T.S.B.F.I#25

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El chico no sabía que hacer por lo que bloqueó su teléfono y se tumbó en la cama. Una vez que tuvo la cabeza apoyada sobre la almohada miró al techo pensando qué podría hacer. Él era un chico que no muestra sus sentimientos más íntimos pero esa chica, esa pelirroja que le volvía loco y no salía de su cabeza, hacía que fuera totalmente diferente. Los primeros días en los que comenzó a hablar con la joven se levantaba por las mañanas con una radiante sonrisa que podía animar hasta al más devastado de todos por lo que su madre alzaba una ceja ya que raramente su hijo se levantaba tan seguido feliz y sin hacer alguna rabieta.

Se rascó por debajo del ojo pensativo para más tarde levantarse de la cama de un salto con una sonrisa más brillante que el mismo sol. Salió de su habitación decidido y bajó las escaleras encontrándose con su madre dándole la merienda a su hermano pequeño, se despidió de ellos sin darles una explicación hacia donde iba y salió corriendo de la casa. Se montó en su coche con el corazón acelerado y los nervios a flor de piel; arrancó el coche y comenzaron a asaltarle las dudas: ¿y si le decía que no? ¿Y si ella tenía mejores cosas que hacer que pasar el rato con él? ¿Y si se había enfadado con él por no haber seguido con su juego de preguntas? Negó con la cabeza para así poder desechar sus negativos pensamientos y comenzó a conducir ahora ya más tranquilo y decidido.

Decir que le sudaban las manos era poco comparado con lo que tuvo que hacer para que no se le resbalaran las manos del volante; tuvo que ponerse un par de pañuelos en cada mano para así poder controlar mejor el volante.

Frenó en seco y colocó el coche delante de la casa de la pelirroja para después bajarse de él con el corazón en la mano y una gota de sudor en su frente. Se sentía nervioso, exhausto, feliz... Era una mezcla de emociones, tanto buenas como malas, que se agrupaban en el estómago haciendo que este le cosquilleara como si tuviera las legendarias mariposas en el estómago de las que todo los enamorados y soñadores hablan. Ahora podía comprobar que el amor existía, era la primera vez que sentía algo tan grande por alguien y sabía, a la perfección, que nadie iba a poder pararle.

Con pasos decidido se adentró en el gran jardín de la casa de la madre de Manuela, las flores del jardín eran preciosas y sus colores eran tanto puros como bellos dándole un toque aún más elegante a la gran fachada de la casa. Llamó al timbre y  tragó saliva esperando que la que quería que fuera su chica le abriera la puerta.



Espero que os hayan gustado los dos capítulos de hoy ;D

The Stupid Boy from Instagram [#1 B.G.A.F]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora