II. Nuevas vidas

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Conforme pasaba el tiempo las criaturas comenzaban a respetar territorios y comenzaban a formar familias. Retomaron sus alianzas y hacían visitas entre elementales, forjando así amistades que pretendían ser duraderas.

Fue asi como la sílfide Corelia decidió unir su vida con el silfo Arthur formando la bella familia de los Connell y viviendo en una pequeña casita en la pradera. Corelia era bella y dedicada a las labores de su casa, y siempre se daba tiempo para la jardinería mientras que Arthur solía ir a negociar las verduras y frutos que cosechaba su mujer con otros seres elementales.

Tiempo después de que los Connell prosperaran en la pradera llegaron buenas noticias para ellos. Tendrían una pequeña criaturita revoloteando por su casa, serían padres. No había nada más que los pudiera hacer felices. Tendrían que ser pacientes para esperar a que su pequeño decidiera salir de aquel nacarado huevo, y para protegerlo invocaron a la niebla, quien se encargaría de protegerlo durante toda su existencia. Ese era el inicio de su legado.

Una mañana de primavera el pequeño cascarón se vio envuelto en niebla y una tenue luz azul. Corelia y Arthur no podían contenerse ante la inmensa felicidad que los inundaba. Fue así como nació Ashanty, la sílfide, la bella protagonista de esta historia.

En Lundell las noticias corrían muy rápido entre las alianzas, por lo que los seres elementales y las Banshees fueron a visitar a los connell para felicitalos ante el maravilloso acontecimiento, el milagro de la vida.

Ashanty, era una niña muy dulce, muy tierna, muy simpática y muy bondadosa; pero Ashanty era una sílfide, una especie de hada con el don de manipular el viento a su antojo. Sus padres estaban asombrados porque a pesar de su corta edad la pequeña era más hábil que ellos dos juntos y había dominado el viento con gran facilidad.

Además de esas habilidades era claro que la pequeña poseía una belleza sinigual: de ojos celestes, rulos anaranjados, piel nívea y una figura grácil y liviana acorde a las pequeñas alas tornasol propias de ella como sílfide, alas que con el paso del tiempo se desarrollarían y en un futuro le permitirían volar.

Todos los días Ashanty salía a caminar y jugaba con los animalitos del bosque, hasta llegar al punto en que de tanto jugar y convivir con ellos era querida por todos los habitantes de Lundell. E incluso ya era amiga de un pequeño gnomo, una ninfa y una banshee.

Mientras paseaba se ponía a danzar en el viento y a cantar una melodía simple pero capaz de hacer vibrar los sentimientos de los demás; la melodía era tan simple que se podía repetir sin ser abrumadora y decía algo como:

"cuando la vida te llena de dulzuras

Y te recompensa en sentimientos

Debes aprovecharlos

Y vivirlos como aventuras.

La vida va, las cosas quedan

Pero los sentimientos siempre vuelan

Si tienes un sentimiento debes compartirlo

Y luego empezar a vivirlo."

Sus pequeños amigos solían encontrarla en el camino y después de hacer sus labores se disponían a jugar. La encomienda dada a Ashanty era ayudar a las pequeñas aves a volar con ayuda de un poco de viento. Oscar el gnomo hacía germinar las semillas que caían al suelo, Felicia la ninfa se encargaba del rocío matutino y Bright la Banshee solo los contemplaba, ya que no había nadie a quien anunciarle la muerte. Por lo que una vez que todos cumplían correteaban, cantaban y compartían el almuerzo cerca de la pradera, para que al caer la tarde todos regresaran a sus casas.

El Caballero y la Silfide #LDAW2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora