Apuesta todo.

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Todos miraban con mucha atención a Jorge, quien tomo una cuchilla de la mesada y comenzó a señalar a todos, hasta caer en alguien. Todos voltearon a ver a Alex, quien era a quien apuntaba con el filo.

Alex estaba más que impresionado, no tenía idea de cómo reaccionar a ello.

—¡No es justo! Yo soy quien tiene mas experiencia en este restaurante, incluso mas que Claudio.—Reclamo Miguel uno de los cocineros.

—¿Cuántas veces lo has nombrado hoy, querido? ¿Quieres invocar a Judas, o que?—Pregunto con sarcasmo apuntándole esta vez con la cuchilla al cocinero, parecía una amenaza hacia el—¿Qué mas da que tengas mas experiencia en este lugar que otros? Eso es lo que quiero evitar, lo tradicional ¡Lo antiguo! Por eso lo elegí a el—volvió a apuntar hacia Alex—El es fresco ¡Nuevo!, tal vez logre arreglar este restaurante de segunda con su nueva experiencia.

—Jorge no digas eso, tu restaurante es el mejor.—Dijo una de las cocineras.

—Tienes razón cariño, mejor dicho, a ver si arregla a estos cocineros de segunda.—Ante sus palabras todos se quedaron allí, indignados.

—¿Qué mierda dices?—Reclamo uno, — no nos estás valorando Jorge.

—¡Esto es ridículo!— Exclamo Miguel —vengo aquí todos los días, soporto tus mariconadas ¿Y ahora buscas alguien más para hacer el trabajo por la cual todos peleamos día a día por conseguir?

Jorge permaneció en silencio ante las quejas de sus cocineros, miro a Alex —Aún no has dicho si podrás con el trabajo.

—Yo, creo que podría intentarl-

—¿Crees? ¡Acaso lo estas escuchando Jorge! ¿Cómo puedes tenerle tanta confianza a alguien que apenas conoces?

Jorge se llevó la mano a la cara, como si hubiese escuchado algo que en verdad detestaba. 

— Odio que usen esa palabra entornó a los demás , la repudio, la confianza es para y por uno mismo, en los demás no existe la confianza, se cree y punto.

—¿Entonces porque lo escoges?—Miguel estaba que estallaba del enojo.

—Se de donde viene y porque mis decisiones van más allá de tu tosca comprensión.—Respondió Jorge acercándose a Miguel con una radiante sonrisa desafiante. Miguel estaba harto de todo eso, no confiaba en Alex y mucho menos en Jorge. 

—En verdad quiero seguir trabajando para ti, trato de ayudarte pero me lo estás haciendo muy difícil.

—¿Disculpa? ¿Acaso el que trabajes para mí es un acto de bondad?— Dijo Jorge arqueando una ceja.

—Tú solo, jamás habrías logrado que esto salga a flote.

— Me ofende que me subestimes de esa forma, cariño yo decido si un platillo se ve delicioso o no porque yo, soy la frutilla de este pastel, solo yo hago la diferencia.— Dijo estando cara a cara con Miguel.

—Vas a fracasar sin mí.

—¿Quieres apostar? 

Miguel se quitó el delantal y tras tirarlo al piso se marchó de allí. Jorge volteo hacia otro lado y exclamó fuertemente. —¡No puedo pedirles que confíen en mí! Por que no creo que la confianza tenga que recaer en alguien mas, la confianza es solo para uno mismo.—Todos le observamos confundidos, — pero lo que sí puedo pedirles es que se arriesguen conmigo, que trabajemos unidos y así podremos ser un restaurante que valga la pena ser recordado en cincuenta años o mas.— Exclamo apasionado, —pero si no comparten esta romántica ambición, les pido que tiren el delantal ahora mismo.

El silencio se volvió tenso. Alex se dio cuenta el problema que no se trataba sólo el, sino que ya había una historia por detrás, y acompañado por su deseo de no repetir la historia, de quedarse callado rompió el silencio.

—Jorge. —Inició Alex para llamar su atención— Sé que todos me miran como un intruso, yo solo quiero ayudar, quiero que este restaurantes logre llegar mas allá de la cima.—Dijo dirigiéndose a todos, le tomo mucho coraje decir esas palabras frente a todos.

Dos de los cocineros, tomaron su delantal y lo arrojaron al suelo, luego prosiguieron a retirarse de la cocina. Avergonzado y decepcionado, Alex observo al suelo.

Jorge se acercó hacia Alex y lo abrazo con un solo brazo, para luego besarle la mejilla.—Ignóralos Alex, siempre hay que deshacerse de los huevos podridos ¿O como crees que se prepara el mejor omellete?—Comento entre risas Jorge—que por cierto, se hace solamente aquí, en este restaurante.

Todos tomaros sus cosas y se retiraron para al fin terminar este día.

—¿Y ahora que Jorge, le aumentarás el sueldo?—Dijo Claudia mientras ambos cerraban el restaurante.

—Claro que no cariño.— Respondió Jorge, —es solo un título no ascenso. 

—¿Cuándo se lo dirás?

—¿Acaso debo hacerlo?—Exclamo entre risas.—Apresúrate, ya es demasiado tarde.

—¿Cuándo admitirás que le estás apostando demasiadas fichas?—Pregunto seriamente Claudia. Jorge, por en la calle suspiro.

—Solo el tiempo dirá.

No de esa forma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora