; My R - Cassandra's fanfic - Tangled the series ;

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Los días pasaban, y cada que Cassandra subía alguna chica nueva se encontraba allí, ellas se desahogaban y luego desaparecían, pues se sentían mejor y ya no querían hacerlo.

Pero Cassandra no tenía a quién compartirle sus dolores sin sentirse culpable.

Aquella vez cierta chica rubia se ofreció en ir a almorzar con ella, y Cassandra se negó con la excusa de que quería estar sola un rato.

Subió a la azotea, encontrándose con una de estas chicas que siempre aparecían, se acercó y detalló con la mirada a aquella chica de suéter amarillo, cuyas lágrimas no se desvanecían a pesar de la sonrisa que esbozaba.

Antes de que ella dijera algo la chica de suéter amarillo habló, como si supiera qué iba a preguntarle Cassandra.

— Quiero con esto finalmente borrar todas las cicatrices. —Dijo la chica con melancolía, sin ver a Cassandra.

— Quiero detener y borrar todas esas cicatrices que sólo aumentan cuando vuelvo a casa. —La chica se volteó, dejando ver su nariz la cual sangraba y también tenía varias banditas adhesivas y gasas en el rostro, y varios evidentes moretones.

Cassandra se quedó helada, sus ojos fueron inundados por lágrimas y sus piernas flaquearon, obligándola a agarrarse de aquel frío barandal para poder mantenerse en pie.

— N-No lo hagas, por favor. —Musitó aquella ruda y estoica chica, la cual ahora estaba sumida en lágrimas y temblorosa, sintiendo que iba a vomitar y como cada uno de los moretones de su cuerpo dolía.

— No lo hagas por favor te lo ruego. —Cassandra comenzó a llorar a todo pulmón.

— ¿Qué demonios haré?, ¡No tengo el derecho de detenerla! —Pensó Cassandra sintiendo las lágrimas caer por sus mejillas.

— Por favor, no soporto verte así, no lo hagas, hablo enserio. —Susurró.

— Entonces lo haré otro día. —La lastimada chica sonrió con amargura y desapareció.

Ahora Cassandra tenía que ir al baño a lavarse la cara, y cambiar algunas de sus banditas.

— Hoy... Hoy no... —Susurró mientras sentía el agua fría en su cara, para su suerte el baño estaba vacío.

Cerró la llave del lavamanos y salió de allí, quizás almorzar con Rapunzel no le haría mal después de todo.