Ritual con carne humana

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No puedo recordar exactamente qué año era, para un pombéro como yo, no está muy conciente de las líneas de tiempo, a veces tengo que adivinar, ya que las noches son efímeras

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No puedo recordar exactamente qué año era, para un pombéro como yo, no está muy conciente de las líneas de tiempo, a veces tengo que adivinar, ya que las noches son efímeras.

Creo que era en Italia. Sí, estoy seguro de que todo eso pasó en Italia.

No recuerdo el nombre de esta persona, solo sé que era una mujer casada, cuyo marido fue llamado para una larga guerra.

Esa mujer se preocupaba todas las noches por su marido, siempre se preguntaba si estaba bien y no podía asegurar en que su fé y oraciones mantendrían a salvó a su esposo.

¿Recuerdan al principio de la alquimia?, ¿el intercambio equivalente? Pues, ella pensó que con eso podría salvar a su esposo de las infames tragedias de la guerra.

Para querer algo, tienes que dar una masa del mismo valor.

Esa noche la describo como un conticinio, en dónde la joven mujer invitó a una nueva amiga que conoció en una tienda de imprenta. Era joven y soltera, con una inocencia casi ingenua.

Ambas bebieron una copa de vino.

Parecía una casual reunión de amigas por la noche.

¿Saben cuál fue la solución para salvar a su esposo?

Todo se responde cuando la joven invitada comienza a toser y sentía que le pesaban los pulmones.

La protagonista de este relato no se inmutó, la siguió mirando como cuando empezaron la reunión.

Así es, la invitada murió esa noche.

Quiso ocultar el cuerpo, así que llenó el piso de bolsas y puso el cuerpo encima de ellas.
Buscó entre las herramientas de su esposo: un hacha y un serrucho. El filo de ambas herramientas brillaban de una manera casi hipnótica.

El cuello de la invitada crugió ante los golpes afilados del hacha, era un sonido muy diferente al de la leña, pero seguía llenándole recuerdos hermosos de su marido.

Sé que se preguntan, ¿por qué ésta mujer tiene añorados recuerdos de su cónyuge mientras decapita a una persona?

Solo responderé en que la locura humana no suele conocer límites. Unos matan por placer, ella mataba por añoranza a su marido y querer dar una ofrenda para que volviese a salvó de la guerra.

Había un enorme charco de sangre que parecía imparable ante el flujo de esta en el frío suelo.

Ella parecía hablar con alguien, alguien que no estaba allí, sin embargo, le hablaba y le aconsejaba qué hacer.

Llegó a la conclusión en que el ser humano estaba lleno de carne, casi similar a la de los cerdos.

Despedazó muchas partes: brazos, piernas, torso...

Las lavó y las puso a cocinar.

No. Ella no llegó a devorar con devoción esos bollos de carne, pero sí usó esos jabones elaborados con esa carne.

Los bollos los vendió a unos ingenieros que reconstruían una casa que se había incendiado.

Así es, ¿imagínate si la carne que consumes en la calle no fuese de ningún animal, sino de tu misma especie?

Eso no es todo, nuestra querida protagonista de este relato no había quedado satisfecha con esa "ofrenda", pensó que su marido valía más que la vida de una mujer que solo vendía imprenta.

Hubo más mujeres muertas, más bollos que los trabajadores compraban, más cabezas arrojadas al río y más jabones con los que ella se cuida su piel. Incluso elaboró velas para que su casa no sea tan oscura.

¡Qué hermoso que una mujer se desviva por su marido!, es lo que muchos piensan, pero ¿de verdad desean a una mujer que incluso te reciba con un guiso de carne humana en una casa cálida?

Pues, como ella tanto quería, su marido regresó dándose el festín con ese guiso.

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