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Tweek ajustaba su mandil fuertemente de sus caderas, y con mucha flojera pasaba un trapo por las mesas limpiándolas. Hoy habían venido muchos clientes, y estaba agradecido, claro, que el negocio de sus padres diera tan buenos frutos, pero, vamos. El era el que tenía que limpiar todo el desastre que quedaba y eso no era algo que la agradara mucho; pues sus uñas se despintaban y acababa de hacérselas. ¡A la mierda a quien no le gustara! La ropa ni los accesorios tienen género y todos son libres de usarlos.

Sacudió su cabeza para sacarse el enojo que sus pensamientos le habían ocasionado y se centró en terminar rápidamente; eran ya algo por ahí de las siete y Token y Clyde no tardarían mucho en desocuparse . Token probablemente vendría del gimnasio y Clyde tenía entrenamiento de americano.

Tweek dejó las mesas relucientes y tomó camino a la barra, en donde preparo sus tres últimas bebidas del día, como tenía flojera no se quería poner creativo, así que solo vertió agua caliente en vasos y puso tres tés diferentes que sabía que eran del agrado de cada quien y, aunque no era muy común que el tomara té, hoy solo quería algo más suave. Se despidió de sus padres diciéndoles que los vería en casa y tomó el porta bebidas de cartón tomando camino a la avenida que estaba prácticamente al otro lado de la calle, donde había mesas para sentarse, pues esa avenida era en donde estaban todos ese tipo de puestos como cafeterías, pastelerías, comida, etc.

Encontró una mesa vacía, ocupo un asiento para esperar a sus amigos, su celular sonó, era Token.

Ya estamos a punto de llegar, Tweekers, encontré a Clyde en el camino, pasaremos a comprar algo, nos vemos en 5.

Tweek respondió con un emoji de una cara sonriendo cuando le llegó otro mensaje.

¿Que está haciendo este rubio bello?

Y no. No pudo evitar sonrojase y pintar una sonrisa en su carita, a él le gustaba eso, le gustaban los halagos, los apodos cariñosos, los mimos y todo eso que lo hace sentirse hermoso. Por qué lo es, lo sabe, pero no está mal que alguien te lo recuerde de vez en cuando.

Nadaa, esperando tu mensaje. :(

–Oh, bien. Asunto arreglado, chiqui, espero no haberte hecho esperar mucho. –El ambiente de los mensajes se tornaba algo coqueto.

–Solo un poco.

–¿Que puedo hacer para compensártelo?

–Harán falta muchos besos para arreglar esto, recuérdalo bien, Tucker.

–No tengo más remedio que acatar sus órdenes.

Tweek sonrió, le gustaba esto.

–¡Tweekers!–Gritaron, y el rubio salto asustado en su asiento, estaba tan embobado que no se dio cuenta cuando sus dos amigos se posaron en frente de el.

–¡Demonios chicos! casi me da un infarto–Reclamo, Clyde encogió los hombros y puso la bolsa con el pan en la mesa.

–Es que estabas tan perdido que no nos notaste, ¿con quien tanto hablabas, eh?–Token lo interrogó con la mirada, mientras tomaban asiento a su lado. Tweek se puso algo nervioso, suspiró.

–Hablaba con Craig–Los dos amigos se miraron, estaban por decir algo–Esperen, esperen, les explicaré todo.

–Bien–Clyde asintió tomando su bebida seguido de Token–Si te soy sincero, esto me tiene confundido como la mierda.

–Es cierto, la verdad es que no lo podía creer, es que no entiendo como pasó.

–Entiendo, chicos, yo se que fue inesperado, pero no solo para ustedes. También lo fue para mi–Confesó.

Un trato de amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora