No estoy seguro de si fue después de eso cuando deje de asistir a fiestas, de lo que si estoy seguro era que me paso otras veces más el dejar a chicas en la cama por regresar corriendo a casa aterrado por alguna razón que desconocía en esos momentos.
Ahora quizá si sepa la razón y prefiero que ustedes la adivinen.
Lo peor de todo era que las personas notaban la distancia que estaba tomando, claro de ser un alma de las fiestas y un puto Don Juan pase a no hablar con nadie por horas y no salir de mi habitación con el pretexto de "sentirme mal".
Hony por su parte se le veía tranquila, me sentía mal por ella, era casi lo mismo como estar en aquel lugar solo que sin los maltratos claro.
Más o menos paso una semana o dos, no era ese tipo de persona que tuviera muy presente la noción del tiempo pero si recuerdo cuando le regale un pequeño peluche rosa a Hony. Fue como ver un gatito explorando algún lugar nuevo pero desde ese día no lo soltó y ahora mismo lo tengo en mis manos con el olor natural de ella.
A decir verdad fue una chica muy dulce en ese tiempo, aunque también muy asustadiza, se escondía cada vez que escuchaba a mi amigo acercarse a la puerta para decirme que la comida o cena estaba lista.
Esa noche me hizo una serie de preguntas, sospechaba de Hony o al menos eso pensé hasta que dio su veredicto final: "Eres gay, he visto que llevas ropa de mujer a tu habitación y ya no sales de fiesta tampoco has traído a chicas aquí". Esa noche reí como nunca, pero también me asuste porque tenía que darle una explicación, no dejaría que pensara que era gay.
Hasta que él solo me dio una excusa.
"¿Tienes a alguien contigo en esa habitación? No me digas, por fin sentaste cabeza y trajiste a una chica a vivir contigo ¿es eso?"
Asentí dándole la razón, no lo sé, quizá con eso ella podría salir de ese pequeño cuarto a estar con nosotros en la sala o pasear en el pequeño patio que teníamos en la parte trasera.
Aún seguía buscando una solución, sabía que ella no podría estar conmigo toda la vida.
Al día siguiente me perdí todo, me quede acostado en mi cama con un enorme vacío en mi interior, me sentía desganado, no quería ver a nadie excepto a Hony que estaba sentada en el piso a mis espadas abrazando al peluche.
Ya tenía algunos días llorando en la ducha, escondido de todos los ojos que pudieran verme y de los oídos que pudieran escucharme pero esta vez no pude contenerme. Sin darme cuenta mis lágrimas estaban saliendo sin control alguno, no era la primera vez en mi vida que me sentía de esa forma, por eso comencé a salir de fiestas y a follar como si no hubiera un mañana y ahora eso me había hartado.
"¿Ahora qué puedo hacer?" Me pregunte haciéndome ovillo olvidando todo a mí alrededor.
Sentí un leve toque en mi espalda, me hizo girarme de prisa, Hony me escucho llorar... estaba apenado, tantos años que aguante el llanto frente a todos incluyendo mi familia se fue al caño en ese día, lo recuerdo perfectamente.
Intente taparme el rostro pero ella fue más rápida, con su mano tomo la mía e hizo algo que el solo recordarlo acelera mi corazón como en ese momento.
Limpio mis lágrimas viéndome con esos ojos naranjosos que me robaron el aliento y antes de que pudiera reaccionar me abrazo. Tan fuerte que me desmorone ahí mismo por completo. Si bien se sentía muy cálido estaba sacando todo lo que sentía.
Saben, hay algo que jamás olvidare, ni estando del otro lado de la vida. Y es que cuando se separó de mi vi por primera vez su rostro sin ninguna herida, estaba limpio de cualquier moretón y lleno de pequeñas pequitas que hacían juego con ese ligero tinte rosado de sus mejillas. Hony era la chica más hermosa que había visto en mi vida...