Capítulo 2

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—¡Eres todo un Casanova, Midoriya Izuku!

—¡Todo esto es tu culpa! —Izuku le gritó al siguiente segundo, más para defenderse que para recriminarle a su mejor amiga—¡Tu trajiste el juego del demonio a mi casa!

Uraraka achicó los ojos, contrayendo los párpados es una expresión que gritaba por cada una de sus líneas la palabra "¿Qué? "

—No recuerdo haber jugado a la quija contigo. —ella pareció pensarlo un segundo, aunque después sacudió la cabeza—Eso no importa ahora. ¿Por qué no me presentas al chico guapo?

¿En serio había preguntado aquello? ¿El chico guapo era lo único extraño ahí?

Midoriya señaló con enojo la capa de frío cristal que los cubría, avivando el comentario anterior de Ochako. La chica pasó su mirada del chico de cabello bicolor hacia donde Izuku apuntaba.

—¿No vas a preguntar...? ¿Él... —señaló a Shou—es todo lo que importa ahora?

Pft... Es algo típico del calentamiento global, Izuku. —movió la mano de arriba a abajo, restándole importancia al tema. Luego se acercó al chico más alto—Ahora sí. Si él no es tuyo, va a ser mío. —Uraraka sonrió gentilmente hacia el llamativo extraño—Hola. Mi nombre es Ochako Uraraka, pero puedes llamarme el amor de tu vida.

Hili. Mi nimbri is Ichiki Iririki. —Midoriya se cruzó de brazos.

—Soy Shou. Un gusto.

¡Ojalá su encuentro hubiera sido así de normal! Así Izuku no habría chillado como fangirl leyendo algún Omegaverse barato ese día en la mañana.

Aunque si su primer encuentro hubiera sido normal, no se habría sentido la misma emoción del momento.

Ochako hizo un gesto contrariado, aunque respondió al instante.

—Igualmente es un gusto, Shou-chan.

—¿Podrías no llamarme así? —el chico de inmediato clavó su mirada en Izuku, que al momento de verle, supo lo que pensaba: «Solo él puede llamarme así. » La única opción que le restaba era fingir demencia y desviar la mirada, ocultando su bochorno—Solo Shou está bien.

Ochako se colgó de su brazo.

Y Midoriya regresó a ellos su mirada al segundo siguiente.

—¿Y dónde consiguió Izuku a alguien tan...?

—¿Qué no salías con Iida? —interrumpió en un bufido, mientras se pasaba una mano por el puente de la nariz.

No estaba celoso. Claro que no. Al menos no por la razón que ustedes creen.

Se suponía que Ochako estaba ahí para verle a él. No a la cosa de ojos heterocromáticos creada de la mismísima nada la noche anterior.

—Él no tiene que enterarse—Uraraka dijo en broma, soltándose al fin de Shou, regresando hacia su amigo para darle un fuerte abrazo que duró al menos ocho segundos—Justo de eso quería hablarte.

Ochako se sintió extraña al siguiente momento. Como si un par de ojos se estuvieran clavando en su nuca, jurándole muerte y devastación. Aunque eso solo podía ser paranoia, ¿verdad?

Cuando se separaron, Midoriya formuló su primera sonrisa desde que la chica arribó, volviendo a la cálida comodidad de tener a su amiga cerca. Una que solo ella podía otorgarle.

—¿Y bien? —Ochako lo tomó por el cuello, pasándole el brazo por la nuca, atrayéndolo lo suficientemente cerca como para que escuchara sus susurros—¿Puedo quedarme con el galán de telenovela o...?

Dieciséis Pixeles [TodoDeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora