Tomás.
Mis pasos eran lentos. Quizás porque así lo prefería. Lentos. Atrasándome a una noticia que no tenía expectativas de que sea positiva. La mano sudorosa de Julieta sostenía la mía con firmeza, se hacía la que no le afectaba pero yo sabía muy bien que sí. Tenía unas ganas inexplicables de tirarme a llorar, y no sabía si era por arrepentimiento de no haber sido un buen padre o por lo desilusionada que iba a estar Alexia de mi si me alejaban de ella, si no luchaba lo suficiente. No podía negarlo, me merecía todo lo que me estaba pasando.
-Bueno...- el juez empezó a hablar y soltó un suspiro. -Tenemos el testimonio de los padres la difunta novia de Campos, pero ayer, también tuvimos por sorpresa el testimonio de su hermana. Jennifer Lawrence, a favor de Alexandra y Josué.
Fruncí el ceño. Ellos la habían abandonado. A ella y Daiana. El ruido de unos zapatos de taco alto resonando contra el piso de madera hizo que todos posemos nuestra vista en Jennifer. Lucia más grande, más madura. Llevaba un traje negro, los labios pintados de rojo y una cara seria. - Buen día, señoría. Disculpe la tardanza.- soltó y se sentó al lado de sus padres.
Todo fue muy raro. Yo fui quien la ayudó por años y ahora estaba a favor de sus padres, quien no solo la abandonaron a ella. -Así que lo que hemos decidido, junto a las pruebas de Jennifer, Josué y Alexandra de su mala crianza a la menor Alexia, la custodia será entregada a los mayores Lawrence.
Mi corazón se detuvo y creo que mi mundo también. No podía estar pasándome, no ahora, que estaba comenzando a ser felíz. Una sonrisa satisfecha apareció en el rostro de Alexandra. Sabía que lo hacía para joderme la vida. Seguro detrás de todo esto estaba Jennifer, quién desde el primer momento me odio. Mis ojos se nublaron, sabía que ya estaba llorando. -Julieta...- murmuré. -Julieta.- volví a soltar junto a un sollozo. -No puede estar pasándome, no...
Escuché el llanto de la morocha y supe que de verdad me estaba pasando. Que me iban a sacar a mi amor. A mi Alexia -Pueden retirarse.- volvió a hablar el juez, como pude salí de la sala, sentándome en la sala de espera.
Intentando entender todo lo que acaba de pasar. -Hola ¿No?- escuché esa voz, esa voz que conocía bien.
Julieta y yo levantamos la mirada. -Vos tuviste la culpa de todo esto, hija de puta.- caminé hasta ella. -¡¿Porqué me querés hacer la vida tan imposible?!- se quedó callada. -¿Porqué?-
-¡Porque vos me sacaste a Daiana, lacra! ¿Se siente feo, no? Que te saquen a lo que más querés.-
-¡Si vos nunca la quisiste a Daiana! ¡¿Qué decís?! Siempre la envidiaste por ser mejor que vos en todos los aspectos.
Me pegó una cachetada que retumbó en todo el pasillo. -Eh, ¿Qué te pasa, pelotuda? Calmate porque te calmo a las piñas, imbécil.- se metió Julieta haciéndole frente.
-¡¿A quién vas a calmar vos, villera de mierda?!- exclamó Jennifer.
Agarré del brazo a Julieta sacándola de ahí. -No vale la pena.- bajé la mirada y suspiré. -¿Ahora que vamos a hacer, Julieta?-
-No sé...- sus ojos volvieron a lagrimear. -Te juro que quiero despertar y que todo esto sea una pesadilla...
Entramos de nuevo, para que nos lleven con Alexia y así "despedirnos." Yo ya no podía más, cuando la vi, me quebré en llanto. No podía soportarlo, ni tampoco creerlo. Ella nos miraba pero extrañada, pero aún así nos abrazaba. -Nos la vamos a llevar a conocer su casa.- nos informó Jennifer, alzándola, ella empezó a llorar desconsolada y yo ya no podía más, Julieta estaba de la misma forma.
Salimos de el lugar persiguiéndolos hasta que la subieron al auto. -¡Mamá! ¡Papá!- repetía sin parar, haciéndome sentir la peor persona del mundo.
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Mis ojos me dolían tanto que sentía que iba a quedarme ciego. Miré a Julieta, ella tenía la punta de la nariz roja, los ojos hinchados y su respiración agitada. Paraba de llorar, pero de seguro se acordaba de algo y volvía a llorar. -Ya no puedo...- soltó junto a un sollozo. -Te prometí que no nos la iban a sacar y lo hicieron, perdón.
La abracé con fuerza, intentando hacerle saber que ella no tenía la culpa de nada.
-Es mi culpa, no la tuya.- ella me miró. -Te juro que la vamos a recuperar...Perdón Alexia, perdón. Papá va a ir contra todo para recuperarte a vos, mi amor.