uno

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Sofía

- Mauro, sos un pelotudo.- Exclamé cuando mi amigo me empujó y él miró hacia otro lado tratando de hacerse ver inocente.

- No se de que me hablás.

Yo rodé los ojos y seguí mirando las chaquetas que había expuestas en la tienda a la que Mauro me había traído. Era la primera vez que nos veíamos después de mi cumpleaños, una semana atrás, y me había traído a una tienda de ropa para que yo misma eligiese mi regalo. En el fonod le amaba, por muy pelotudo que fuera a veces.

- Esta me gusta.- Hablé cogiendo una de colores azul y amarillo y Mauro caminó a mi lado para mirar el precio.

- Uh, pero esta está re cara, boluda.- Hizo una mueca y yo sonreí inocentemente.

- Ese es el punto; vos pagás, yo elijo lo más caro.- Hablé obvia y él rodó los ojos caminando con la chaqueta hasta el mostrador.

- Biza, ¿qué onda?- Exclamó mi amigo al cruzarse con un pibe en su camino a pagar la chaqueta. No podía ver el rostro del recién llegado porque estaba cubierto casi al completo por una gorra, unas gafas y el cuello de su chaqueta.

- Lit, amigo, ¿qué haces acá?- Preguntó el pibe sin sonreír, pero con un tono amable, bajando el cuello de su chaqueta un poco e ignorando mi presencia completamente.

- Y, vine a pasar unos días a Buenos Aires porque fue el cumpleaños de la pelotuda esta.- Explicó Mauro señalándome con la cabeza y yo le miré ofendida. El otro pibe, el tal "Biza", ni siquiera se molestó en mirarme. O al menos eso pude percibir yo, pero no podía estar cien por ciento segura porque sus gafas de sol seguían cubriendo sus ojos.- ¿Vos? Qué raro que no estés en casa grabando algo.

- Y, de vez en cuando hay que salir a la calle, ¿viste?- Bromeó y Mau rió. El pibe tenía un sentido del humor re raro; hacía chistes pero solo sonreía levemente, si no es que se mantenía serio.

- Pues ya que te veo, si tenés algún hueco libre estos días puedo pasarme a grabar algo de lo que tenemos pendiente, aprovechando que estoy por acá.- Propuso Mauro y el otro asintió con la cabeza.

Un hombre de pocas palabras. Le miré de arriba a abajo, le conocía de menos de dos minutos y ya se me hacía re interesante. Nota mental: dejar de enamorarse de desconocidos.

Se despidieron con un saludo de esos raros que hacen los pibes y Mauro siguió su camino al mostrador con mi chaqueta en la mano. Yo me quedé mirando ropa, estratégicamente cerca del amigo de Mau, dispuesta a entablar una conversación.

- ¿Qué querés?- Preguntó él cortante. Se había dado cuenta de que le estaba mirando y yo me sentí vulnerable. Yo no podía verle tras la gorra y las gafas, pero él podía verme a mí perfectamente, incluso cuando intentaba disimuladamente alcanzar a ver algo de su rostro.

- Nada.- Me encogí de hombros tratando de no cagarla más.- ¿Cómo te llamás?

- Gonzalo.- Respondió a mi pregunta sin un ápice de entusiasmo, mientras seguía mirando zapatillas y sosteniéndolas en sus manos, como si hubiera sido una pregunta demasiado aburrida y normal. Y lo había sido, sin dudas.

- Yo soy Sofía.- Me aventuré a añadir, pero él siguió sin dirigirme la mirada. Estaba de perfil, concentrado en la estantería de las zapatillas de deporte. Podía ver bien su nariz desde esa perspectiva y me di cuenta de que era linda.- ¿Sos amigo de Mauro?- Me arriesgué yo con otra pregunta y él giró sobre sus talones para quedar frente a mí.

- De Mauro, no tuyo.- Habló frío y yo noté que me sonrojaba ligeramente.- Así que guardate las preguntas estúpidas.

Acto seguido se dio la vuelta y volvió a concentrarse en las zapatillas. Yo tragué saliva y me giré para caminar hacia Mauro, que ya terminaba de pagar, con un nudo en la garganta. Era re frío el pibe.





amo a biza así, perdón

Frío; Bizarrap.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora