Aquella mañana

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Aquel día comensaba con una mañana de gigantes vientos
Era la primera y la única vez que habiamos amanecido juntos.
Aquella mañana el aroma del café era único y sabía mejor que otras veces que lo había probado antes.
¿Quién nunca ha sentido alguna vez esta sensación de que hay días que duran más que otros?
las 24 horas que junto a ella me parecían un segundo, sin ella eran un siglo
Es la emoción y no el tiempo quién determina cuanto dura un momento
Mi corazón palpitaba a la misma velocidad de cualquier calasmikof, treinta balas, treinta latidos por segundo.
A mi cuarto le faltaba espacio, la cama tampoco era grande y las sabanas de mala calidad que usaba eran ligeras, tan ligeras que cubrirlas cuando el viento soplaba y hacía frio era igual que estar desnudo
parecía mitad otoño, mitad invierno
Sinceramente me daba mucho miedo de que algún día entrase a mi cuarto y no quisiera quedarse
Pero mi miedo era absurdo ya que la daba igual que estuvisemos tanto en un hotel de cinco estrellas como debajo de un puente, siempre y cuando que estuvisemos juntos
Aquel día comenzaba con una mañana de gigantes vientos
y terminó con una noche de suaves brisas y la Luna en su cuarto menguante.


ANTONIO BACALE NSUE

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