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Tokio's POV


No sabía que hacer, no podía moverme, era como si mi cuerpo se hubiera quedado en una especie de parálisis y lo único que podía hacer era mirarla.

Porque en ocasiones normales, tampoco me hacia falta nada más.

Hacía bastante tiempo que me valía con solo mirarla para que todo estuviera bien.

Pero esto no eran condiciones normales.

- Mhm. - Nairobi se quejó de dolor, intentado mostrar menos de lo que estaba sufriendo.

Eso me despertó.

Porque, como ella me dijo una vez, el miedo no debe bloquearme, debe despertarme.

- Nairobi... - La tenía cogida de la mano y me acerqué un poco más a ella.

- Tr-Tranquila... Estoy bi-bien, no pasa nada, ¿V-Vale? - Y me sonrío, para no preocuparme.

- No, no vale. Y no estas bien, tienes un balazo en el pecho y eso no es estar bien. Y si que pasa, pasa que el amor de mi vida se esta desangrando y no sé que hacer, eso pasa. - Dije, llorando, y noté las miradas de mis compañeros, acompañadas de una sonrisa triste por la situación, pero una sonrisa al fin y al cabo al oir eso del "amor de mi vida". Ellos sabían desde hacía mucho como nos sentíamos las dos, pero nosotras no fuimos tan listas como para verlo tan rápido, o más que listas, inseguras, diría yo. Pero entonces, sentí como Nairobi me acariciaba un poco la mano de la que la tenía cogida, y en ese momento me di cuenta de que su vida estaba en mis manos, y no iba a dejar que acabara.

Miré a Denver, Helsinki y Estocolmo, que estaban intentando parar la hemorragia, y me acordé de alguna clase del profesor en la que había explicado lo que hacer en estas situaciones.

- Vale, chicos, id cagando leches a por la camilla. - Les miré, asintieron y se fueron corriendo, mientras yo seguía intentando parar la hemorragia. - Nairobi, tú... Tú quédate conmigo, ¿Vale? No te duermas, no te vayas... Eres más fuerte que esto, yo lo sé. - Ella estaba sufriendo, lo veía en sus ojos, pero sonrió y asintió.

- Tokio... - Elevé la cabeza para mirarla. - Quiero que s-sepas qu- - La interrumpí.

- No te atrevas a despedirte.

- No... Solo dig-

- Nairobi, esto no es el final, ¿Me oyes? Me voy a encargar de que no lo sea... - Y volví a tener lágrimas en los ojos.

- Sé que lo ha-harás lo mejor que pued-as, pero nadie aquí ha-hace milagros...

- Yo si. Por ti si. - La miré con determinación, como segura de mi misma, aunque nunca había tenido tanto miedo como entonces.

Nos equivocamos de mundo // Nairobi Y TokioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora