XII

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Estaba en una habitación, oscura, pequeña, con una puerta frente a él, pero cerrada, tirado en el suelo, con la piel pálida y sus cabellos rubios, secos y mugrosos, se encontraba herido con su ropa que debió ser clara, desgastada y sucia, manchada de aquel líquido escarlata que había visto salir de su cuerpo muchas veces. Se sentía sin salida, con miedo y desesperación, sabía que, en cualquier momento, alguien llegaría con el único objetivo de enterrar ese objeto filoso hasta que sus párpados descendieran, miró la pequeña luz que le llegaba bajo la pequeña abertura entre el piso y la puerta, y miro la sombra que se posaba en esta, lo sabía, sabía lo que le esperaba.

Miren a quien encontramos aquí ­–Un hombre apareció frente sin poder verle detalladamente por la luz a su espalda, pero algo que pudo definir muy bien y que jamás olvidaría, aquellos ojos verdes llenos de odio y oscuridad– Hoy no será como hace 5 años, esta vez no saldrás vivo.

¿Vivo? ­–Todo lo que sucedió realmente se llamaba vida, y esta persona alegaba que eso terminaría hoy, ¿Qué había después de la vida? –¿Por qué me hacen esto?

El involucrado lo golpeo fuerte, con furia y repetidamente, un golpe tras otro, comenzó a patearlo haciendo que su víctima jadeaba más fuerte, pisó las costillas del niño y este solo pudo gritar– ¡Mataste a mi hermano! ¿Cómo se te ocurre preguntar?

La noche transcurrió, los gritos, la desesperación, el terror y la furia, todo se llevó a un momento definitivo, tal vez si ese hombre hubiera parado minutos antes, quizás si hubiera olvidado ir aquella noche a ese sitio, ambos podrían haber tenido un destino diferente. Esa persona desalmada sonreía ante los gritos del menor, verlo sufrir y en el charco de su propia sangre, le encantaba, sentía tanta satisfacción que un escalofrío pasó por su espalda, debía aumentar el nivel, sacó un arma, un kunai para ser específico, de sus tiempos antes de ser echado de las filas ninjas de Konohagakure después de la muerte de su hermano, arrancó el buso repugnante, haciéndolo añicos, tomó con fuerza el brazo izquierdo del joven y comenzó a cortar la piel, escuchando con gracia los alaridos del rubio, tuvo una idea para que este nunca olvidará lo que era, así que escribió rasgando los tejidos de la piel, "monstruo". El muchacho no soportaba el dolor, no entendía, a lo mejor, nunca lo haría, sus ojos empezaron a tornarse rojos y con una fuerza que no sabía que poseía, empujo a ese despiadado ser, tomando el kunai manchado con su sangre, no pensó mucho, solo siguió el ejemplo de todas las personas que había visto, apuñaló a su oponente, en el costado, lo sacó y lo volvió a meter, la camisa gris de aquel sujeto se manchó cada vez más, y cayó, solo cayó jadeando en el dolor, el rubio se subió encima de él y lo apuñaló una vez más, esta vez, en el pecho, y en cada apuñalada, dejaba salir todo lo que sentía; soledad, confusión, desesperación, miedo, dolor, ira.......

Su energía se agotó, su cara tenia sangre, pero no era suya, no lo era, miro los ojos de su adversario, aquellos ojos verdes, que siempre recordaría, que lo habían observado con odio, ahora, no veían nada, sus pupilas eran blancas, también recordaría eso, tal vez una persona normal hubiera vomitado por lo repulsivo que era, pero él no era alguien normal, el veía el mundo de forma distinta, aunque para empezar, su mundo era solo aquella habitación que estaba envuelta en la oscuridad, él sonrió, aliviado, de alguna forma su cuerpo se relajó, se apoyó en la pared, descansando, miro su brazo al que le habían escrito algo, en ese momento no lo sabía, claro que cuando creció, lo comprendió, y aquella palabra fue algo que lo perseguiría. Quizás otros pensarían que no era culpable, pero él no lo sentía así, tal vez si solo hubiera sido aquel hombre, o a aquellos que ante sus ojos eran los verdaderos monstruos, pero las mentes inocentes, que eran puras, también lo llamaron, monstruo y demonio, fue sorprendente cuando la hija de su primer asesinato lo llamo de la mismo forma que su padre, cada vez que la veía se preguntaba ¿Que pensaría su compañera cuando se enterara que mato a su progenitor?

Dolor bajo una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora