El segundo trauma.

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Luego de eso me puse a dibujar y a escuchar canciones de mi banda favorita, tenía los audífonos puestos ya que si hacía ruido pudiera ser que el trapeador fuera el siguiente intento de apuñalarme con un palo de madera que es para limpieza del hogar, sonreí al pensar eso, no sabía el porqué, pero me hacía gracia, como dándole un sentido irónico a todo esto, ese dia hice tres dibujos, un retrato, un paisaje y una caricatura.

La caricatura era de un árbol apuñalando a otro árbol con un producto hecho con humanos que sirve para la limpieza del asfalto, era muy diverto el dibujo, como mi yo pero de otra dimensión. Comienzo a recordar el sueño y también mi poema de la mañana, veía que todo, era igual, era mi poema y mi deseo de morir juntos, pero con dolor, aunque todo fue como lo imaginé, pero más doloroso. Luego comencé  a escribir otro poema:

Mientras escribía de mañana, mis sueños en una hoja blanca. Sueño donde la muerte es desead, tu te acercaste a mi ventana, escuchaste mis súplica y te apiadaste de mi alma. Me mostraste lo doloroso que era lo que yo deseaba, para que no lo repitiera o eso creo que esperaba. Pero no soporto los sueños de amor, paz y mis esperanzas, por ser feliz, dicen que de otra forma valla. Mañana al despertar, me tomaré muchas pastillas hasta llenar mi garganta, y volaré con ustedes lleno de amor y de libertad con sus alas.

Luego de eso me levanté de la cama para maquillarme con tiempo y no escuchar los gritos de mi papa, me estuve maquillando y el me llamó:

- ¡Tyrone a desayunar! Y no me hagas repetirtelo.

Yo le respondo:

- Ya voy pa.

Me falataba poco para terminar cuando estropee el maquillaje del lado izquierdo que es el lado que al final siempre le dejo para maquillar, no sabía que hacer, pensé en igualar el otro lado y no lo logré, terminé arruinando los dos maquillaje y tuve que quitarmelo para intentar otra vez, asi que tardé más de lo esperado, mi papá me comenzó a llamar a gritos:

¡ ¡Tyrone! Ya sal a comer carajo, que se me hace tarde.
¡¡Tyrone! Sal de allí fojo de mierd* que estás no son horas de dormir.

Terminé lo más rápido que pude, abrí la puerta y me recibió una fuerte cachetada, luego me tomó por el brazo y comenzó a pegarme por las piernas y a decirme:

- Ya deja la flojera de mierda, te tienes que despertar temprano, eres un madito parásito, ¡basura!.

Yo estaba llorando y pegando saltos pidiendo que me perdonará, pero el continuaba, después de varios latigazos con su cinturón y muchas palabras groseras, mis piernas comenzaron a sangrar, no entendía el porqué, papá estaba más agresivo que antes, que me pegara todos los días, eso si lo hacía, pero no era normal que lo hiciera hasta verme sangrar y mucho, está vez no fue mi espalda, fueron mis piernas. Cuando se cansó me dijo:

- ¡Ya para de llorar y ven a comer!.

Fui a la mesa e intenté sentarme, pero el dolor y ardor de las heridas de mis piernas no me dejaban, asi que comencé a comer de pié. Mi papá me mira y me dice:

- ¿Qué? ¿no te piensas sentar?

Yo le contesté  sin verlo:

' Me duelen mucho las piernas papá.

El me dice enojado:

- ¿Y? ¡Te me sientas!.

Yo soportando el dolor y el llanto me senté, no podía retener las lágrimas de mis ojos, se me escapaban y desayuné con un ligero toque de salado por las lágrimas. Llegué a mi habitación y me puse a llorar, esperé que el se fuera y después de que me aseguré que no iba a volver puse mi canción favorita para volverme a quedar dormido entre lágrimas y cantos bajos pocos entendibles. No recuerdo en que momento, como pasó ni cuando pasó, pero estaba vez me encontraba en la cocina, el ángel ya estaba frente de mi y yo estaba con las pastillas del lado izquierdo y un gran vaso con agua en mi mano derecha.

El ángel me mira y mira después al vaso, no sabia si era un sueño o era la realidad, pero al verle los ojos por unos segundos comencé a tomar pastillas como si fuera granos de arroz o palomitas de maíz, me tomé tantas que me comenzó a doler el estómago, sentía que el estómago se abriría en dos, tenía un sabor en la boca horrible, no pude dormir, no almorcé ni cené, comencé a vomitar sangre y mientras vomitaba sentía que los órganos se me venían por la boca, que perdía sangre en cada vómito que daba, el sabor de la sangre era insoportable y me salía sangre hasta por la nariz, vomitaba mucho y muy seguido, creí que había pasado como un año vomitando pero sin noches ni lluvias ni cambio de clima, hasta que sentí una debilidad muy fuerte, como si me fuera a desmayar y desperté.

El escritor de media noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora