Capítulo 20

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Narra Charly:

Estas “vacaciones” sí que nos han llegado cartas de Ron y Hermione, con dulces.
Ahora es de noche, Harry no para de jugar con su varita y yo estoy leyendo.
H: -Lumos máxima-
De repente oigo un ruido y Harry me mira, rápidamente, el deja de hacer luces y yo dejo el libro al lado de la cama. Nos escondemos bajo las sabanas y la puerta se abre de golpe, cómo no, es Vernon mirando si estamos despiertos.
Después de unos segundos se cierra la puerta y nosotros volvemos a lo que estábamos.

Ya es de día, llueve, y la hermana del tío Vernon vendrá a comer. Y creo que decir que es una persona, seria insultar a la raza humana. Es odiosa, siempre nos insulta e insulta a nuestros padres. Es una arpía.
Están llamando a la puerta, seguramente será ella.
P: Charly, abre la puerta.
Yo la abro y Marge entra con su perro y casi tirándome el paraguas en los brazos.
P: ¡Marge, que alegría!
El tío Vernon pasa después, y yo entonces veo la oportunidad de decirle lo de la autorización.
C: Tío Vernon, necesito que nos firmes esta autorización.
Digo yo mostrándole las autorizaciones para la salida a Hogsmade.
V: ¿Qué es?
Harry se pone a mi lado.
H: Nada, es para la escuela.
V: Luego, si os comportáis, tal vez.
C: Lo haremos si se comporta ella.
Digo yo entrando al salón junto con Harry. Marge nos mira.
M: Ah, veo que seguís aquí.
C: Sí.
M: No digas “sí” con ese tonito impertinente. Bastante hace mi hermano con manteneros. Yo les habría llevado al orfanato si hubieran aparecido en mi puerta.
Harry y yo la miramos con mala cara y ella se tira a abrazar a Dudsley.
M: ¡Es mi Dudders mi lindo sobrinito! ¡Dame un besote!
V: Subid las cosas de la tía Marge.
C&H: Vale.
Vamos hacia la entrada otra vez y cogemos las cosas para llevarlas arriba. ¡Madre mía! Parece que lleve piedras.
C: Uhg… ¿Qué lleva aquí?
Subimos las pertenencias y luego bajamos para servirles la comida.
M: Termínate el plato de mami. Muy bien, Ripi-pú.
¡¿Quién mierdas le pone Ripi-pú a un perro?!
V: ¿Puedo tentarte Marge?
Dice tío Vernon enseñándole un brandy a Marge.
M: Bueno, solo un poco.
Harry y yo estamos quitando todos los platos de sobra mientras ellos hablan, llegamos a la cocina y suelto los platos de mala manera.
C: Cómo la odio, Harry.
H: Yo también la odio Charly. Pero tranquila, de aquí un rato se irá.
C: Ya lo sé.
Digo yo ahora, dándole una sonrisa. El me la devuelve y volvemos al comedor para seguir quitando platos.
M: Excelente aperitivo, Petunia.  Eh, tú.
Y me hace gestos para que le saque el plato al perro.
M: Yo hago fritos. No tengo tiempo para cocinar con mis 12 perros. ¿Quieres un poco de brandy-bindi-windy-wandy para mi Ripi-pi-pú?
Ella se agacha, le da brandy de su propia copa y yo pongo cara de asco.
M: ¿A qué viene esa cara?
Yo salgo de mi trance y respondo:
C. No, nada.
Y sigo limpiando.
M: ¿A donde dices que los enviáis?
V: Al San Bruto. Está especializado en casos sin remedio.
M: ¿Usan la vara en San Bruto muchacha?
Dice medio borracha mientras me mira. Y Tío Vernon me hace señales para que diga que sí.
C: Oh, sí, nos han dado verdaderas palizas. ¿No Harry?
Digo yo mirando a Harry.
H: Sí, sí claro.
M: Excelente. No soporto esas ñoñerías de no pegar a los que se lo merecen.
Yo me empiezo a enfadar y me doy la vuelta para que no lo noten.
C: Tranquila, tranquila.
Me digo a mi misma. Harry se pone a mi lado y me coge de la mano tranquilizándome.
M: Pero tú, no te sientas culpable de esta situación, Vernon. Esto tiene que ver con la sangre, la mala sangre siempre aflora.
Ella sigue hablando, y cómo más habla más me enfado. ¡?quien se ha creído para hablar mal de nuestros padres?! Harry sigue cogiéndome de la mano para tranquilizarme, pero yo ya estoy muy furiosa y no escucho nada más que mi corazón acelerándose cada vez más, y las ganas que tengo de que reviente de una vez, hasta que oigo unos gritos detrás de nosotros. Me giro y veo cómo Marge esta hinchada y flotando, con Vernon intentándola ayudarla, pero esta se va volando por la ventana.
Harry y yo nos miramos.
C: Harry tenemos que irnos de aquí.
El asiente y subimos corriendo hacia arriba para coger nuestras cosas. Cogemos cada uno su baúl y empezamos a poner cosas. Vamos hacia abajo, pero Vernon nos corta el paso, y me mira.
V: ¡Bájala ya! ¡Ahora mismos!
C: ¡No! Se lo tiene bien merecido.
El me agarra de los brazos y Harry saca su varita.
H: Quítale las manos de encima.
El me suelta y seguimos bajando.
V: No podéis hacer magia fuera de la escuela.
H: ¿Sí? Pruébalo.
V: No os admitirán esta vez. No tenéis a donde ir.
C: Nos da igual. Cualquier lugar será mejor que esta casa.
Salimos de allí y vamos a sentarnos delante de un parque lejos de esa zona. A lo lejos aún se puede ver a Marge flotando.
Me acerco a Harry, apoyo mi cabeza en su hombro y él apoya la suya en la mía. Nos estamos un rato callados. Pero no es un silencio incomodo, más bien es un silencio muy cómodo. De repente se apaga la luz, los columpios se mueven solos y se escucha como si un perro estuviera detrás de unos arbustos. Nos levantamos y sacamos nuestras varitas, el perro ladra, Harry y yo caemos al suelo y una gran luz se hace presente a nuestra derecha. Nos giramos y vemos a un autobús azul que viene hacia nosotros. Las puertas se abren y dejan ver a un chico con uniforme de trabajo y masticando chicle. Coge un papelito y empieza a leer.
Chico del chicle: Bienvenido al autobús Noctámbulo, transporte de emergencia para el brujo o mago extraviado. Me llamo Stan Shunpike, estoy a su disposición esta noche. ¿Qué hacéis en el suelo?
H: Nos hemos caído.
S: ¿Para qué os habéis caído?
C: No ha sido a propósito.
Digo yo mientras me levanto y ayudo a levantar a Harry.
S: Anda, subid, ¿a qué esperáis? Que vamos a echar raíces.
Harry y yo miramos donde antes había estado el perro gigante, pero ya no hay nada, vamos a coger nuestro equipaje pero Stan nos lo impide y las sube el con algo de dificultad.
Entramos y vemos que está lleno de gente durmiendo.
S: Venga, vamos, avanzad.
Nos lleva hasta unas camas y deja las maletas ahí y nos da un ticket. Él le da dos golpecitos al cristal de detrás suyo y dice:
S: Dale caña, Ern.
Una cabecita cortada y colgada como adorno, repite:
Cabeza: ¡Dale cañita, Ernie!
El conductor se despierta y empieza a conducir rápidamente. Harry y yo nos cojemos a las barras de la cama e intentamos no caernos.
S: ¿Cómo decíais que os llamabais?
C: No lo hemos dicho.
S: ¿Tampoco a donde os dirigís?
H: Al Caldero Chorreante, en Londres.
C: Y los muggles, ¿no pueden vernos?
S: ¿Muggles? Esos no se enteran de nada.
Cabeza: ¡Pero si les clavas un tenedor brincan! ¡Cuidado Ernie, abuelita con tacataca a las 12!
El bus para de golpe y Harry y yo salimos volando hacia el cristal.
Cabeza: 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…. ¡Ahora!
Y volvemos a arrancar, haciendo que caigamos en la cama.
Yo veo el periódico y veo a un hombre gritando.
H: ¿Quién es ese?
A veces me pregunto si Harry y yo tenemos telepatía o algo así.
S: Sirius Black, ¿Quién va a ser? No me digáis que nunca habéis oído hablar de Sirius Black. Es un homicida. Acabo preso en la prisión de Azkabán por eso.
C: ¿Cómo ha escapado?
S: Esa es una buena pregunta, sí, señor. ¡Es el primero que lo consigue! Era fiel colaborador de… Quien-vosotros-sabéis.
Nosotros nos miramos y Stan vuelve a hablar.
S: Veo que a ese sí que lo conocéis.
C: Sí, no sabes cuánto.
Casi chocamos contra dos autobuses pero pasamos entre ellos, haciendo que el espacio en el que estamos se distorsione, y seguimos el camino.
Llegamos delante del Caldero Chorreante y vuelve a parar de golpe haciendo que volvamos a comernos el cristal.
C: ¡Oh, Dios mío! ¡Deberías dejar de hacer eso!
Digo yo levantándome más enfadada.
S: El Caldero Chorreante.
Entra un señor gepudo al bus y nos mira.
Señor: Ah, señores Potter, por fin.
Cogemos nuestras cosas y el señor nos lleva dentro. Vamos hacia una habitación y al abrirla nos encontramos con nuestras lechuzas.
C: Harvey.
H: Hedwing.
Señor: Unas lechuzas muy inteligentes, señores Potter. Llegaron aquí cinco minutos antes que ustedes.
Entonces escuchamos un carraspeo y miramos hacia el ruido. Y el señor gepudo nos empuja para que nos hacerquemos.
¿?: Como Ministro de Magia, es mi deber, señores Potter, informarles, de que esta misma tarde, la hermana de su tío ha sido localizada al sur de Sheffield girando en torno a una chimenea. El departamento de reversión de magia accidental, fue informado de inmediato. Ha sido convenientemente desinflada y se ha modificado su memoria. No guardará ningún recuerdo de lo ocurrido. Por lo tanto eso pone fin al evento, sin nada que lamentar.
El hombre que ha estado hablando hasta ahora se acerca a nosotros y dice:
Ministro: ¿Crema de guisantes?
C&H: No, gracias.
C: Ministro.
M: ¿Sí?
C: No lo entiendo.
M: ¿El qué?
C: Los menores de edad no pueden hacer magia fuera de la escuela.
M: Oh, el Ministerio no envía a nadie a Azkabán por inflar a su tía. Aunque por otro lado, salir corriendo así. Dada la situación actual, fue muy irresponsable.
H: ¿La situación actual señor?
M: Un asesino anda suelto.
C: ¿Se refiere a Sirius Black?
H: ¿Que tiene que ver con nosotros?
M: Nada, desde luego. ¡Estáis a salvo! Eso es lo que importa. Y mañana estaréis de regreso a Hogwards. Oh, ahí tenéis vuestros nuevos libros.
El señala una montaña de libros.
M: Me he tomado la libertad de encargar que los trajeran. Tom os llevará a vuestra habitación. Supongo que no os molesta dormir en la misma, ¿verdad?
H&C: No.
Tom nos empuja para salir de la sala y nosotros llamamos a nuestras lechuzas y ellas se posan en nuestros brazos.
M: Por cierto, mientras estéis aquí lo mejor será que no… salierais.

La Saga De Harry Y Charly Potter (Ron Weasley y "Tú")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora