capitulo 2

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"Calidez" esa sensación que llevaba años sin sentir y de un momento a otro volvía, aunque no sabía por qué. Sus ojos le pesaban demasiado y de paso había bajado su guardia ¿Cuándo fue la última vez que descanso sin dormir con los ojos abiertos? simplemente ni idea, trato de reubicarse moviéndose lentamente pero su cuerpo crujió como si se quebrara, un dolor punzante se clavó en su cuello soltando un gruñido alertándolo de la factura que tenía que pagar por dormir en el sofá. Observando con mayor claridad las cosas diviso a Charlie acostada sobre su pecho con un pequeño rastro de baba a un lado de su cara, al parecer no era el único al que su día iba a comenzar torcido, con mucho cuidado se levantó junto con la princesa en sus brazos para acomodarla en su cama, se dirigió a la puerta con cuidado de no hacer ruido al momento de salir y fue hacia la recamara de la princesa, de esta se veía un desorden rotundo en la cama y algunos objetos quebrados, sin pensarlo mucho se dirigió al guardarropa sacando un cambio de ropa para la pequeña rubia, se devolvió entre sus pasos a la puerta cuando escucho algunos ruidos peculiares en el baño al parecer dos voces femeninas una de ellas la identifico era la polilla molesta, poco a poco se acerco al baño para ver si podía escuchar con más atención no significaba que le importara lo que la amiga molesta le interesa, simplemente su curiosidad estaba ganado terreno y el morbo por saber que pasaba por detrás de esa puerta incrementaba, paro en seco cuando escucho sonoros besos y risas algo intimas junto con el ruido de la regadera, suspiro dejado de acercarse y decidió retirarse no sin antes chasquear los dedos para después escuchar gritos adentro de ese baño, no era que lo hiciera por vengar a Charlie ¡claro que no!, lo hizo porque ahora no había quien lo detuviera para hacerle un poco de daño a la polilla, simplemente quiso cambiar el agua potable por la de aguas negras. No, claro que no lo hizo por Charlie, él se negaba a creer que se vengo por la pequeña dama, el solo quería negarlo, después de todo era un demonio con mucho orgullo.

La sensación de que un tren le paso por encima y del dolor de cabeza que se instalo por llorar tanto le dieron a entender que lo que paso no era un sueño. ¿Dolía? Claro que dolía, pero era normal ¿no? después de todo la relación con su ex se iba desmoronando de a poco y volviéndose algo tediosa con una pizca de toxicidad, prefirió cambiar de pensamientos y mejor poner atención a su alrededor recordando que el demonio radio le había ofrecido su recamara para que pudiera dormir tranquilamente. Aun no creía lo que había pasado el ser más sádico y psicópata la había consolado en su momento mas débil de todos y ella como buena princesa fría e intimidante del infierno había llorado a tal punto de no solo dejar secreción nasal y lagrimas en el traje del demonio siervo, su dignidad había caído con ella mostrando su lado más frágil y patético.

El recuerdo de Vaggi con Helsa invadió su mente ya no con la tristeza de antes, esta fue remplazada por enojo y asco con una pisca de decepción. Respiro profundo "-puta" susurro para ella misma mientras sus labios setenaban y cambiaban de una mueca de coraje a una de asco, de todos los demonios que hay en el infierno Vaggi se tenia que fijar en Helsa Von Eldritch.

- ¿Qué raro?, no veo a nuestro querido amigo afeminado por aquí para que utilice esa expresión. - dijo Alastor mientras se quedaba en el marco de la puerta con su porte recto y sus manos detrás de él, no sabía si reír o llorar de la vergüenza al momento de darse cuenta de que el demonio de la radio había llegado y escuchado su comentario. - ¡lo siento Alastor! Es solo que pensé en voz alta jejeje. - trato de sonreír, pero el intento parecía más una mueca de dolor, la sensación de su cabeza a punto de querer explotar y de un nudo en su espalda le avisaron que su día ya andaba mal. - ¿pasa algo cariño? - su socio la veía con curiosidad por su repentina reacción, - B...Bueno sí. Mi espalda me duele un poco- el intento de parecer que era algo insignificante no funciono, cada movimiento en falso que daba su espalda lo reclamaba para hacerla sentir incomoda y molesta por la sensación -Haberlo dicho antes querida- el demonio poco a poco se acercaba a donde se encontraba ella dejando en una mesa de noche un cambio de ropa que identifico como suya Alastor siguió con su pasos hasta quedar a un lado de ella extendiendo una de sus largas y esqueléticas manos -¿me permite ayudarla su alteza?- Charlie no lo pensó mucho y accedió sujetando la mano ofrecida que le ayudaba a levantarse de la cama.

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