20

483 42 4
                                    

Tokio's POV



- Te dejo que mires... - Dijo, encendió todas las cámaras y micros, y se fue.

- ¿Que mire el qué? ¡Gandía! - Me cago en su vida.

De repente, me fijé en la habitación. Había muchas tuberias y cables y bueno, cosas raras, no sé como se llama todo.

Pero entre todo esto, encontré un trozo de tubería rota en el suelo.

Ni siquiera yo me explico cómo, pero conseguí alcanzarlo con el pie, y logré poner el trozo afilado en vertical, para pasar la cinta aislante que me ataba el pie a la silla por encima, cortando la cinta y soltándome un pie; es un comienzo.

Con ese pie, conseguí rozar el otro hasta que se rompió la cinta.

Entonces, por las cámaras, vi que Gandía estaba yendo por un pasillo en dirección a Denver.

Tenía que avisarle.

No me preguntéis como, pero mediante flexionarme y la elasticidad de cuando iba a ballet de pequeña, conseguí pasar una pierna por encima de la cadena que me sujetaba una mano, y como la tubería a la que estaba sujetada estaba considerablemente oxidada, un poco de fuerza hacia abajo bastó para que se rompiera.

Evidentemente, me solté de la otra, aunque seguía teniendo lo que son las cadenas en sí colgando, pero eso no me impedía demasiado.

Lo que no podía quitarme era lo del cuello, pero estirándome, conseguí llegar a donde el micro que se oía por los altavoces de todo el banco.

- ¡Den-Denver! - Grité, con la voz rasgada, ya que llegaba justa con la cadena del cuello a hablar ahí. - Detrás de ti... - Vi a Denver darse la vuelta y disparar a una silueta, pero éste, que era Gandía, se fue corriendo y esquivando las balas, en una dirección que no me gustaba nada. - ¡No dejes qu-que llegue a Nairobi! - Mierda, mierda.

Nairobi estaba oyendo todo eso, y miró hacia las cámaras, donde sabía que estaba yo.

- ¡Tokio! - Dijo, con voz ronca, estaba claro todavía no podía hablar bien, por la bala tan cerca de las cuerdas vocales, y el intento de Gandía de ahogarla. - ¿Qué coño h-has hecho? Ahora si no viene a-aquí, irá donde estés y t-te matará por haber hecho eso. - Dijo, agobiada, y empezó a levantarse... No puede hacer eso, no puede.

- ¡Nairobi, para! - Dije por los altavoces.

Resulta que Gandía no paró en la habitación de Nairobi, cosa que me alivió muchísimo, pero debería haberme imaginado que él tendría un plan mucho mejor.

Mucho mejor para él.

Nos equivocamos de mundo // Nairobi Y TokioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora