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Algunos años después...

La Casona/ Puebla de los Ángeles.

Una tarde tranquila en Puebla, demasiado imposible para los tiempos en los que se atravesaba, se encontraba un adolescente moreno sentado en un escritorio, escuchando las clases de un hombre ya entrado en edad. No se le veía aburrido, pero tampoco interesado, pues su mente divagaba en recuerdos que le hacían soltar suspiros cortos.

- Muchacho, muchacho... ¡Leo! - gritó el hombre.

- ¡Ah! - se sobresaltó el joven - Di-digame Don Andrés.

- ¿Cómo es posible que estés en las nubes muchacho, si tú siempre estás atento? - Replicó el hombre.

- Discúlpeme Don Andrés pero no puedo mantener la concentración.

- Tienes que hacerlo, si no ¿Cómo vais a ser un gran abogado de prestigio? Abogacía conlleva mucho estudio y trabajo, pero más en estos tiempos.

- Pero Don Andrés, nada va a pasar en Puebla, es en uno de los lugares donde menos han habido problemas. - Le dijo el jóven haciendo un ademán de despreocupación.

- No tentemos a la suerte, chaval, recuerda que en cualquier momento, la suerte se podría convertir en infortunio. - Exageró el gachupin mientras ponía una cara de mortificación. - Recuerda no confiarte mucho.

- Ahora solo tengo cabeza para pensar en tres cosas: mi familia, mis estudios y mi Xóchitl. Por eso preferí invitarla a salir a pasear un rato en la noche.

- Pues lo veo muy bien, pero si tu cita es lo que te trae así de distraído, te sugiero que pongas más empeño en tus estudios en este momento; como tú sabes, no sé mucho de abogacía, pero tampoco sabemos cuándo vuelvan a abrir las puertas del conocimiento en las escuelas. - Ambos miraron hacia afuera de la ventana, que gran nostalgia en sus rostros, él hombre volteó quedando frente al muchacho. - Aunque tampoco me sirve de mucho darte clases cuando tu mente está divagando, puedes retirarte.

- ¡¿Enserio?! Gracias don Andrés - No tardó el moreno en recoger sus cosas del escritorio cuando ya estaba listo en la puerta para irse, se despidió de abrazo del anciano y bajó a toda velocidad, cruzó por la cosina y vió a Gloria.

- Leo ¿Tan pronto terminaron? ¿Ya te vas? - Dijo la mujer quitándose el mandil.

- Sí, es que tengo que hacer algo antes de la noche.

- Ahhh ¿Es lo que me dijistes el otro día? - Insinuó poniendo una cara de picardía.

- No sé, se me hace muy pronto, ¡ah! Y para que no te corrija Don Andrés Gloria no se dice "dijistes" se dice "dijiste" nada más sin la "s".

- Ay perdona Leo, es que se me sale.

- No te preocupes, es solo que no me gustaría que se vuelvan a burlar de tí como otras veces. Bueno ya me voy.

- Claro, y muchas gracias.

- ¡Adiós! - Se despidió el joven agitando su mano y corriendo hacia la panadería.

Al llegar no encontró a nadie, de seguro su abuela y nana habían salido a la plaza, así que se apresuró para cambiarse la camisa y salir corriendo en dirección a  la hacienda "La fantasma" donde Xóchitl trabajaba de cocinera y Gato de peón. Al llegar No se veía nadie, entonces escuchó unos pasos que venían hacia él, Era el tío de Valentina. Don Joaquín.

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⏰ Última actualización: Oct 19, 2020 ⏰

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