I. Las maravillas de un rincón del mundo

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Eráse una vez en un pequeño rincón del mundo, aún desconocido, un bosque con abundante vegetación y fauna. Con maravillosas vistas, prados y una cascada que daba paso a un riachuelo de aguas cristalinas. Era tal la belleza de este lugar que distintos seres y criaturas mitológicas de distintos lugares y orígenes habían decidido convertirlo en su hogar.

Entre estas criaturas se encontraban los seres elementales, quienes vivían y formaban parte de la naturaleza con la misión de protegerla y hacerla prosperar; estaban los gnomos o pigmeos, pequeñas criaturas cuya naturaleza destinada a proteger pertenecía al elemento de la tierra; las ondinas o ninfas, bellas criaturas que habían sido asignadas al elemento del agua; las salamandras, criaturas propias del fuego y las sílfides, cuyo elemento era el aire.

Además de estas criaturas también llegaron las Banshees, provenientes de Irlanda, mismas que decidieron refugiarse en ese bello bosque a causa de que ya no había suficientes humanos para ellas. Ellas eran espíritus de aspecto grácil encargadas de comunicar la muerte de una persona a sus allegados.

Todas las especies gozaban de libre tránsito por el bosque y podían situarse y apropiarse de cualquier espacio como les placiera, convivían en armonía e incluso habían comenzado a establecer relaciones y alianzas, Incluso el bosque ya contaba con un nombre: Lundell. Todo iba bien hasta que llegaron de la antigua Grecia las arpías, seres amargados, predominantemente de sexo femenino, las cuales solo tenían en su mente un pensamiento: arrebato de venganza. Además de que su aspecto físico no era muy agradable ya que eran bellas mujeres con garras y emplumadas cual águila, sus modos y actitudes negativas ocasionaban que ni Banshees, pigmeos, ninfas, salamandras o sílfides quisieran relacionarse con ellas.

Y eso ocasionó conflictos que pusieron fin a la bella dinámica con la que vivían.

Fue tal el arrebato de ira de estos seres que no quedó mas remedio que delimitar el territorio de Lundell, dividiéndolo de tal manera en la que cada especie contara con su propio espacio, dejando el claro del bosque como área en común

Fue así como los pigmeos decidieron quedarse con los valles y las zonas montañosas, las ninfas comenzaron a habitar en la cascada y a las orillas del riachuelo, las salamandras reclamaron la zona árida ya que era más propensa a incendiarse, las sílfides se refugiaron en la pradera , las Banshees se adentraron en la espesura del bosque, donde casi no llegaba el sol y las arpías quienes resultaron las más aprovechadas, apoyándose en amenazas, decidieron habitar la zona aledaña al claro, delimitando sus espacios con regaliz y setas azules.

La dinámica del bosque de Lundell se corrompió. Ya que había criaturas a las que se les olvidaba el tratado territorial y trasgredian territorios por error. Sin embargo de una disculpa no pasaba, siempre y cuando fuera territorio de Banshees o seres elementales; pero si invadías el espacio de una arpía no tenía reparo en atacar y lanzar melodías mágicas a modo de hechizos como una manera de castigar a cualquiera que se atreviera a acercarse.

Fue así como cada criatura, según la misión que se le hubiese encomendado hizo prosperar la naturaleza en Lundell.  

El Caballero y la Silfide #LDAW2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora