Ese mismo día que salí de la cárcel fui de nuevo al lugar, era de día a lo que recuerdo e iba corriendo con el cuerpo lleno de ansias, pero cuando estaba más cerca recordé el miedo que la chica sentía por mí, ¿y si algo salía mal por eso? Estaba seguro de que ella forcejearía conmigo. Que más daba, no me rendiría porque la iba a ayudar.
Estaba aterrorizado afuera del matadero, les juro que estuve a punto de meterme cuando escuche un fuerte golpe seguido de un chillido de dolor. Quien sea que tenía a la chica atada estaba con ella y lo peor de todo; torturándola.
Si claro, seguro piensan que estaba actuando como todo un cobarde porque pude haber entrado y enfrentarme a ese sujeto pero ese era el problema. Ni siquiera sabía ¿realmente era uno? Por los golpes de su cuerpo y rostro también dudaba que estuviera limpia la persona. Estaba armada.
"No seas idiota, no eres un héroe, lárgate de ahí antes de que puedan hacerte daño".
Mi subconsciente trataba de hacerme entender de todas las formas posibles, pero por alguna razón yo no quería moverme de ese lugar, la policía no me creyó, yo era el único que sabía de ese lugar al parecer, si bien no era un héroe podía convertirme en uno.
¿Qué podría pasarme? (Si, ignore todas las posibilidades en donde hasta muerto podía salir) que más daba, estuve escondido un poco lejos del lugar, después de cinco minutos de escuchar el llanto de la chica creí que sería mejor alejarme un poco para esperar a que esa persona se fuera.
Regrese algunas horas después con mis manos metidas en las bolsas de mi pantalón, me di cuenta de que aun traía el chocolate que una chica me había regalado unos cuantos días antes cuando fui a su casa.
Espere unos minutos cerca de la ventana para confirmar que no hubiera ruido, subí como si nada usando los barrotes como escaleras y de un brinco ya estaba al otro lado.
Ese día está un poco más borroso de mi memoria por alguna razón pero de la misma forma lo que recuerdo es que no tenía la máscara puesta, ni estaba atada de las manos, solo traía un collar grueso de metal con una cadena que estaba conectada a la pared.
Me vio, sus ojos se hacían pequeños con cada paso que daba, no dije ni hice ningún ruido, cuando estaba más cerca de ella me miro de arriba abajo, traía la misma ropa de ayer ¿me recordó?
Se arrincono abrazando sus rodillas aun viéndome, estaba atenta a cualquier movimiento que hiciera, su nariz estaba sangrando un poco.
Tome valor para acercarme de nuevo, no sé, no entiendo porque no gritaba, se notaba que estaba muerta de miedo, estaba tan aterrada que se empezó a hacer bolita en su lugar, lo único que hice fue acariciar su cabello enredado y sucio.
Recibí un manotazo de su parte, con la misma fuerza desganada, tuve una idea, saque el chocolate de mi bolsa y lo destape frente a sus ojos. Gracias a la luz del día pude notar algo que el día de ayer no, sus ojos eran enormes y de un color miel muy notorio con una combinación de rojo por tanto llorar.
Hice una señal de que guardara silencio y le mostré el chocolate.
Me apunte antes de abrir la boca para luego apuntarla a ella esperando a que me comprendiera, sorprendentemente abrió la boca, trague saliva tratando de olvidar todas las posibles escenas de tortura que pudo haber pasado cuando hacia eso.
Puse el chocolate en su boca pero ella seguía con la boca abierta.
–T-tienes que comerlo... –solo tengo claro haberla visto masticar de manera lenta el dulce.
Su rostro jamás supe que significado tuvo y pensándolo bien es complicado de explicar. ¿Sería la primera vez que estaba probando un chocolate? O simplemente estaría recordando el sabor de este. No tengo idea, creo que pensare en eso hoy.
Ese día también busque algo en el lugar que pudiera ayúdame con esa enorme cadena que la atrapaba, cada rincón que explore fue aterrador, encontraba cosas con las cuales ella estaba siendo torturada, lo sé porque algunas tenían sangre seca encima.
Encontré una pequeña llave que por poco la arrojaba lejos porque ¿quién carajos sería tan estúpido como para dejar la llave que abría esas cadenas en un lugar un poco visible?
Camine incrédulo jugando con ella, la chica seguía mirándome aún pendiente de cada uno de mis movimientos, estaba arrodillada en el suelo así que yo me agache para quedar de su altura y le mostré la llave con una sonrisa ladina en mi rostro.
Mi sonrisa se borró cuando la llave encajo perfectamente con la cerradura, mi estómago se revolvió de forma brutal y mi respiración se agito.
No sé porque ella tenía una mirada tan tranquila, incluso su pecho subía y bajaba lentamente. ¿Acaso sabía que posiblemente su infierno se había acabado?
Me deje caer hacía atrás agarrando mi cabello, primero sonreí pero luego comencé a llorar como tarado. En mis manos estaba la libertad de una persona, no sería nada de problema soltarla y listo. Como dije antes, me la llevaría a la comisaría para que ellos pudieran ayudarle mejor de lo que yo pude hacer.
Esa chica hizo algo que jamás olvidare, tomo mi mano de golpe y con su dedo índice marco una serie de letras en la palma de mi mano. "S" comenzó de forma lenta... "A" siguió de la misma forma... "L" tenía su pulso muy tembloso... "V" aun así su mirada estaba relajada... "A" incluso debo reconocer... "M" que me estaba tranquilizando... "E".
Se puso a llorar de una forma que seguía sin creer, las lágrimas rodaban por sus mejillas, no deje que una más lo hiciera, limpie sus lágrimas y le di un corto abrazo.
Todo se reproducía en cámara lenta ese día, mis parpadeos, mi respiración, mis movimientos y el sonido de la cerradura siendo abierta hasta el ruido que hizo la cadena tras azotar en el suelo.
Íbamos tan bien pero todo se alentó el doble con el ruido de la puerta principal interrumpiendo nuestro perfecto intento de escape...