Malory Williams

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    Malory era una mujer noble de Inglaterra, nacida en el año 1846. Su vida, en resumidas cuentas, había sido normal para la época, al menos durante su niñez.
Su familia tenía varias tierras y poder, por lo que recibió una educación digna de una dama Inglesa de la época desde una edad muy temprana. Aprendió a leer y escribir desde muy pequeña, al igual que a mantener unos modales ejemplares dignos de una princesa.

Durante su niñez en su pequeño castillo, fue una niña ejemplar. De carácter dulce, compasivo, amable, con un buen oído para los instrumentos, unas piernas ágiles para el baile y dotada con una belleza abrumadora, haciéndola ver como la niña ideal que todos desean tener. Pero no todo podía ser perfecto, para nada.

A los doce años, comenzó a notar constantes dolores de cabeza, náuseas constantes, una visión que se volvía cada vez más borrosa y un enrojecimiento del ojo. Al inicio no parecía tan alarmante, pero fue avanzando extremadamente rápido, al punto en que en cuestión de dos meses acabó por quedar totalmente ciega.
Desde ese momento, pasó a notar como su vida pasaba a ser más complicada. Ya no podía distinguir entre los tenedores a la hora de comer, tampoco bailar como antes lo  hacía. Pero entonces, fue que se dio cuenta de que, si se esforzaba más de la cuenta, quizá podría llegar a actuar casi con normalidad.

Empezó a entrenar el oído con la música, haciendo que, si bien le era imposible danzar en grupo, pudiera desenvolverse medianamente bien en solitario. Por otro lado, había desarrollado una pasión por el canto y el piano, al punto en que rogaba a sus padres por dejarle ir a hacerlo a óperas, pero estos se negaron.
Sin embargo, en una de las fiestas de la familia, se le permitió cantar para el público. Aquél día fue el más feliz de toda su vida. Sin dudas, su voz era maravillosa, quizá la más hermosa que muchos habían escuchado alguna vez. Y, pese a su ceguera, casi que podía distinguir las lágrimas cayendo de los ojos de algunas señoras.
Desde ese momento, sus padres terminaron llevándola a la ópera, haciendo que poco a poco fuese más y más feliz.

A la edad de diecisiete años conoció a quien se volvería su esposo. Un noble que, extrañamente, solo salía por la noche y que solía frecuentar los bailes organizados por la familia. Este señor pidió por su mano a sus padres, ya que se había maravillado con su voz. Sin más, aceptaron y al poco tiempo se casaron.
Ya en su casa, se dio cuenta de que era alguien de lo más extraño. Hablaba de arte todo el tiempo y le explicaba cosas nuevas. Había hecho que ella cambiase sus horarios del día, a la noche, mientras que casi siempre le pedía que le cantara.  Pero, de vez en cuando, al despertar podía notar algunas heridas en su cuello o brazos..
Ella no lo odiaba, sino que al contrario. Él le trataba extremadamente bien, incluso permitiéndole decidir sobre ciertas cosas minúsculas.

Poco a poco, ella y él se fueron enamorando cada vez más. Al punto en que una noche, él le dio el regalo más hermoso que podía entregarle. El abrazo. La oportunidad de vivir eternamente a su lado.

Y así lo hicieron a lo largo del siglo. Ella y él se amaban de sobremanera, incluso todo parecía ser hermoso. Él le enseñó a usar sus disciplinas y le explicó lo que significaba ser un vástago, un toreador, al igual que fue su “tutor” y compañero a lo largo de su no-vida vampírica.

Pero una noche, ya en épocas modernas, este le advirtió de que algo malo estaba pasando. No le dio mucha información, pero le envió a dormir por un buen tiempo, diciéndole que se encontraría con él cuando todo hubiera pasado.
Malory no entendía nada, pero jamás le llevaría la contra a su esposo, su amado esposo, así que lo hizo con la esperanza de volverlo a ver al despertar.

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