3

376 51 2
                                    

Hoy es jueves y me atrevo a decir que estoy emocionado, estuve todo el día de ayer practicando, buscando perfeccionar cada pieza, preparándome una buena confianza conmigo mismo para ejecutar cada melodía.

El reloj marco las 9:30am, decidido salí de casa para aproximarme a la plaza, me habré tardado unos diez minutos pero ya me encontraba junto a Merlon.

-¡Muchacho! -la vejes se le marca mucho más de lo que recordaba.

-Hola Merlon, ¿Cómo se encuentra?

-Bien y feliz de que hayas aceptado mi invitación.

-¿Cómo no lo haría? Es lo que me apasiona.

-Eso me anima a programar más eventos con tu música.

-Estaría encantado -sonreí, mientras que con tranquilidad me explicaba dónde iba a situarme, cuando comenzaría y cuando podría tomarme descansos, me entrego una pulsera que me permitiría comer sin pagar. Esto sí que me hizo sonreír con más ganas, se despidió dejándome solo con mis cosas. Acomode una butaca, el atril, saque del estuche el violín para dejarlo en el pie que tenía al lado, busque las partituras para posicionarlas y espere.

Poco a poco aparecía más gente, muchas familias, especialmente niños, me miraban con curiosidad, sentándose cerca esperando a que comenzara a tocar. Espere a que se llenara un poco más, cuando me costaba ver los otros puestos que rodeaban el pueblo, tome mi violín y comencé a afinarlo.

Un semicírculo se formó a mi alrededor, todos expectantes a mi música, toque varias canciones conocidas por todos, donde en ellas me seguían con aplausos o cantándolas a la par.

En un momento, deje de tocar las que había seleccionado, cambiando el espectáculo que me había programado con anterioridad, donde comencé a bailar y a cantar con los niños que se entusiasmaron por el sonido amigable de mi instrumento. Los padres sonreían gustosos por tal escena, era un ambiente feliz que llenaba mi corazón con alegría. No pare de tocar en ningún momento, cada vez se agrandaba el público y pude notar que varios de mis amigos se encontraban ahí, participando entre la muchedumbre.

Estaba por comenzar el atardecer, así que decidí despedirme, me había pasado dos horas más del horario que Melon me había dicho, pero no ocasiono problema porque también lo vi aplaudiendo junto a los padres. Al parecer fui el centro de atención de la mayoría de los habitantes del pueblo, hasta los que estaban en los puestos de comida se acercaron a escucharme.

Estire mi espalda, la gente ya se había retirado para ver el resto del evento junto a los puestos de artesanías, logre sentirme liberado en el buen sentido. Fue un espectáculo de maravilla.
-¡Rubius! -no me lo creo. Me gire y si, ahí estabas, con tu sonrisa resplandeciente. Sin dudarlo te abrace con ganas, te había extrañado muchísimo.

-¡Mangel! -Reímos de alegría -no tienes idea de cómo te eche de menos.

-¡Ni que lo digas! -Rompiste el abrazo para verme de arriba abajo -sigues igual que la última vez que nos vimos.

-Debo decir lo mismo compañero.

-¿Pero que tenemos aquí? -una melena anaranjada se hizo presente, mis ojos se clavaron en los alegres ojos verdes.

-¡Lolo! Joder tío -recibí gustoso el abrazo de este, aunque no duro mucho como el anterior, sentía que volvía a mi adolescencia -¿Cómo estás?

-Hace mucho no me llamaban así -reímos los tres -me encuentro bien, alaísimo de mi niña.

-Es lo que puedo ver -Mangel, es impresionante que te sigas sonrojando cuando ya llevan más de tres años de relación.

Me ayudaron a guardar el resto de mis cosas, se ofrecieron a acompañarme a casa para dejar todo, lo cual aprovechamos para ponernos al día de todo lo que había sucedido. Mire a Mangel de reojo, se veía bastante feliz junto a Lolo, se notaba que eran tan para cual, vi que llevaban una pulsera cada uno con hilo encerado de color naranja y azul. Sonreí por tal detalle.

Prístino✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora