CAP 11

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Un mes exactamente había pasado desde la confesión de amor del rubio, todo transcurría con normalidad como era de esperarse en la U.A, los alumnos ingresaban, charlaban e hiban de un lado a otro, mientras que Uraraka era calcomida por sus propias emociones, había cometido un total error de callar lo que sentía frente a la persona indicada y como consecuencia de ello la actitud del contrario habia cambiado de sobremanera y no para bien.

mezquino, arrogante y grosero.

posteriormente pasó tener una personalidad tan insípida hacia ella un carácter gélido y desalmado que incluso compararla con la de antes no era nada y ella aceptaba que era su culpa, de alguna manera queria remediarlo a como de lugar pero él simplemente presindía a la existencia de la susodicha, ni siquiera le daba la oportunidad, su entusiasmo amenazaba con desmoronarse ante tal trato.

Pero hoy no sería el caso, esta vez tendría la esperanza de declararse y esperar a que sus sentimiento sean rechazados almenos estaria satisfecha de intentarlo.

Cómo era de esperar todas las tardes la campana sonó como de costumbre dando el anuncio de permitirles retirarse al alumnado, su pecho subía con calma y ansia tratando inútilmente de tranquilizar sus nervios, el ambiente para ella parecía más tranquilo y ansioso, el viento azotaba sus suaves mechones contra su cara y el revuelo de su falda borboteaba, su espalda se posaba contra la pared esperando la llegada del ojisrubi.

Pasaron unos cuantos minutos y la aparición de Bakugo no se hiso esperar mucho, con un semblante hosco dirigió su mirada hacia ella al percatarse de esta, se presentó ajeno, ante su presencia, no sin antes chasquear la lengua con una mueca retraída, demostrando su descontento, retomó nuevamente su camino dejándola atrás.

La castaña sentía un inmenso dolor en el pecho al verlo pero no negaría que ahora por lo menos se había tomado la molestia de mirarla a los ojos y eso la hacía feliz...

A quien engañaba, también quería todo de él, su mirada y sus sonrisas sean meramente para ella, no era tan malo ser egoísta después de todo.

Sin poder contener lo que surgía de ella lo llamó.

-B-Bakugou-kun, hay algo que quiero decirte.. - sacó a flote titubeando pero segura de lo que diría a continuación, camino con pasos descompasado hacia él -.

Por el contrario, él mencionado no parecía querer detenerse y mantenía una postura indiferente, ni siquiera se tomaba la molestia de escuchar, era hostigoso que ella estuviera hablándole, después de lo sucedido, seguramente venía amofarse de su absurda declaración....pero claro que  no, ella no era así.

Pero muy en el fondo el también quería girarse y verle la cara, abrazarla, tocarla, acariciar cada parte de su cuerpo por que ante sus ojos ella era una obra de arte que debía valorarse, trasmitir sus sentimientos fugaces a través de un abrazo... se golpeó mentalmente ante las ideas que generaba su cabeza.

-¡katsuki-kun! - la Uravity tomó uno de los extremos de la camisa del contrario y tiro de está con suavidad regresando al chico en si- a mi.. A mi también me gusta Katsuki-kun- espetó con nerviosismo hundiendo su rostro entre las palmas de sus manos y separándose de ellas se dirigió cerrando su ojos hacia él, esperando que el contrario llegara a insultarla o a rechazarla más esto nunca paso.

Bajo La Gravedad De Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora