El conde Uchiha| Sasusaku [Libro 01]

Capítulo 25| 𝑁𝑜𝑡𝑎 𝑚𝑢𝑠𝑖𝑐𝑎𝑙

Capítulo 25

𝑁𝑜𝑡𝑎 𝑚𝑢𝑠𝑖𝑐𝑎𝑙

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𝕰𝖑 𝖈𝖔𝖓𝖉𝖊 𝖀𝖈𝖍𝖎𝖍𝖆

Se revolcó sobre el pasto, como felino y se soltó a reír, encontrando muy humorística, toda la infinita de avaricia que tenían los humanos, al creerse los dueños de todo y resultar ser los dueños de la nada.

No paro el estallido repentino de sus carcajadas, aun si se topaba con el disgusto de la mujer, que estaba más que claro que no encontraría la gracia por ningun lado.

Cuando finalmente paro, tosió un poco y trato de amortiguar la humillación de la joven, de la manera en la que él creía adecuada.

—Vamos, no pongas esa cara, es su naturaleza después de todo, son tan fáciles de engañar —Llega a sus mejillas al incorporarse, sin quitar la gran sonrisa burlona bien formada en su rostro.

—A veces eres tan insensible, que es difícil poder tolerarte. —Le aparta la mano de un manotazo, que no solo le corta la sonrisa, también lo asombra.

El rechazo lo dejo sin habla, porque no solo se había encontrado con la pared dura y alta de su desprecio, también con su mirar que le gritaba que se alejara.

—Deja de exagerar. —Se incomoda, por la mirada fría bien clavada sobre su rostro.

—No opinarías lo mismo o lo aceptarías tan fácil si estuvieras en el mismo lugar. —Se levanta y suspira. —Pero qué más da, alguien como tú nunca podría llegar a comprenderlo. 

—¿Alguna pregunta más? —Cambia el tema al querer frenar su rabieta y cierra sus ojos con poco interés, al darse cuenta arrepentido que en lugar de apaciguarla, todo se volvería una trifulca.

En cambio el corazón de la joven se sintió afligido y sin saber si obtendría lo que tanto quería, decidió sacarlo de su pecho, rápido y apresurado. Decir Tanto como le fuera posible.

—Quiero saber si piensas dejarme libre. —Deja salirlo con firmeza.

Espero su respuesta, con paciencia, hasta verlo abrir las pupilas en forma pausada.

—No lo sé, ni siquiera yo puedo saberlo. —Contesta y el mismo abre el debate en sus pensamientos.

—¿¿Por qué?? Sé que no me soportas, que incluso mi sola presencia resulta molesta para ti, entonces... ¿Cuál es la razón para seguir conservándome a tu lado? —Confundida y entre rabia protesta, intentando sacarle una explicación.

—No te sientas tan importante y en lugar de eso deberías estar más agradecida.

—¡Agradecida! Y ¿Por qué demonios debería estarlo? —Objeta con urgencia y una rabia que comenzaba a crecer, a tal grado de querer ahorcarlo allí mismo.