando su maremoto los detuvo y Jhin aprovechó ese momento para recargar su arma y luego para montar su mega cañón de hombro, cuando disparó sus balas. Ejecutó a dos de dos tiros, haciendo tiempo hasta que desde la lejanía se escuchó el rugido del Barón, sintiendo la mirada furiosa en sus espaldas del Dragón anciano, escuchó.

Perfección - Jhin x NamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora