Capítulo 00:01

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SeokJin se detuvo frente a la puerta de su amigo y mordió su labio inferior con preocupación.

Inhaló profundamente y giró la manilla de la puerta, abriéndola sin pedir permiso ya que sabía, que no tendría respuesta o no le permitirían entrar si preguntaba.

—No cambiaré de opinión —pronunció con voz ausente el menor, sabiendo cual era la intención de cualquiera de sus tres amigos en su pequeño departamento.

—Pero... Kookie... —dijo suavemente e inmediatamente captó su error cuando la figura en forma de bolita sobre la cama se estremeció—. Lo siento... —susurró y retrocedió cerrando la puerta.

La expresión derrotada en su rostro debió de ser muy notable al volver con sus otros amigos según los suspiros de los dos contrarios.

—Lo arruine —dijo torciendo sus labios en una mueca antes de ir a los brazos de su pareja—. Se me escapó el apodo de su abuelo.

Los dos restantes suspiraron y Yoongi chasqueó su lengua en forma reprobatoria.

—Esto no puede seguir así —anunció levantándose de la silla—. Los tres sabemos que ese niño se arrepentirá cuando el dolor disminuya.

—Fue un golpe estremecedor. Apenas ha cumplido un año desde que perdió a sus padres y ahora perdió a su abuelo también —le recordó Namjoon—. Tal vez vender aquella casa no sea tan malo.

—Sé lo que es perder a alguien, soy el mejor que lo comprende entre nosotros tres —le recordó algo mordaz—. Pero ya ha pasado casi dos semana desde que sepultamos a sus abuelos y el abogado vino a hablar con él. Jungkook sigue malditamente encerrado en aquella habitación con la absurda idea de vender su casa.

—También pienso que lo lamentara más adelante —asintió el mayor de los tres—. Pero él no escucha y no nos hace caso. Agradezcamos que al menos no cayó otra vez en el alcohol como hace un año atrás.

—Pero esta vez se alejó de nosotros —susurró Namjoon—. Ya no puede seguir encerrado en este pequeño departamento y negar su realidad.

—Yo iré a hablar con él —anunció Yoongi—. Tal vez lo haga entrar en razón y vuelva a su casa.

—Solo... No seas muy rudo con él —pidió con preocupación Jin—. Hoy nos llamó por ayuda y hace dos semanas que ninguno había hablado con él.

—Nos llamó para que le ayudáramos a traer sus cosas, hace una hora que estamos aquí y él sigue allá encerrado —señaló la puerta—. Tratarlo como un bebé tampoco lo ayudará, él ya es un hombre adulto también —indicó antes de caminar, pasando al lado de la pareja.

Pero no fue necesaria su charla para nada emotiva que seguramente el menor hubiese ignorado.

Un Jungkook con sus ojos hinchados, irritados y rojos de tanto llorar hizo acto de presencia en la pequeña sala de estar.

—Koo-... Jungkook —pronunció Jin aclarando su garganta en un intento de cubrir su casi error.

—Estoy bien, Hyung —su voz fue ronca, algo que realmente no iba en la poderosa y cautivadora voz del menor.

Era obvio que no estaba bien, pero ninguno de los mayores dijo algo al respecto.

—Vamos a la casa, terminemos con esto pronto —pidió en un doloroso susurro.

Los tres contrarios no hicieron más que asentir con su cabeza. ¿Qué más podían hacer realmente?

Preguntas de "¿estas bien?" O palabras de aliento como "lo superaras con el tiempo" Estaban de más.

Zero O'ClockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora