Mis ojos estaban fijos en el pálido rostro de la mujer que me crío, cabello castaño y ondulado adornaba su cabeza, incluso luego de que su corazón se detuvo despide una belleza sin igual.
Ha sus 35 años el hombre con el que paso toda su vida cortó su respiración con 3 metálicos colmillos en el abdomen y 2 en el pecho, el hombre al que llamé padre toda mi vida me quitó a mi madre para luego escapar como un insecto luego de chupar sangre.
En mis mejillas dos líneas secas resaltaban sobre mi piel, ya se me acabaron las lágrimas y sólo me quedaba una voz ronca y un silencio sepulcral.
Detrás de mí escuchaba los murmullos de mis tíos y parientes, "zorra", "desvergonzada", "bastardo", "infidelidad", esas eran algunas de las palabras que se distinguían fácilmente entre los susurros.
Muchos de los presentes eran gente que nunca vi en mi vida, gente que sólo vino porque se les dio la invitación, en realidad no entendían lo que sucedía ni conocían a mi madre.
"¿¡Está aquí...!?".
"¡Que desvergonzado!".
"Ese debe ser el amante...".
"Seguro es el padre real, mira ese mechón blanco en su cabeza y su rostro, es idéntico".
La sala que antes estaba lleno de susurros ahora era ruidosa, escandalosos, todos son demasiado escandalosos.
En el momento en el que iba a levantarme para callarlos un hombre alto y elegante se puso a lado mío, alto, aproximadamente 1.90m.
Miró a mi madre en silencio sin ningún interés en mí o la gente a nuestras espaldas, su cabello negro y facciones eran extremadamente conocidas, sí, lo veía cada mañana en el espejo.
Tragué saliva amarga y lo seguí mirando, en mi cabeza lo negué una y otra vez incluso sabiendo la verdad.
Estiró su mano derecha para colocar algo en el pecho de mi madre, me asomé y lo vi, una rosa roja, una rosa en un funeral.
Tomó suavemente la mano derecha de mi madre para luego sacar algo de uno de sus bolsillos, un aro dorado fue puesto en el dedo anular, mis dientes estaba chirriando como una puerta vieja.
Cuando soltó la delgada mano me precipite a hacer lo mismo en sentido contrario, miré el anillo por un instante y luego lo miré, nuestros ojos se cruzaron y una rabia incontrolable salió desde el fondo de mi corazón, arrojé el anillo a su rostro con toda la fuerza que pude encontrar.
Su inexpresivo rostro se mantuvo igual, se arrodilló y tomó el anillo del suelo, miró a mi madre un ínstate y volvió a mirarme.
"Tus ojos... Son iguales a los de ella, también son verdes".
Esas fueron las palabras que salieron de su boca, lo miré sin hacer ningún tipo de expresión, aunque creí que ya no era posible unas gotas empezaron a caer de mis ojos, como un espejo con el tiempo adelantado lágrimas también brotaron de sus ojos y cayeron por sus mejillas.
"Sí".
Respondí con una sola palabra, tenía mucho que decir, pero esa era la única palabra que pude empujar a través de mi garganta.(+)
"Creó que el mechón es muy lindo, es tu encanto".
Una dulce rubia de cabello ondulado jugaba con mi cabello y me sonreía, podía sentir sus suaves muslos bajo mi cabeza y sus esbeltos dedos cepillando mi cabello, su dulce perfume floral consentía mi nariz mientras que su perfecta sonrisa mis ojos.
"¿Mi encanto?".
Pregunté con una sonrisa.
"Así es. Tu encanto es esté, si no nos encontramos después de años te reconoceré por esté mechón, es el encanto que te hace único".
Respondió rápidamente, se inclinó un poco y yo levanté mi cabeza, nuestros labios se tocaron y nuestras lenguas se entrelazaron intercambiando saliva, tan dulce, su beso es tan dulce.
"...te amó, Milena".
"...te amó, Max".
Nuestros labios se separaron y nos miramos a los ojos, el azul claro en sus ojos era todo mi mundo en esté momento, nos volvimos pareja hace unos dos meses y el golpe de la muerte de mi madre se amortiguó un poco gracias a ella.
Su cabello dorado, su piel blanca y suave como la seda, su sonrisa amable e inocente, sus ojos puros y claros, su dulce aroma a veces frutal y a veces floral, su infantil risa cuando bromeó con ella, su suave almohada de regazo en el almuerzo, sus cálidas manos tocando mi mejilla, su suave respiración en mi cuello cuando la llevó en mi espalda. Nadie creería que en tan sólo 2 meses no habíamos acercado tanto.
Aún recuerdo el día que la conocí, un mes después de la muerte de mi madre, yo estaba en el suelo después de una pelea, habían insultado a mi madre.
Mientras me compadecía de mí y mi situación un dulce ángel rubio se me acercó, una chica un año mayor que veía en los pasillos a veces, me limpiaba el rostro con un pañuelo húmedo con olor a fresa.
Después de eso comenzamos a pasar muchísimo tiempo juntos, nos saltamos muchas clases para estar juntos, casi siempre salíamos juntos después de la escuela.

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Level Up
FantasyMax Offront, un estudiante universitario de 21 años, despierta en un mundo extraño en el cual por alguna razón puede revivir cada vez que muere, como en un videojuego. Luego de entender su situación decide poner un objetivo fijo, sobrevivir, y empie...