o n e

316 34 32
                                    

la casi pareja caminaba por las calles de seúl, viendo qué lugares podía visitar.

—¿qué es lo que te gustaría comer, jaeno-ah?— preguntó dulcemente el chico de cabello rosa.

—lo que quieras, nana— respondió de igual manera el pelinegro.

jaemin estaba a mitad de una anécdota cuando chocó con un chico bastante alto y de tes oscura, casi provocando la caída del pelirrosa -que cayó, pero en los brazos ajenos-.

—¡oh! lo siento, ¿estás- ¡¿jaemin!?— el nombrado levantó la cabeza y se encontró con un rostro bastante familiar. su sonrisa se extendió.

—¿hyunmin?— rápidamente se levantó y abrazó al más alto. —¿cómo estás? ¡cuánto tiempo!—expresó feliz.

—bien, cariño, ¿y tú?

jaeno dejó de escuchar a partir de ahí, le incomodaba y molestaba la presencia del tercer muchacho, sobre todo después de escuchar cómo  llamó a nana.

 ¿por qué demonios jaemin conocía a un chico así? ¿y por qué lo abrazaba? ¿no le daba miedo? ¿y si solo lo hacía para robarles? todas esas preguntas y más resonaban en su cabeza mientras miraba con desconfianza y desprecio al chico coreano-nigeriano.

—oh, lo siento.— pronunció el moreno cuando se percató del pelinegro. --no te vi, y me doy cuenta que acompañas a jaemin. ¿qué tal? mucho gusto, soy han hyunmin.-- extendió su mano hacia jaeno. este se alejó rápidamente, casi asustado, evitando que lo tocara.

la sonrisa y felicidad de jaemin se esfumaron repentinamente. hyunmin devolvió su mano detrás de la espalda y jaeno rogaba por salir de ahí.

—¿por qué reaccionaste así?—expresó el pelirrosa no gritando, pero sí bastante enojado.

jaeno no quería decir nada, sabía que el ser negro para jaemin no era nada malo, pero para él, la cosa era totalmente diferente. así que solo llevaba su mirada del moreno a nana y de nana al moreno.

hyunmin obviamente sabía qué estaba pasando, al fin y al cabo, desde jardín de infantes  había atravesado esas situaciones.

—lo siento, blanquito, pero no puedo cambiar mi color de piel solo porque a ti no te gusta. soy una persona, no un camaleón.— acotó hyunmin. el pelinegro lo miró con aún más desprecio y él simplemente rodó sus ojos ante ello.

—bien, nana, debo irme, voy a una sesión de fotos.— se acercó y le dio un beso en la mejilla al susodicho. jaeno abrió grande sus ojos, estaba muriendo por dentro. —adiós, nana, cuídate—miró a jeno. —adiós, blanquito.—y se esfumó entre la multitud de gente que paseaba por seúl.

jaemin, que seguía serio y mirando decepcionado a jeno (quien se preguntaba con cierta rabia por qué llamaba al pelirrosa por su apodo tan confiadamente), tomó a este del brazo y lo obligó a seguir caminando.

—has tus estúpidas y racistas preguntas. vamos, empieza— instigó molesto.

jaeno no dudó. —¿de dónde lo conoces?

—fuimos novios.

—¿USTEDES QUÉ?— gritó sorprendido y hasta un poco indignado, ganándose nada más que otra mirada de desprecio.

—sí, ¿y? ¿te molesta?— preguntó con rabia. —yo soy quien debería estar sorprendido ¿cómo puedes ser racista y gay? ¿es realmente posible?— dijo con verdadera indignación. 

—¿por qué?— cuestionó el pelinegro. jaemin rodó sus ojos.

—no lo sé, jaeno. tal vez porque los hombres negros tienen penes más grandes. ¿cómo preguntas algo así? nadie elige de quien enamorarse. 

r a c i s t  |  nomin  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora