<< Meednight >>

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El aire frio de otoño movía ligeramente las hojas de los árboles, haciendo que una que otra hoja cayera, oyendo el crujido de estas mismas debido a los estudiantes que pisaban las hojas de colores amarillentos.

Le gustaba mirar aquél cielo en esa estación del año, dónde el sol se ocultaba y dejaba ese rastro de luz cálido, avisando que ya se estaba yendo y volvería la fría luna en su lugar.

El rubio de aspecto angelical se sienta en uno de los asientos de ese pequeño parque para ver ese espectáculo visual.

Después de clases el ojiazul iba sin falta allí, a veces leía libros sintiéndose muy cálido por los últimos rayos que dejaba el sol en el cielo. La mayoría de veces el cielo era gris por la estación casi llegando a invierno, no era como si se quejara al respecto pero le parecía un poco aburrido ese color.

Vivía solo. Una sola persona iba de vez en cuando a su casa, el profesor Fikira, tenían una relación como si fuera padre e hijo. Pero debido a el trabajo de Fikira en el extranjero, lo único que podía hacer por Ryo era pagar sus gastos desde afuera.

Tanto él como el profesor se conocían casi desde que él era un bebé. No sabía nada de sus padres, pero tampoco es como si le importara mucho, por algún motivo nunca le dió vueltas al asunto.

Ryo Asuka, estudiante de secundaria, se coloca en el mismo asiento, mirando aquel sol desaparecer, tranquilo, apuntando algo en su pequeña libreta. De momento en momento miraba el sol como si estuviera acordándose de algo y vuelve a apuntar, con una letra muy pulcra. El día estaba gris nuevamente, la llegada del invierno parece haberse adelantado a su parecer, se encontraba con el uniforme de estudiante, su bolso, una bufanda color rojo y un suéter color beige que le quedaba un poco grande.

En su libreta apuntaba sus sueños extraños, si alguien pudiera leer aquello de principio a fin, diría que es casi imposible soñar siempre con la misma persona casi un mes completo.—Y menos alguien que nunca viste— .Pero por alguna razón al soñar con aquel ser, aquel ser que tenía su piel canela, pelo azabache y un sonrisa que iluminaba todo, el rubio lloraba, al despertar siempre lloraba, como si esa sonrisa fuera lo que anhelaba y no podía tener, despertaba con esa sensación en su pecho como si le faltara algo, era muy extraño y estresante a su parecer. Nunca lloraba, podría decirse que el rubio se considera como alguien sin mucha empatía.

Miró hacía arriba, viendo como el cielo de a muy poco se convertía en un azul de media noche, avisando la llegada del anochecer, la fría oscuridad. Se levantó  de su respectivo lugar y se dispuso a caminar a su casa, cansado de las clases —Pensando quizás en comprar una bici—.

Al llegar a la estación de bus, casi de inmediato viene su bus y acto seguido sube, pagando su viaje. Dispone a caminar hasta encontrar un asiento de dos vacío —Siempre del lado de la ventana— y escuchar alguna que otra canción en el transcurso de su viaje hasta su destino.

Es molesto cuando alguien tiene tantos asientos vacíos y solo elige sentarse con el que tiene cara de pocos amigos. Lo mismo le estaba pasando a el tierno rubio, pensando en mil maneras de matar a la persona que estaba sentado a su lado por perturbar su espacio.

Luego de quizás 15 minutos, casi llegando a su destino y pensando que tiene que hablar para pedir permiso, la tonta persona se levanta, tocando la bocina para indicarle al chofer que debe descender a la próxima parada.

El pequeño rubio pensó aliviado que al menos no tuvo que hablar. Miró a esta boba persona y de alguna forma, por su perfil, algo le pareció un poco familiar. De alguna forma su corazón sentía que iba a saltar de su pecho. ¿Acaso se sentía nervioso o algo? No lo entendía para nada. Pero debía concentrarse en descender para no caminar más de la cuenta.

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

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I'll keep you safe in these arms of mine. (RyoKi) | Devilman CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora