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—Un tipo a lo Gucci te busca con mucha desesperación, ¿sabes? —Niall lo miró con su hombro recargándose sobre la puerta de esa habitación donde se ha estado quedando esas dos últimas noches porque a Louis le apetecía salir un rato y quedarse en compañía de uno de sus mejores amigos como método de desestresarse y liberar una mente saturada con cientas de ideas tan pesadas como idiotas.

O al menos es lo que sus labios murmuraron en cuanto se apareció con un bolso haciéndole peso en el hombro y una sonrisa confiada que no contrastó en nada a como le habló esa tarde, porque cuando lo miró a los ojos las cosas cambiaron muchísimo para la perspectiva del chico que no tuvo más remedio que aceptar la repentina estadía.

—¿A lo Gucci?

—Hace un par de horas Harry me llamó y me preguntó sobre ti. Le dije que por la hora probablemente estabas durmiendo pero no llegué a decirle que estabas aquí después de cómo lo has estado evitando. Sin embargo... noté algo extraño en la llamada. ¿Sabes algo aparte de estar involucrado?

—Nada —gimió su amigo, sus dedos jugueteando entre sí con insistencia y muchos nervios demasiado evidentes para un rubio que bufó mientras se acercaba a la cama—. No ocurre nada. Lo que debía de ocurrir ya ocurrió y listo. La próxima vez que te llame solo dile que acepte de una vez el que tuvimos sexo, ya. No entiendo porqué sigue...

—A mí no me hables como si no conociera tu pasado con Marcel, Louis Tomlinson, porque te arranco las orejas —gruñó el rubio, hastiado del tema y la poca valentía de Louis para confrontar un pasado que él medio conocía pero que no le interesaba saber tanto en esos momentos porque no me incumbía, porque no quería ver nuevamente a su amigo derrumbarse entre lágrimas por los errores.

Por otro lado, Louis arrugó la nariz al salirse de entre esa fortaleza de sábanas que rodeaban su cuerpo. Miró a Niall de una forma extraña y finalmente sus labios temblaron mientras se resignaba con un pesado suspiro que caló en lo más profundo de su pecho.

El dolor se palpaba en su rostro y para ambos no era para menos. A Louis todavía le dolía haber roto con Marcel de esa forma tan brusca en ese entonces.

Sin tacto. Sin mayor explicación que un desplante vergonzoso e íntimo que ambos se guardaban para sí mismos pero que valía como una entera humillación a los sentimientos que tanto juraron dedicarse con la mano puesta al pecho.

—¿Tú ya sabías que Harry y Marcel eran...?

—Tengo que admitir que nunca pensé en el tema cuando decidí presentarte una foto suya. Es decir, el “lado nerd” de Marcel ya estaba desapareciendo cuando, cuando me hice verdaderamente su amigo. Según su madre, cambió demasiado de un pronto a otro y nunca... nunca le toqué el tema porque consideré que no me incumbía. Eso y porque tal parece que media escuela se enteró de lo que pasó... sería como echarle sal a una herida.

Louis maldijo a cuanta cara se cruzó por su mente de forma inconsciente. Se dejó caer de espaldas contra la cama y golpeó sus muslos al apretarlos; su cuerpo de repente había comenzado a temblar en completa rabia y odiaba sentirse de aquella manera tan agobiante porque siempre terminaba con un ataque de pánico que le costaba superar por sí mismo.

Le costaba superar a Harry.

Él ya no existe en tu vida. ¿Por qué no dejas de actuar como si sí lo estuviera y te vas a hablar directamente con Harry de una maldita vez?

Los ojos de Louis se abrieron de golpe al levantar la cabeza en dirección a su amigo, todo su cuerpo paralizado sobre su sitio al imaginarse a sí mismo contando algo tan... asqueroso de sí mismo a quien lo había tratado tan lindo como nunca en su vida.

—Solo dile y aclárale sus dudas. ¡Él entenderá! Y si no lo hace, que chingue a su madre.

El cuerpo de Louis volvió a tensarse.

—¡¿Y cómo quieres que le diga que mi padre abusaba de mí y que cuando se enteró de lo mío con Marcel me amenazó, Niall?!, ¡¿cómo?!

And my lips only touched yours » ls, +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora