Nunca imaginé que escribiría estas palabras, sobre todo porque ya estaré muerto cuando las leas... No tengo dudas de que nadie me extrañará, ni me interesó en algún momento que lo hicieran. Todos parecen ser hipócritas, corruptos, falsos e idiotas... Nadie se apega a sus propias convicciones... Nadie cumple lo que promete... Nadie encuentra la felicidad, o al menos eso es lo que me parece tan evidente ahora.
Vivir en paz parece tan sencillo...
Acabar con el sufrimiento, aún más fácil. Ahora que estoy al borde de hacer esto, me pregunto si las personas que se han suicidado por depresión, como esas chicas de 15 o 17 años, tenían la respuesta justo frente a sus ojos...
Si necesitas ayuda, la buscas; si quieres leer, tomas un libro; si quieres pensar, simplemente lo haces. Es absurdo pensar que alguien vendrá de la nada a salvarte si no dices nada... Una persona que te conoce ni siquiera necesita que le digas algo, y cuando te das cuenta, estás ahorcado en tu habitación a las 6 a.m.
Tu hermanito pequeño toca la puerta para levantarte para ir al colegio, y al ver que no respondes, llega tu madre a forzar la puerta y encuentra a su hijo ahorcado en su cuarto... Tu madre cae desconsolada mientras tapa los ojos de tu hermanito y tu padre, viendo a su campeón, a su heredero, a su hijo muerto...
¿Es eso lo que querían? ¿Acabar con sus problemas para tener a un padre alcohólico, a una madre en un psiquiátrico y a un hermano muerto por drogas?
Quizás te preguntes, ¿harás lo mismo? Me causa risa esa pregunta... Nunca tuve a nadie, ni padres, ni familia, ni amigos, ni pareja, ni nadie... Me mantengo solo, trabajando, viviendo solo, a mis 15 años de edad. Puede que a muchos les sorprenda y a otros no, pero si supieran que un niño puede ser autosuficiente desde los 6 años...
Aunque suene estúpido, logré sentir algo por alguien, era una chica que... simplemente no tengo palabras para describirla. La gente decía que era hermosa, pero realmente era fea en comparación con su belleza interior... Me sentía especial... Me sentía en paz... hasta que murió... Era un 19 de abril...
¿Un día cualquiera, verdad? ¿Quién diría que ese día moriría? Me hizo cuestionar si realmente ser de mayor importancia en esta vida, ya sea para alguien o para la sociedad, vale algo...
No pude soportarlo más. Solo quiero despertar de este sueño de tortura. Y fue entonces cuando vi el vacío desde ese puente gigante, mirando el mar, y dije: "Esto no es para mí".
ESTÁS LEYENDO
Sombras de la Soledad
PoesíaSombras de la Soledad es un viaje introspectivo a través de los laberintos emocionales de un joven en busca de sentido y conexión en un mundo despiadado. A través de dos capítulos envolventes, esta obra profundiza en temas universales como la soleda...