Habían pasado varios meses y mi papá ya no me pegaba tan seguido, ya no sangraba tanto, quizás solo lo que tenía era una rabieta, después de sentir el profundo dolor y temor de que cada día era una paliza que recibía hasta verme sangrar heridas incluso antiguas heridas ya que fue asi durante una semana, todo se debatía entre lo tan perfecto que pude llegar a realizar cada movimiento y el mas mínimo error como un pestañeo en el segundo equivocado, para ver si se repetía la escena de la película "La pasión de cristo" cuando le azotaban a Jesús. Hasta que un día, de la noche a la mañana, ya era todo diferente, así como la muerte, que todo no era ni bueno, ni malo, ni feliz, ni triste, ni ninguna emoción o estado emocional, todo era, nada, no había nada, era tan tranquilo, solo se sentía paz. Seguí escribiendo poemas, pero no me atrevía a escribir un poema de suicidio, ya que si lo hacía, lo soñaba y sentía que moría de esa foma y no lo descubrí de la mejor manera posible. Un día papa llego a casa, ese día fue tan desgarrador para mí, qué escribí otro poema, donde decía:
- Con mi puño y letra,
Con sangre en las manos y las piernas,
El dolor de mi piel desgarrarse completa.
Con molestias en los brazos y en la espalda que incrementa,
Con el aldor de las herdias que envenenan mis venas,
Por la sadiques de un hombre al salar mi cuerpo con sangre por cubierta.
Sí,
Yo sangraba que hasta el piso manchaba,
Mi piel lloraba lágrimas rojas,
Que habría un camino liquido sobre un rastro violento,
Sobre la piel que se pintaba morada en mi cuerpo.
Desprecio y odio veo en sus ojos al verlo,
Por un crimen que yo no quise cometerlo,
El verdugo se prepara por la falla del preso,
- ¿Que hizo señor juez? Para el castigo tan violento,
- Tirar el frasco de la sal sobre lo que el estaba comiendo.
Por eso su castigo son 30 latigazos,
Que desgarren un poco su cuerpo,
Para que sangre por sus heridas otra vez.
Y frotar la sal en su cuerpo.
Por pasar tal injusticia mañana me colgaré desde el cuello.Pues, como les dije, deje de escribir sobre el suicidio a la mala, resulta que ese día soñé que me ahorcaba, sentía con detalle el momento que tiro la silla y comienzo a sentir una presión sobre mi cabeza, el aire faltarme al punto de asfixiarme, sentía como se dormía de golpe mi cuerpo del cuello para abajo, intentaba mover mis manos para quitar la cuerda y no podía, sentía que mis ojos iban a explotar con mi cabeza, mis oídos se tapaban como cuando estás subiendo a un páramo o motaña, era todo tan horrible.
El caso es que ya eso había pasado y mi papá no me pegaba desde aquel violento y despiadado castigo, tres meses y 18 dias para ser exacto, por lo que ya no me importaba si mi papá había hecho eso, me sentía tranquilo y en completa libertad, me sentía tan maravilloso, era tan bueno que no creía que fuera verdad, no sabía que mosca le había picado a mi papá ni porqué ya no me pegaba, era algo que me sorprendía pero no me importaba saber ya que asi me sentía más tranquilo y con más libertad.
Escribí algunos poemas, veía películas, escribía canciones con más alegría y mejor ritmo, algo más movido. Era como mi cielo donde estaban los ángeles. Hasta que a todo cerdito le llega su diciembre y ¡pum!, le dan el mayor golpe de su vida, asi me pasó a mí ese día, un 2 de junio.
Eran las 8:45 pm, tardamos un poco en cenar ya que mi papá había llegado un poco tarde, cenamos en completo silencio, yo tenía mis audífonos cuando me los quite y los puse sobre la mesa, al terminar fui y lavé mi plato y fui a mi habitación, busqué mi cuaderno de poemas y comencé a escribir, mi papá abre la puerta y me dice de la nada:
- Tyrone, dejaste los audífonos en la mesa.
Me ve haciendo un poema y me dice:
- Tyrone, ¿Que diablos estás haciendo?
Yo temeroso porque ya sabía que era lo que iba a pasar le digo:
- Haciendo un poema pa.
Mi papá me quita la libreta y comienza a mirar que habían muchos poemas, se va a la cocina, la prende y lanza mi libreta a las llamas, yo solo veía como se quemaba, como todo lo que había escrito se volvía cenizas, cuando comienzo a llorar, las lágrimas eran tantas que mi maquillaje comienza a caerse y mi papá se da cuenta de que usaba maquillaje. Se volvió más agresivo, me comenzo a pegar a bofetadas y a llamarme marica, papá me pegaba y me arranco la camisa cuando intenté correr, se partió así como se partió mi corazón al ver mi libreta quemarse, no prestaba atención a los golpes ya que mi mayor dolor era perder mis poemas, sin darme cuenta estaba desnudo, golpeado y en el piso, papá se bajó su pantalón y estuvo apunto de violarme cuando entré en razón e intenté escapar, me tapó la boca cuando quise gritar y comenzó a violarme, me sentía patético y estúpido al no defenderme y al no a ver hecho algo cuando pude.
El me tapó la boca tan fuerte que no podía respirar, sentía como me faltaba el aire y con más intensidad cada maldito segundo que pasaba, todo se volvía tan eterno, hasta que al pasar unos minutos morí, sí, allí tirado, golpeado, como una basura, como lo más patético del mundo, asfixiado y violado por su propio padre que no se había dado cuenta que había matado a su propio hijo mientras abusaba de el, solo lo miraba, veía mi inútil cuerpo siendo abusado.
Cuando miré hacía la cocina, pude notar que allí estaba el ángel, se acercó a mi, lo vi y comencé a llorar, el me abrazó, limpió mis lágrimas y me sujetó la cara, me dijo:
- Sigueme.
Lo seguí hasta la ventana por dónde me había tirado el primer sueño, el salió y me miró, yo no quise avanzar ni mucho menos sentarme en ella, hasta que el ángel dijo:
- Bienvenido, vuela conmigo, que los ángeles pueden volar.
Me dio una gran emoción, me sentía tan felíz que me lancé por la ventana y grité:
- ¡POR FÍN SERÉ FELÍZ CON USTEDES!
Y adivinen... LOS ÁNGELES PUEDEN VOLAR.
ESTÁS LEYENDO
El escritor de media noche.
Historia CortaEl dolor y la desesperación le llaman a tyrone a refugiarse en su habitación, ya que su propio padre lo mira con desprecio por una desgracia de la que el no fue culpable. Buscando como desahogar sus sentimientos, entre poemas y canciones desarrollar...