En la noche, las copas de los comensales chocaban con alegría tras un brindis, el sonido de los utensilios y los murmullos resonaban lento y expectante, como en el comienzo de una orquesta, abriendo paso al actor principal, Alex quien deslumbro la noche mostrando su potencial.
El chef, había superado las expectativas de su jefe y sus compañeros, si bien era más exigente, se sentían como si todos estuvieran siendo guiados armoniosamente a un objetivo, el cual antes era inexistente.
La jornada termino, todos decidieron brindar con una copa de vino, felicitar el día de trabajo exitoso por parte de todo el equipo.
—¿Alguien ha visto a Jorge?—pregunto uno de los cocineros, que se encargaba de servir las copas de sus compañeros.
—Creo que sigue en su oficina—respondió Claudia, zarandeando su copa.
—Ternuras, solo me retraso 5 minutos ¿y ya me extrañan? —aclamo Jorge, por detrás de todo su equipo.
—Maldición, lo invocamos—murmuro uno.
—Una reunión, mas vino, mas una virgen para sacrificar, esa la forma correcta de hacerme aparecer, querido —contesto el, sentado se sobre la mesada.
—¿Y quien es la virgen?—pregunto Claudia.
—No lo se, tu dime.
Todos en la cocina rieron, mientras Claudia aprovechaba para empujar levemente a su jefe.
—Ya, silencio —exclamo Jorge, tomando una copa de vino que le ofrecieron —esta noche, quiero agradecerles a todos ustedes.
—¿Agradecernos? —preguntaron con asombro, de que esa palabra saliese de su boca.
—Por quedarse, esto es lo único que me queda, y sin ustedes, no podría llegar tan lejos—elevo su copa al aire, —amen.
Todos quedaron en silencio observándose mutuamente, era de las primeras veces que escuchaban a su jefe, hablar desde el corazón. Todos brindaron al unísono, convirtiendo este brindis en un buen y reconfortable momento.
Ante las sonrisas y las felicitaciones, Alex se sentía agradecido y contento de estar en un lugar así, rodeado de gente que no le criticaban por como es, pero, algo en el no se sentía completamente bien.
Jorge tomo la botella pasa si mismo —queridos, vayamos a celebras a otro lado ¡hagamos este momento aun mas grande!
Uno de los cocineros desvió su mirada, —mis hijas me esperan, diviértanse ustedes.
—Yo estoy exhausto, mejor me voy a casa.
Y así, cada uno comenzó a excusarse y retirarse del local.
—No puede ser, son todos unos aguafiestas —reprocho Jorge, el quería salir a festejar— ¡Alex! ¿Vamos juntos? Yo invito.
—Paso por esta noche, no me gusta salir mucho—contesto Alex, recogiendo sus cosas para marcharse.
—Bla, bla, bla ¡Son unos aburridos! No los necesito, llamare a mi hombre y la pasaremos ¡Espectacular!
En lo que la cocina se vacía de en uno en uno, Alex aprovecho para recordarle a su jefe, de ir al mercado en la mañana, —tenemos que ver que ofertas pueden ofrecernos.
—Lo se, es una cita —contesto su jefe.
—Claro que no, yo también iré—interrumpió Jenny, una de las cocineras —soy buena regateando.
—Tres son multitud, cariño —replico Jorge.
Entre pequeñas risas, Alex se acerco al colgador de pertenecías de la entrada, retirando su casco de motocicleta.
Su jefe, observándolo, se sorprendió e intrigo —sabia que no había visto ese casco antes aquí, pero lo ultimo que pensé es que fuera tuyo.
—Es la primera vez que vengo al restaurante en mi motocicleta, ahora que la nevada se fue, es menos riesgoso salir en ella.
—Es cierto, ya casi es primavera.
Alex sonrió y se despidió de las pocas personas que quedaban allí, enciendo su moto y marcho a casa.
Entro al departamento cansado, despojándose de sus abrigos.
Mientras caminaba, podía escuchar un pequeño maullido que se acercaba, —hey pequeña, ¿tienes hambre? —le dijo mientras la tomaba en sus brazos aquella gatita sin nombre, aun.
Con la gatita en manos, se acerco aquel lugar donde su sofá debería estar, tomando asiento en el suelo, —no sabes todo lo que sucedió hoy, pude sobrevivir a la mala cosecha, cocine platillos deliciosos, docenas de comensales los adoraron y por ultimo, festejamos en equipo, fue agradable.
La pequeña gatita, revoloteaba a su frente, jugando con su mano.
—Pero, sabes —comento, tomando un largo suspiro antes de continuar —no fui yo, esa persona no fui yo —, se recostó en el suelo, tomando a la gatita y posándola en su pecho,—o así lo sentí, siento que este chef de buenos gustos y apasionado, no soy yo, pero no se por que me siento así.
Alex se puso de pie, acercándose a su cama y arrojándose en esta, tomo su celular y lo observo unos segundos, por intriga intento buscar alguna red social de Samuel, ni una foto, ni un solo resultado, nada.
Su gatita comenzó a maullar desde la cocina, se había olvidado de darle su alimento, se puso de pie de nuevo y atendió a su única compañera de casa, se quedo a su lado, acariciando su lomo mientras la pequeña comía, su sonrisa se desvaneció ante este extraño sentimiento, que sabia perfectamente, que haría su noche mas larga.
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No de esa forma.
RomanceLa vida de Samuel da un giro inesperado, cuando su mejor amigo confiesa estar totalmente enamorado de el. Sam no quiere perderlo, pero tampoco puede corresponder lo que siente, aun asi se enfrentara a quienes traten de denigrar a su amigo y compañ...