Negro. Negro es lo único que aparece cada que Ambrosio intenta recordar quién era. Cada que intenta saber algo de su pasado que, al día de hoy solo se muestra como habilidades que descubre poco a poco, hilando así los distintos sucesos de su pasado cada que descubre algo nuevo con referencia al mismo.
Realmente no conoce casi nada de su vida anterior, lo único que sabe era su nombre (ya que su sire se lo dijo) y que era un pintor de la corte real, cosa que le extrañó bastante hasta que comenzó a pintar, observando así que, pese a haber perdido hasta su propia identidad, mantenía aquellos dotes “divinos” para el arte.
La cosa se entró a complicar al tener que encontrarse con el rey, quién no podía conocer su condición de vampiro bajo ninguna circunstancia, pero a quien no podía desobedecer.
Al ver que este le cumplía ciertos favores a cambio de sus cuadros y su tiempo, decidió pedirle algo quizá arriesgado. Su propio estudio, sin ventanas ni contacto con la luz solar, rogándole que no le hiciese salir de allí durante el día, y haciéndole creer que poseía una rara enfermedad degenerativa que le producía intolerancia ante la luz solar.
Y, afortunadamente, lo consiguió, quedándose con un pequeño cuarto alejado del palacio, por la zona de los sirvientes, sin ventanas y con una luz inexistente, ya que había desarrollado una visión nocturna idéntica a la de un ser humano ante la luz. Pero aún así, esto no fue un problema, principalmente porque su trabajo era espléndido, sin errores y totalmente del agrado del rey, quién no podía explicar el por qué de sus mejoras en esos ambientes.Partiendo a otros aspectos de su no-vida, su Sire (o así se hizo llamar la señorita Amelia), quién le explicó cosas como lo que era: un vampiro, que pertenecía al mejor de los clanes de Caín y que, aunque no recordara nada de ello, él había sido abrazado por sus impactantes obras dignas de uno de los mejores artistas de su siglo.
Amelia le enseñó lo que ahora es su camino, el camino del placer y los excesos, demostrándole así que no había mayor goce en la no-vida que disfrutar de los excesos que se le permitían en su condición de inmortalidad.
Poco a poco, fue adhiriéndose a este estilo de vida, lo cual fue sencillo, ya que realmente no conocía otra cosa.
Prácticamente le fue sencillo, ya que vió que, debido a su belleza y carisma, las personas caían prácticamente rendidas a sus pies, implorando ser arrastrados hasta esos actos impuros y pecaminosos de la carne. Tanto mujeres, como hombres, rogaban sentir su piel, cosa que le fascinaba, principalmente cuando usaba sus extrañas disciplinas en ellos, las cuales los hacía sucumbir al pecado rápidamente.
En la actualidad, tras unos meses desde su renacer, Ambrosio vive una vida llena de trabajo y placeres carnales ocupando casi toda su no-vida. Sin preocupaciones más que ocultarse de la mirada del rey o los sirvientes, cosa complicada, pero que a fin de cuentas no interfería demasiado en sus actividades nocturnas.
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Transfondos.
De TodoLas historias de los personajes que he creado para mis partidas de rol, recopiladas en un solo lugar. Sin fichas, solo historias.